Opinión
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Isocronías

Tres canciones

El argüendero

Y

o no soy quien soy ni quiero
con el tiempo nada ser.
Prefiero el número cero
a un infinito poder.
Siendo nada, nada espero
y nada tengo qué hacer.

Yo no sé quién soy, ni quiero
en el mundo nada ser.
Hablo un idioma extranjero
que ni yo puedo entender,
y que no se entienda espero,
aunque espero sin saber.

Yo no soy quien soy ni quiero
a ser quien soy aprender.
Si en algo acaso me esmero
es en desaparecer…

¿Esmerarte? Sí, ya mero:
se te podría conceder.
Ahi síguele de argüendero
buscando qué revolver.

El aturdido

Si yo supiera quién soy
no lo andaría preguntando,
pero sí conmigo doy,
si he de dar, será cantando.
¿Cantando qué? No lo sé,
en eso nomás no mando.

No mando en eso, se ve,
se sabe y también se siente,
mas confío en que reviente
tanta desazón en rosa
que desparrame aromosa
su fuente sin para qué.

En eso no mando. ¿Cuándo
será que el milagro se haga
y vuelta rosa la llaga
suelte su perfume blando
y esto que tan mal me paga
sea un sin fin te estoy amando?

Habrá de ser cuando sea
y sólo entonces será.
Mientras es, pues la verdá
me quedo como si nada.
En qué alborada lo vea
no lo sé, ya se verá.

Ya me voy, ya me estoy yendo,
dulce flor del arrayán.
Voy a donde todos van
si de amor van padeciendo.
De amor busco vino y pan,
que sólo en amor me entiendo.

Ya me voy, ya me despido,
y siendo el que al fin se ausenta
en un silencio que intenta
no más contribuir al ruido
por fin mi historia me cuenta
lo que esperaba aturdido.

Sueño del venado

En un sueño que tenía
un venado me encontré
que parece que decía
por este camino ve

Seguí por ese camino
que el venado me indicó
y mi sangre se hizo vino
y mi corazón cantó