Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Sábado 15 de septiembre de 2012 Num: 915

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Bitácora bifronte
Jair Cortés

Dos poemas
Epaminondas J. Gonatás

Agustín Lara en blanco
y negro

Luis Rafael Sánchez

La estación de las lluvias
Jorge Valdés Díaz-Vélez

Elegía citadina
Leandro Arellano

De traición, insensibilidad
y muerte

José María Espinasa

Klimt, arrebato
y contemplación

Germaine Gómez-Haro

Horacio Coppola,
un artista de la cámara

Alejandro Michelena

Columnas:
Perfiles
Ilan Stavans

Las Rayas de la Cebra
Verónica Murguía

Bemol Sostenido
Alonso Arreola

Cinexcusas
Luis Tovar

Galería
Rodolfo Alonso

Mentiras Transparentes
Felipe Garrido

Al Vuelo
Rogelio Guedea

La Otra Escena
Miguel Ángel Quemain

Cabezalcubo
Jorge Moch


Directorio
Núm. anteriores
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Felipe Garrido

Paulita

Hacía un rato que había pasado los setenta, pero pocas cosas le hacían tanta ilusión como platicar un rato con su esposo. Lo disfrutaba. Se sentía escuchada. Con él podía desahogar sus penas, abrir su corazón, compartir sus alegrías, dar paz a su vida. Le agradaba llegar a su lado. Barría mientras le hablaba, ya sin rencores, habiéndole perdonado todo, absolutamente todo: la pobreza en que vivieron, sus infidelidades, su tomadera, los maltratos, lo mucho que ella tuvo que hacer para sacar adelante a los ocho hijos que engendraron. Porque, vaya que luchó. ¿No hasta a un médico había formado? ¡Con lo cara que es esa carrera! Pero ella vendió piñatas, raspados, rebanadas de sandía, jícamas con chilito y limón, géneros... Qué no vendió Paulita. El sueldo de don Jorgito no alcanzaba; porque era profesor, y porque era coqueto y bebedor. Le gustaban los claveles, y ella se los llevaba. Los acomodaba antes de irse. Rojos como la sangre, como la pasión.