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El desencuentro con España ha ido de menos a más desde 2010 y se agrava con la crisis

Multitudinaria marcha en Barcelona al grito de: Cataluña, un nuevo Estado de Europa

Millón y medio de participantes, según organizadores

No es momento para algarabías: Rajoy

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Banderas catalanas inundaron ayer las calles de BarcelonaFoto Ap
Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 12 de septiembre de 2012, p. 25

Madrid, 11 de septiembre. Centenares de miles de personas –millón y medio, según los organizadores– se manifestaron hoy en Barcelona en demanda de la independencia y su consolidación como Estado autónomo y libre dentro de la Unión Europea (UE). La manifestación se convirtió en la más numerosa en la historia de la región y confirma el desapego de Cataluña hacia España en los últimos dos años, que se ha acrecentado desde la llegada al poder del derechista Partido Popular (PP), que con su política de austeridad y recortes ha prolongado la recesión de la economía y, por tanto, el aumento del desempleo y la crispación social.

Con el lema: Cataluña, un nuevo Estado de Europa, más de millón y medio de personas colapsaron la ciudad con una reivindicación añeja pero que nunca antes había sido tan enérgica ni tan generalizada: la independencia.

El origen de este nuevo desencuentro entre España y Cataluña se remonta a 2010, cuando los magistrados del Tribunal Constitucional español neutralizaron un estatuto de autonomía consensuado entre todos los partidos políticos –con la oposición de los derechista PP y Ciutadans– y a través de un referendo que logró el respaldo mayoritario de la sociedad catalana. La sentencia de los jueces fue el detonante de un nuevo movimiento independentista, más vigoroso y de la sociedad civil –si bien con el tiempo se adhirieron los partidos políticos de vocación nacionalista– que considera que la separación de España es irreversible y cuanto antes mejor.

Fue 2010 el año del fallo del Tribunal Constitucional, pero 2012 es uno de los peores de la región por las imposiciones presupuestarias y los recortes del gobierno del conservador Mariano Rajoy, quien además se niega a negociar un pacto fiscal con Cataluña que la salve de la ruina y de un eventual rescate financiero para evitar la suspensión de pagos y la quiebra administrativa. El desencuentro entre Madrid y Barcelona ha ido de menos a más con la llegada del PP al poder, hace sólo nueve meses, con lo que una de las razones del rotundo éxito de la manifestación de hoy –que supone un antes y un después en las relaciones de ambas regiones– es precisamente la áspera relación bilateral y los continuos desencuentros de las élites políticas por la autonomía fiscal.

Barcelona se convirtió en un foro en el cual la mayoría de los catalanes mostró banderas independentistas y gritó consignas contra el Estado español y contra la ausencia de diálogo con el actual gobierno del PP, al que en un principio apoyó el gobernante partido nacionalista catalán de Convergencia i Unió (CiU), pero que en poco tiempo se convirtió el ruptura total por la negativa a negociar y las descalificaciones mutuas. De hecho, los máximos responsables del PP calificaron la manifestación de hoy de inconstitucional y delictiva, mientras el mandatario Rajoy aseguró que no es momento para algarabías, sino para crear empleos.

La plataforma desde la que la sociedad civil impulsa su independencia de España es la Asamblea Nacional Catalana, que se constituyó como tal el pasado 10 de marzo con la militancia de siete mil personas bajo un concepto similar al del movimiento social del 15M o de los indignados: es transversal, unitaria y democrática. Y que confluyen en un mismo e inequívoco objetivo: conseguir la independencia de Cataluña por medios pacíficos y democráticos, según explican en su carta fundacional. De hecho, la Asamblea cuenta con ocho mil integrantes, seis mil simpatizantes y 270 asambleas territoriales.

El presidente de la Generalitat, el nacionalista conservador Artur Mas, advirtió a Madrid que sin pacto fiscal, el camino a la libertad de Cataluña estará abierto. Mientras, desde la Comisión Europea se advirtió que si Cataluña se independiza esta nueva entidad no será parte de la UE y tendrá que pedir la adhesión.