Opinión
Ver día anteriorJueves 13 de septiembre de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Ciudad Perdida

Esther Orozco...

...la UACM...

...y su manera personal de gobernar

E

l problema en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México no tiene que ver con la calidad académica de la señora Esther Orozco. En ese asunto deberán intervenir, si así lo consideran, las autoridades encargadas de la educación, pero lo que ha generado y mantenido durante casi dos años el tan enconado conflicto, es, sin duda, la forma de gobierno que la rectora ha desplegado en ese lapso.

Y es que, si sólo se tasaran los méritos académicos de la señora Orozco, nadie podría poner objeción a su trabajo como investigadora, pero no es lo mismo gobernar una universidad que caminar por la ruta del descubrimiento científico. No es lo mismo.

El conflicto que enfrenta la rectora, casi desde que fue electa por el Consejo Universitario, o como dicen las malas lenguas: designada por el jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, es de confrontación con buena parte de la comunidad de esa casa de estudios.

Fue ella la que –por decirlo de algún modo– acusó a esa universidad de ser prácticamente un fracaso porque, entre otras cosas, sus alumnos no se recibían, y puso en entredicho la calidad académica del centro de enseñanza.

Para los universitarios, maestros y estudiantes, la denuncia de la rectora resultó una afrenta, y se dijo, una y otra vez, que no quería entender cuál era el sentido de crear una universidad que atendiera principalmente a quienes por razones, fundamentalmente económicas, no podían acudir a una escuela superior y concluir una carrera.

Desde entonces el conflicto ha crecido de manera desmesurada. La señora Orozco ha lanzado acusaciones e improperios de todos calibres –más acordes con quienes padecen algún mal mental o bien carecen de educación y muy poco dignos de una persona con tan altos méritos académicos, como los que presume la rectora– para todo aquel que no concuerda con sus formas de gobierno en la UACM.

Hoy esa universidad está prácticamente paralizada. Cuatro de sus planteles están cerrados porque la rectora se niega a reconocer a quienes, a partir de voto, ganaron un lugar en el Consejo Universitario, y no necesariamente están en favor del proyecto de la rectora.

De esa manera, el daño que la señora Orozco ha infligido a la UACM es cada vez más preocupante y ya salpica los ámbitos políticos del DF. Alguna organización ya ha pedido abiertamente que la rectora deje el cargo, mientras otros analizan el conflicto, que puede crecer aún más.

La rectora ya aceptó que carece de cédula profesional, y eso suma otro punto negativo a la problemática. ¿Hasta cuándo? o ¿hasta dónde se quiere llevar el conflicto? ¿Quién, además de la señora Orozco, será el responsable de que ese conflicto se ahonde aún más?

El panorama para la UACM es muy sombrío. La rectora debe renunciar porque no hay otra salida. Mantenerla en la rectoría no sólo traiciona el espíritu con que fue pensada la universidad, sino que pone en riesgo la existencia de esa casa de estudios, lo cual debe ser valorado. Ningún capricho, ninguna necedad, ninguna tiranía por encima de la tarea de enseñar, eso es lo importante, y eso no lo entiende la señora Orozco.

De pasadita

Parece que el golpe que las autoridades electorales federales propinaron a la izquierda en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal y a las intenciones de los partidos de ese signo para convertirse en un bloque de mayoría en ese ámbito cambiará de todas formas la estrategia que se había montado para dar paso a una serie de trabajos que, desde la jefatura de Gobierno del Distrito Federal, se tenían programados. Ahora, el horizonte de las izquierdas en el espacio de Donceles y Allende se ha convertido en un conflicto de gobernabilidad, con pocas esperanzas de diluirse. Ya veremos.