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Como mandatario estaré comprometido con un único interés: el avance de la República

Un presidente democrático no tiene amigos, afirma Peña Nieto

Ante líderes políticos, sociales, empresariales y religiosos delinea los objetivos de su gobierno

No aspiro a ser un gran orador, alguien que encante con sus discursos, sino a dar resultados

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Enrique Peña en el Museo Nacional de Antropología, rodeado por Alejandro Martí, Leonardo Valdés y Gerardo Gutiérrez CandianiFoto María Luisa Severiano
 
Periódico La Jornada
Martes 11 de septiembre de 2012, p. 5

Ante líderes políticos, sociales, empresariales y religiosos, el presidente electo, Enrique Peña Nieto, delineó los objetivos centrales que tendrá el nuevo gobierno, entre los que destacó: reducir la inseguridad, con énfasis en abatir los niveles de violencia; pugnar por un mayor ritmo de crecimiento económico; replantear la política social para abatir los niveles de pobreza con un esquema de corresponsabilidad; enfatizar en la política educativa, y reposicionar el liderazgo de México en el mundo.

Peña Nieto también sostuvo que el liderazgo que requiere el país implica ejercer una presidencia informada, con capacidad de generar acuerdos entre las diversas posiciones políticas y sociales, motivando una mayor participación. Aseguró que pretende ser un mandatario democrático y dijo tener claro que un presidente no tiene amigos; está comprometido con un único interés: el avance de la República.

Congregados en el patio central del Museo Nacional de Antropología e Historia, los asistentes al acto escucharon a Enrique Peña Nieto manifestar que en el México democrático no puede disponerse de una visión unilateral, sino invariablemente mi actitud será recoger distintas visiones y construir a partir de ellas, de tal forma que se enriquezcan las visiones.

El ejercicio de una presidencia democrática obliga a quien la ejerza a que busque en todo momento el diálogo constructivo, el respeto a los otros, la disposición a celebrar acuerdos y consensos. Esta es la vía, no hay otra; no está la de la imposición o decisiones unilaterales.

Peña Nieto se ofreció como un presidente cuyo objetivo central será dar resultados de sus políticas de gobierno. No aspiro a ser un gran orador, alguien que encante con sus discursos. Aspiro a dar resultados tangibles a la sociedad mexicana. Estoy convencido de que la transparencia debe marcar el gobierno; ante ello habrán de definirse indicadores básicos para medir los logros y objetivos.

Al definir ayer sus prioridades de gobierno, el ex gobernador mexiquense destacó el combate a la inseguridad con énfasis en la disminución de la violencia, pues hay que reconocer que en los últimos años el índice de criminalidad en los delitos que más lastiman y laceran a la convivencia social, como homicidio, secuestro y extorsión, se ha incrementado más del doble de lo que se tenía hace apenas seis años.

Dijo que habrá que ajustar la estrategia para reducir la violencia e involucrar a los tres niveles de gobierno, porque está claro que la tarea de seguridad de la sociedad corresponde al Estado mexicano en su conjunto. Nadie puede quedarse atrás y menos sustraerse de esa responsabilidad, y es el gobierno federal el principal responsable de convocar y articular los esfuerzos de gobierno, recalcó.

Posteriormente habló de un replanteamiento de la política social, la cual definió como una política de nueva generación, pues juzgó que la tradicional política asistencialista, que supone que regalar dinero a través de los distintos programas sociales es la mejor manera de abatir la pobreza, sólo logra ayudar o mitigar, pero no resolver. En México hay 52 millones de pobres y 11.7 millones sufren de pobreza extrema, condición inaceptable para el México del siglo XXI.

Peña Nieto consideró que se requieren programas sociales que involucren a los beneficiarios, haciéndolos corresponsables de las políticas en esa materia para ser parte de la vida productiva que genere riquezas.

Como parte de esta nueva visión social, dijo, está la propuesta de construir un sistema de seguridad social universal, que ya ha sido debatido y analizado por especialistas.

Entre los asistentes al encuentro realizado en el Museo Nacional de Antropología se encontraban dirigentes de oposición, como el líder de los senadores panistas, Ernesto Cordero Arroyo, o el ex coordinador de campaña de Josefina Vázquez Mota, Roberto Gil Zuarth, así como el dirigente nacional del Partido de la Revolución democrática (PRD), Jesús Zambrano.

Convocados por la revista Líderes Mexicanos, también asistieron el ex obispo de Ecatepec Onésimo Cepeda y el dirigente del Consejo Coordinador Empresarial, Gerardo Gutiérrez Candiani, entre otros.

Ante ellos, Peña Nieto expresó que es necesario que México crezca a niveles muy por arriba de 2.4 por ciento, cifra alcanzada durante los pasados 30 años, y genere un millón de empleos. Consideró que en el mundo hay una visión de la potencialidad de crecimiento en México y se dijo convencido de alcanzarlo si se concretan reformas estructurales como la hacendaria, energética y laboral, que favorezcan un mejor aprovechamiento de la infraestructura y potencialidad de nuestro país.

En cuanto a la educación, el presidente electo había escuchado la intervención de Claudio X. González, quien se había referido en duros términos al papel negativo del sindicato magisterial, que ha frenado la educación. Ante ello, el empresario pidió que el gobierno recupere la rectoría en materia de política educativa.

Sobre ese tema, Peña Nieto aseguró que el derecho a la educación no sólo implica ir a la escuela, sino a tener una educación de calidad. Subrayó que la política educativa corresponde implementarla al Estado.

Se refirió a reposicionar el papel de México en el mundo, replanteando su política exterior y sus alianzas a partir de los intereses nacionales. Destacó que la relación con América del Norte no debe estar regida sólo por la seguridad y el combate al narcotráfico, sino por otros intereses del país. Destacó la necesidad de estrechar alianzas con América Latina y el Caribe, buscando mayores oportunidades de interacción.

La reunión se realizó bajo las normas de seguridad del Estado Mayor Presidencial, lo que implicó que la cobertura de los medios de comunicación se realizara tras más de dos horas de espera en el estacionamiento del museo.