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Se tiende a destacar el lado oscuro del género erótico, dice la experta Hortensia Moreno

Si no podemos distinguir entre esclavitud, trata y pornografía, estamos en problemas

La académica de la UNAM y la UAM participó en el ciclo Cine y sexo, la mirada femenina

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Olga Sabido, Juan Solís, Hortensia Moreno y Alejandra Díaz durante la mesa de debate dentro del ciclo Cine y sexo, la mirada femenina en la Sala Julio BrachoFoto Yazmín Ortega Cortés
 
Periódico La Jornada
Sábado 25 de agosto de 2012, p. 8

Lo que más se ve de la pornografía es su lado oscuro; lo raro es cuando sale a la luz y se hace presente en los espacios abiertos. Hay una oscuridad y una voluntad de hacerla oscura, lo cual hace llevarla a un lugar delincuencial, subterráneo, que la liga a los bajos fondos y víncula con verdaderos delitos, como la trata de blancas, expresó en entrevista Hortensia Moreno, profesora universitaria desde 1975.

Es licenciada en periodismo y comunicación colectiva, docente en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde imparte teoría del discurso y semiótica. Ha dirigido 45 tesis; es doctora en ciencias sociales con especialidad en temas de la mujer y relaciones de género por la Universidad Autonoma Metropolitana (UAM) campus Xochimilco, donde se tituló con la tesis Orden discursivo y tecnologías de género en el boxeo. Es integrante de comité de la revista Debate feminista. Ha publicado cuatro novelas y libros para niños, entre otros.

Moreno participó el pasado jueves en el ciclo Cine y sexo, la mirada femenina, que organizó el colectivo Ensamble Húmedo, en la mesa Cuerpo, violencia e interpretación, que consiste en la intervención de especialistas sobre la materia que enriquecen la muestra.

La especialista añadió que se debe distinguir entre la representación y la trata de blancas, que es la esclavitud sexual, el secuestro de niñas y niños, la pornografía infantil: Si no podemos ver esa diferencia, nos meteremos en un problema cultural, porque muchas veces la pornografía tiene mucho que ver con una mirada de represión, la cual juzga el arte o la obra de alguien en función de prejuicios.

De efecto inocuo

Mucho del arte que hoy consideramos superior ha sido censurado por la Iglesia o por el Estado. Eso tiene que ver con las épocas, y no es que el arte sea peligroso en sí mismo. Hay que tener cuidado, porque esta liga que conduce a la pornografía, a los cauces de la delincuencia, sólo por prohibirla de entrada, hará que se juzgue uno de los principios actuales de la cultura: la libertad de expresión. Si no podemos distinguir entre secuestro, trata, esclavitud y por nografía, nos meteremos en un problema.

–Cultura y pornografía... ¿cada país tiene la pornografía que merece?

–En México este tema es muy amplio. El acceso a la pornografía se ha vuelto mucho más amplio debido a Internet, donde hay una cantidad impresionante de expresiones de pornografía... ¡Y gratis! Sólo al teclear ‘porno’. Eso abre un poco el panorama.

Por el otro lado, mucha de la pornografía, sino es que toda, tiene efecto inocuo. ¡No pasa nada! Después de ver cinco películas pornográficas lo único que te da es flojera, porque la pornografía es aburrida, es repetitiva, y termina por aburrir. Lo interesante es la novedad. Lo clandestino la refuerza.

–¿Qué piensa de los canales de televisión Venus y Golden, que son canales hoteleros?

–Ese es un consumo orientado por el monopolio de las televisoras, de los medios de comunicación. No es que cada pueblo tenga la pornografía que se merece: hace falta que exista actitud y movilización, que ya se está empezando a dar, que podría permitir la apertura y la democratización de los medios, de la televisión y del cine. Eso quiere decir que debemos tener acceso a mayor cantidad de canales y de espacios de producción cultural, para que haya mayor difusión de los proyectos y productos culturales. Hay sectores que siguen siendo marginales.

Más opciones

Desde luego, si se está en Televisa, se tiene la posibilidad de ser visto por todo mundo, pero una radiodifusora indígena en la sierra de Puebla, por ejemplo, sólo la van a oír unas 200 personas. Hace falta democratizar eso, sí, pero si existen más productos habrá más posibilidades de elegir. Hay que jugar, aspecto muy recuperable de la pornografía, que tiene que ver con el placer. Se cuestiona el porno, porque tiene que ver el derecho de procurarse placer. Eso tiene que ver con el sexo, pero también con las drogas y otras cosas que en la cultura occidental están prohibidas. En el judeocristianismo se consideran pecaminosas, pero empiezan a zafarse.

Moreno participó en el ciclo de conferencias De la pornografía a la pospornografía, que ha tenido llenos en la Sala Julio Bracho del Centro Cultural Universitario de la UNAM.

Para la experta es difícil decir si la pornografía provoca daños a los niños y cuál es la edad adecuada para empezar a verla. No puedo afirmar si es nociva o si hace loca a la gente. Debemos investigarlo. Las experiencias de lugares donde la pornografía está al alcance de los niños no arroja mayores índices de locura, por ejemplo. En dado caso, en los juegos de videos se trata es de matar a todos... ¿Y la violencia que hay en la televisión? ¿Esa sí es para niños? Es decir, lo que debemos pensar es que los niños son más listos de lo que pensamos.

Moreno no cree que la pornografía haga que un niño viole a su hermana. Sentir o despertar al sexo no es negativo. Hacen falta más estudios. Hay restricciones en sectores completos de la población, por el sólo hecho de ser mujeres o menores de edad... ¿a qué edad se debe poner la raya? ¿A los 18, 18 y medio, a los 25? ¿Cuándo se vuelve alguien apto para consuimir pornografía? No lo sé.

También participaron en la mesa Juan Solís y Alejandra Díaz. Moderó Olga Sabido Ramos, profesora e investifadora de la UAM Azcapotzalco y especialista en el tema.