Opinión
Ver día anteriorDomingo 2 de septiembre de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
La Casa de Mascarones
U

na de las calles más antiguas de la ciudad de México es la antigua calzada de Tlacopan. Era una de las cuatro que unían Tenochtitlan con tierra firme. Por ella huyeron los españoles del feroz acoso de los mexicas, derrota que ha pasado a la historia como La Noche Triste, que visto desde la perspectiva indígena, fue la noche feliz. Tras la conquista permaneció como una vía de gran importancia.

Aquí se estableció, a principios del siglo XVII, el convento de San Cosme y San Damián, que bautizó ese tramo de la calzada como Ribera de San Cosme. En sus alrededores se hicieron huertas, casas de campo y en el siglo XIX los famosos Tivolis, a donde iban los paseantes a hacer días de campo, jugar a los bolos y se hacían fiestas.

De las bellas y en muchos casos lujosas construcciones que se erigieron en la calzada a lo largo de cuatro centurias, en el destructor siglo XX acabamos prácticamente con todas. Una de las pocas que se salvaron se conoce como Casa de Mascarones.

En 1766 los condes del Valle de Orizaba adquirieron un huerto y mandaron construir su residencia campestre. La notable construcción destaca por su fachada churrigueresca, compuesta por almohadillados de cantera y columnas estípites que rematan con figuras de atlantes, lo que llevó a que se le conociera como Casa de Mascarones.

Durante su larga vida esta casona de estilo barroco ha albergado varias instituciones educativas, como el Instituto Científico, la Escuela de Altos Estudios, el Colegio San Luis y la Escuela Nacional de Maestros. En el siglo XX pasó a formar parte del patrimonio de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que en distintos momentos la ocupó como sede de la Facultad de Filosofía y Letras, de la Escuela de Música, cursos de verano y actualmente aquí se encuentra el Instituto de Estudios Continuos de Informática y una extensión del Centro de Enseñanza de Lenguas Extranjeras.

Poco queda de la antigua belleza del rumbo, pero hay opciones para una sabrosa comida. Una de ellas es el restaurante Boca del Río, que lleva más de 70 años en su amplio local, situado en San Cosme 42.

Como se antojan tantas cosas les propongo compartir. Que nos traigan al centro tostadas de pulpo, coctel de jaiba, quesadillas de cazón, aguachile de camarón, unos charalitos fritos, los tacos del patrón, por supuesto un coctel Vuelve a la vida y si es domingo, hay ostiones en su concha, ¡fresquísimos!