Opinión
Ver día anteriorMartes 4 de septiembre de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Proveniencia; Falsos legítimos
P

rovenance es un libro sobre falsificaciones pictóricas con la siguiente advertencia subtitulada: How a Con Man and a Forger Rewrote the History of Modern Art. La aseveración es exagerada, pero no así el contenido del libro. Un Con man es un estafador, y según la trama se encuentra personificado por un profesor, supuestamente experto en física nuclear, que se hizo pasar también como asesor artístico. John Drewe se ocupó de fabricar expedientes de obras de arte mediante documentos falsificados o bien extraídos (robados) de importantes archivos. Su meta fue probar la proveniencia de pinturas y dibujos, no de primerísimo impacto en cuanto a eminencia y valor económico, sino atendiendo a un mercado secundario cuyas autorías suponen excelencia. Se autentificaban obras poco conocidas de artistas de primera línea, como Bracque, Giacometti, Ben Nicholson, Nicolas de Stael, amén de algunos cubistas tardíos, como Gleizes e incluso otros artistas de menos relieve pero de buen mercado.

Los autores de Provenance son una pareja de investigadores con aptitudes detectivescas que viajaron más de una década por los principales centros artísticos europeos y norteamericanos: Aly Sujo falleció antes de ver el libro publicado y le está dedicado por su esposa: Laney Salisbury. De notable agilidad, el texto resultó finalista del Edgar Award y fue publicado por Penguin Books, en 2010. Los Edgards se insituyeron en honor de Edgard Allan Poe y congregan postulaciones de los Mystery Writers en varias catregorías. Provenance guarda el ritmo de thriller, está impecablemente documentado y es un texto histórico, no es un escrito de ficción.

Los protagonistas principales, fueron sometidos a juicio, el artista Myatt, como autor de las pinturas, obtuvo sentencia por complicidad, reducida a un año de prisión; permaneció encarcelado sólo cuatro meses debido a su buen comportamiento y a la ayuda prestada para la identificación de 60 de sus falsos. Drewe fue sentenciado a una condena más larga.

John Myatt, en su juventud practicante musical, es un pintor que hacia 1985 se encontraba muy empobrecido; poseedor de gran pericia para realizar copias de obras del siglo XX. Lo más reciente (2012) que se sabe de su persona es que es invitado por Waterhill Birminham Museum and Art Gallery a exponer individualmente en octubre. Exhibirá legitimate fakes (falsos legitimados) Yo no he visto más que imágenes de sus trabajos y encuentro que ni de lejos guardan la calidad de los falsos Van Meegeren, pero eso se debe a que producir imitaciones de Vermeer de Delft (caso Meegeren) implica un tipo de sabiduría falsificatoria muchísimo más ardua y técnicamente complicada de la que supondría fabricar una buena versión de algún semiabstracto del siglo XX. Al intentar fabricar pinturas de Giacometti, las dudas respecto de la autenticidad de un par de piezas provocó la intervención de Scotland Yard, que contó con la asesoría de Mary Lisa Palmer, incansable directora de la Fundación Giacometti.

A Myatt (y sobre todo a Drewe, su gurú) les quedaba claro que tanto el público como los dealers adquirían piezas de mercado secundario no porque les encontraran rasgos estéticos misteriosos o interesantes, sino simplemente debido a la firma. Gleizes, cubista tardío, la prueba, y a su falsificación siguieron otras, siempre acompañadas por dossiers de apariencia impecable. Uno de los ejes del libro consiste en la pesquisa realizada en torno a estos documentos, de proveniencia tan impecable como podrían serlo reproducciones de obras catálogadas de la Tate o del Victoria and Albert Museum, de Londres. Drewe armaba concienzudamente estos expedientes, no sólo mediante sustracciones sino igualmente por medio de adiciones que logró insertar en archivos. De aquí el subtítulo del libro. Fue verídico que ciertos archivos se vieron adulterados, rescritos en determinadas secciones..

De la entrevista televisiva Fame and the Frame proceden las siguientes aseveraciones: John Myatt trabaja con la esperanza de que la pintura terminada sea la que engañae al ojo, provocándolo a analogar su trabajo con el hallazgo de una nueva pieza realizada por un maestro reconocido. La confesión proviene de un Myath ya regenerado, que sigue ocupándose de lo mismo, pero a la vez advirtiendo su autoría en el envés de la tela, como autentificador y autor de falsos legitimados.

Se justifica como actor al afirmar: Cuando pienso en el estilo de uno de los grandes, no estoy simplemente creando una copia o una pálida imitación del original: (soy igual) que un actor que se sumerge en la caracterología de su personaje. Con esta premisa, ahora pinta Modigliani, Matisse, Whistler e incluso Jasper Johns. Y no, no hay engaño, lo que hay es negocio, pues sus trabajos se han llegado a vender en cantidades respetables, alguno ha alcanzando hasta 45 mil dólares.