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Andy Bichlbaum, creativo que provoca a las cúpulas mediante la travesura y la burla

El humor puede confrontar al poder, pero no transformarlo: Yes Men

Enfocamos la atención en el peligro de imponer derechos del capital sobre necesidades del pueblo

Crear conciencia, el mayor desafío para quien busca impulsar movimientos sociales en EU, dice

Corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 23 de agosto de 2012, p. 23

Nueva York, 22 de agosto. ¿Cuál es la mayor vulnerabilidad de los más poderosos? Su poquitud, responde Andy Bichlbaum, uno de los Yes Men, guerrilleros creativos, agentes provocadores contra el orden empresarial y ángeles vengadores del 99 por ciento.

Una de las armas más efectivas de los David contra los Goliat es el humor, la travesura y la burla. Que se haga en la cara de los Goliat, de hecho, peor aún, infiltrados entre ellos, disfrazados de ellos, no sólo es inaguantable, sino que revela qué tan vulnerables son. Ése es el objetivo de los Yes Men.

Lo han hecho con algunas de las entidades más poderosas del planeta: la Cámara de Comercio de Estados Unidos (en una conferencia de prensa en el Club Nacional de Periodistas se presentaron como representantes de ese organismo para anunciar que cambiaría de manera drástica su política sobre asuntos ambientales, obligando a que la Cámara desmintiera primero pero creando con ello una pesadilla de relaciones públicas, y fue obligada a adoptar nuevas políticas ambientalistas), la Organización Mundial de Comercio, Shell Oil, Halliburton, Dow Chemical (provocaron un desplome de sus acciones al anunciar, como representantes de la empresa en la BBC, que se destinarían 12 mil millones para limpiar el desastre de Bhopal en India, algo que la empresa fue obligada a desmentir), General Electric (con un comunicado de prensa en papel membretado de la empresa, anunciaron que siempre sí pagaría impuestos que evitó pagar sobre miles de millones en ganancias provocando noticia nacional y otra más cuando la empresa dijo que no lo haría), entre otras.

Así han capturado la atención nacional e internacional en varias ocasiones, con consecuencias, pues, maravillosamente divertidas para todos menos para sus blancos.

Andy Bichlbaum, en entrevista con La Jornada en Nueva York, donde reside, explica que el humor es una manera de confrontar al poder, pero en sí mismo no puede transformarlo. La transformación ocurre por la movilización del pueblo, de las masas, la indignación pública y masiva, y la organización seria. Confrontar al poder poniendo en relieve el problema y hacerlo visible, se beneficia con el humor; eso se ha hecho durante mucho tiempo por activistas. Tal vez lo mejor de Gandhi fueron las cosas chistosas que hizo, como eso de la Marcha de la Sal, o sea, llevar a un montón de gente para ir recogiendo sal retando a los británicos a detenerlos. Obviamente lo que sucedió no fue tan chistoso, pero la premisa básica es muy ingeniosa.

Yes Men es un proyecto de Bichlbaum y Mike Bonanno, pero en el cual participan muchos más, dependiendo de la travesura, y que también capacita, a través del Yes Lab a organizaciones sociales y activistas para emplear este tipo de tácticas. La sede del Yes Lab es el Centro Hemisférico de Performance y Política de la Universidad de Nueva York.

Ellos definen a un Yes Man como alguien que usa cualquier medio necesario para ingresar a los bastiones fortificados del mundo empresarial y comercial, crear un espectáculo que revela una verdad, después difundir la travesura y ofrecer al público un vistazo de lo que ocurre detrás del escenario de ese mundo. Explican que usando humor, verdad y locura atraen la atención de los medios para revelar algunos de los mecanismos que se emplean para mantener el poder por las cúpulas y también porque es absurdamente divertido. Su objetivo central, agregan, es enfocar la atención en los peligros de las políticas económicas que imponen los derechos del capital sobre los de las necesidades de los pueblos y el medio ambiente. Y afirman que sus tácticas no son deshonestas: “necesitamos ser engañosos para lograr una condición de honestidad… Pero no mentimos”.

