Opinión
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Tiempo de Blues

The Blind Boys of Alabama

Primera llamada

D

e las loas a Dios a la música del tugurio, se llamaría la crónica del recorrido que va de los espirituales negros al blues. Himnos religiosos y cantos profanos. Aprender esos himnos fue la primera toma de conciencia social que la minoría negra experimento para así pertenecer a esa cultura general y adoptar la religión de los blancos, para tener un sitio en la estructura social de Estados Unidos.

Eso les permitió ocupar un espacio social que siempre se les había negado, pero tuvieron que hacer a un lado los restos de las creencias de su lejana África, aunque en la práctica varias de sus costumbres religiosas prevalecieron y le dieron esa característica particular a los espirituales. Practicar la religión de los blancos les daba un sentido de pertenencia. Para ese entonces los himnos luteranos ya habían sido traducidos al inglés, por lo que no sólo era un acto de imitación que les proporcionaba cierta sensación de libertad, al tener modestas iglesias y sus propios predicadores (preachers), esto es, un espacio en el que podían gritar y compartir su dolor con los oídos más incondicionales: los de su propia gente.

Los himnos europeos, sajones, blancos y protestantes (la esencia de lo wasp) fueron impuestos a los esclavos. Una nueva religión apareció en el mundo de los afroestadunidenses. En la América sajona se les prohibió prácticamente toda manifestación cultural o artística que tuviera sus raíces en su natal África. En América Latina los dioses yorubas y los santos cristianos se mezclaron y adoptaron identidades semejantes, equivalentes.

Sin embargo, las estructuras melódicas, las armonías europeas (que desconocían) cambiaron poco a poco, desde una escala pentafónica hasta las bases rítmicas, que fueron dando forma a los llamados espirituales negros, en los que florece esa característica cultural que es el canto colectivo que trajeron de África. Los cantos de trabajo y los espirituales son también dos elementos fundamentales del blues.

Segunda llamada

Cantos al Señor y a los hechos de la vida, la esperanza dominical y el canto cotidiano. En ambos casos se puede cantar por tristeza: en el góspel se canta a Dios, más bien, se le platica, se le pide que lleve por el camino de la luz o de la libertad. En el blues no hay tal libertad, puede ser una candente y dura realidad, pero es precisamente su esencia, un canto individual y necesario.

En 1524 Martin Lutero escribió: Me propongo, ante el ejemplo de los profetas y de los primeros padres de la Iglesia, escribir para el pueblo himnos en alemán y canciones espirituales. Esto trajo grandes cambios en la liturgia protestante al hacer partícipes a los feligreses de una forma más dinámica: el canto.

Hay un personaje fascinante: Harry Hoosier (1750-1810), apodado el Negro Harry, uno de los primeros predicadores negros; lo hacía incluso ante auditorios blancos, ya que era considerado el más grande orador de Estados Unidos. Harry fue un esclavo analfabeto, que servía al obispo Ausbury, a quien acompañó por todo el país a lomo de caballo. Aprendió de memoria los himnos y versículos de la Biblia y los repetía con gran intensidad, principal característica de los predicadores negros.

Tercera llamada

Los espirituales negros, primero, y los gospels, después, junto con los cantos de trabajo, fueron muy importantes en la formación del blues. Esos himnos se volvieron una de las más bellas expresiones corales de la música religiosa no sólo de Estados Unidos, sino del mundo.

Todo lo anterior no es más que el preámbulo a la experiencia maravillosa que vamos a disfrutar en el Lunario del Auditorio Nacional el 7 de septiembre, con el coro más antiguo de góspel en el mundo: The Blind Boys of Alabama, que se formó en 1939, en una escuela para ciegos de esa localidad. Primero fue mixto y después se volvió sólo de hombres, el cual es una de las agrupaciones más populares. Al principio eran cinco los integrantes y se llamaban Five Blind Boys, pero ahora son siete los integrantes, por lo que el nombre cambió; sin embargo, la tradición de interpretar góspel continúa.

Jimmy Johnson, el miembro más antiguo de la agrupación, llegó al lado de Mahalia Jackson, sin duda la más grande cantante de góspel. En su primera visita a México traen su más reciente disco, Take the High Road, en el que, con la participación de varios músicos, se logró el góspel más depurado en ese largo camino de más de siete décadas.

No será un concierto, sino un rito antiguo en el que tendremos la oportunidad de participar de las más profundas raíces espirituales del ser humano y en esta ocasión de las raíces más negras, musicalmente hablando.