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Seguidores de Ulises Ruiz y caciques provocan conflictos, afirma

Tolera el gobierno de Oaxaca asesinatos de luchadores sociales, acusa la Ucizoni
 
Periódico La Jornada
Viernes 24 de agosto de 2012, p. 33

La Unión de Comunidades Indígenas de la Zona Norte del Istmo (Ucizoni) de Tehuantepec, Oaxaca, condenó el asesinato del profesor Luis Enrique Martínez Cruz, cometido en Santa Cruz Xitla, y el atentado que sufrió Juan Domingo Pérez Castillo, líder histórico del Movimiento Único de Liberación y Lucha Triqui, en el centro de la capital oaxaqueña. Asimismo, exigió su inmediata investigación y castigo a los autores materiales e intelectuales.

La organización afirmó que estos hechos son resultado de la impunidad de que han gozado los homicidas de decenas de luchadores sociales y citó por ejemplo los asesinatos de Bety Cariño, Bernardo Vázquez y Catarino Torres, de los campesinos de Yosotato, la del mixe Eduardo Feliciano y la de muchos otros oaxaqueños ultimados por razones políticas y sociales.

En un comunicado, mencionó que otra razón de la violencia contra activistas sociales “es la abierta y permanente operación de grupos priístas que desde el principio de la administración de Gabino Cué han estado generando confrontaciones y promoviendo ingobernabilidad, como es el caso de la masacre de el paraje El Portillo (municipio de Santiago Choapam) ocurrida el año pasado.

Ucizoni ha denunciado que en la Secretaría General de Gobierno están enquistados funcionarios seguidores de Ulises Ruiz que generan conflictos en complicidad con grupos caciquiles, como ocurre en las comunidades de Eloxochitlán, en la región mazateca, o en Santa María Petapa, en el Istmo, subrayó.

Alertó que tras los atentados recientes, los voceros priístas han tratado de desviar la atención al imputar responsabilidad a grupos radicales o al crimen organizado; sin embargo, la intención de estas agresiones es generar más graves escenarios de ingobernabilidad. Asesinar al líder triqui Juan Domingo Pérez significa acabar con la posibilidad de encontrar una verdadera salida negociada a la violencia en que está sumida esa nación indígena. Segar la vida del profesor Enrique es provocar la necesaria respuesta de la sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, de la cual era destacado integrante. Esta violencia sólo sirve a los enemigos de la democratización de Oaxaca, añadió.