Bichlbaum, en conversación con La Jornada, señaló que los poderosos no son vulnerables al humor de manera directa, pero sí a los efectos del humor, ya que ese uso de una travesura es dar a conocer una verdad acerca de los poderosos para que la gente tome acción. Los poderosos son vulnerables a la democracia. El humor puede ayudar a que la democracia sea vital al revelar hechos incómodos.

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Andy Bichlbaum, uno de los integrantes de Yes Men, proyecto de creativos provocadores contra el orden empresarialFoto Elizabeth Coll

Pero sobre todo, subrayó, es dar a entender que el hecho de que en un país como éste, donde unos 400 ricos concentran una riqueza equivalente a la que tiene una mayoría de la población, quede claro que si queremos hacer algo juntos, si los muchos deciden eso, pues fácilmente se puede lograr, ya que los otros son tan pocos.

Nos falta memoria histórica

¿Pero entonces, por qué no estalla eso en Estados Unidos?

“Creo –responde– que la gente no se activa mucho porque no sabe que puede funcionar, y no entiende la manera en que sí puede funcionar. Las formas en que funciona son un poco invisibles; aquí no se conoce la historia de movimientos sociales exitosos de este país. En México todos entienden las referencias a Zapata y el zapatismo, el #yosoy 132 suele referirse a los movimientos que lo antecedieron, no creo que eso sucede en Estados Unidos. Entonces uno tiene algo milagroso como Ocupa Wall Street pero con pocas referencias a figuras y movimientos estadunidenses anteriores. En verdad no tenemos una conciencia de lucha de largo ni de mediano plazos”.

Para Bichlbaum, el movimiento más vital en Estados Unidos sigue siendo Ocupa Wall Street, aunque ya no aparece tanto en los medios. Señaló que están trabajando en comunidades y donde necesiten estar en varias luchas. Pero esta falta de memoria histórica a veces es algo positivo al permitir experimentos realmente creativos, como eso de ir a vivir a un parque y creer que con eso vas a cambiar al mundo, y lo loco es que a veces sí logra cambiar al mundo.

Lo comparó con el asombro que provocó la declaración de la guerra de los zapatistas, que sí logró cambiar muchas cosas, como ser una de las inspiraciones para la rebelión ante la Organización Mundial de Comercio en Seattle, y después eso influyó en Ocupa. Aquí lo de Ocupa es hasta más raro: declarar que vamos a frenar a Wall Street sólo ocupando un parque resultó ser una gran acción simbólica que todos entendían, y con la cual cambió el debate nacional, entre otras cosas.

La enorme influencia de otros movimientos

Preguntado sobre cuál es el mayor desafío ahora en Estados Unidos para los que buscan impulsar movimientos sociales, Bichlbaum comenta que es “crear conciencia… La información está ahí, masivamente, no es eso, es traducirlo en conciencia social. Los medios frecuentemente se oponen a ese proceso de concientización, entonces uno lo tiene que hacer a pesar de los medios… o usar los medios para nuestros propósitos”.

Apuntó que la influencia de los movimientos en otras partes del mundo –desde los zapatistas, el movimiento estudiantil chileno, y obviamente la primavera árabe y el movimiento juvenil en Serbia– ha sido enorme para los activistas en Estados Unidos, sobre todo para Ocupa.

En este país, ver a los árabes provocó la interrogante: si ellos en Egipto pueden levantarse contra ese tipo de régimen, ¿por qué nosotros permanecemos sentados aquí? Esa sigue siendo la pregunta. Pero ahí están ejemplos, afirma, como el de Serbia, donde se burlaron incesantemente del dictador a tal grado que tuvo que salir por la puerta trasera. Cuando te ríes del emperador, tal vez llegará el día en que puedes ponerte en frente de él y derrocarlo. (Para mayor información sobre Yes Men y sus hazañas: theyesmen.org)