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Diagnósticos de varias corrientes internas exhortan a realizar una reforma de fondo

Ponen en duda que el PRD pueda mantener su vigencia política

Admiten que la salida de López Obrador es un duro golpe que los obliga a transformarse

Proponen rescatar el proyecto que dio origen al sol azteca, desterrando la cultura de la componenda

 
Periódico La Jornada
Lunes 1º de octubre de 2012, p. 14

En los diagnósticos que han elaborado sobre la situación en la que se encuentra el Partido de la Revolución Democrática (PRD), las corrientes internas reconocen, con matices, que el instituto político enfrenta una situación crítica, e incluso hay quienes consideran que su viabilidad está en riesgo.

En vísperas del próximo congreso nacional de transformación, Alternativa Democrática Nacional (ADN) destaca que el modelo de partido asumido en 1989 se agotó y que es indispensable asumir decisiones relevantes tomando en consideración que están rotos los compromisos adoptados en el contrato social que dio origen a la organización.

En su documento PRD, retos y alternativas de una fuerza política en conflicto, considera que en el partido se ha perdido el interés común, la fraternidad, la lealtad institucional, el respeto a la legalidad y el espacio digno de participación política de dirigentes, corrientes y militantes.

Como una de las corrientes mayoritarias, en la que se encuentra el ex senador Héctor Bautista, acepta que el PRD es ineficiente, no profesionalizado, improvisado y anacrónico en sus formas políticas, en su organización y en sus estrategias electorales. Además, se ha enquistado la cultura de la corrupción política. Los ciudadanos lo saben y por ello nos califican como no confiables, puntualiza.

También refiere que la agrupación está constituida sobre la base de un padrón que no representa la auténtica membresía partidaria. La afiliación no es libre, voluntaria y por convicción, en cambio, representa la expresión más clara del corporativismo como realidad política del partido, integrado por grupos de presión más que por corrientes de opinión pública.

Ante ello, es necesaria una transformación cultural del perredismo, poner énfasis en el combate a la corrupción política, a la simulación y a la negociación de la legalidad. El estado de derecho debe verse reflejado en la lealtad hacia la institucionalidad partidaria.

Por su lado, la Unión Nacional de las Izquierdas, en la que se encuentran militantes como Gilberto Ensástiga, Pablo Gómez y Alfonso Ramírez Cuéllar, señala que el PRD dista de ser un partido nacional, pues su presencia electoral se limita a 14 estados y su presencia orgánica a 10. Los comités de base simplemente no existen.

Reconoce que la salida de Andrés Manuel López Obrador inflige a la organización un severo golpe y lo coloca ante el reto de lograr su transformación. Pero para esto último hay que reconocer que el PRD vive una profunda crisis que lo tiene al borde de convertirse en un proyecto de bajo porcentaje electoral, divorciado de los temas nacionales que afectan a millones de personas.

En su documento La izquierda en su encrucijada, considera que hay que rescatar el proyecto que dio origen al partido del sol azteca hace 23 años. Los cambios en el PRD requieren modificaciones estatutarios, pero sobre todo, desterrar la cultura de la componenda, que se utiliza para violar la ley interna. De igual manera, indica que deben respetarse los órganos de dirección, para que todos puedan decidir y ser incluidos, y que no se tenga un manejo minoritario en el que dos o tres personas que supuestamente representan a las corrientes más fuertes, deciden y se repartan todos.

Para Izquierda Democrática Nacional (IDN), otra de las corrientes mayoritarias, democracia, pluralidad, legalidad interna, unidad de acción, derecho de asociación y de decisión de la militancia sobre la agenda y los liderazgos del partido, forman parte del proceso de renovación profunda del PRD y de su consolidación institucional.

La corriente encabezada por Rene Bejarano y Dolores Padierna resalta que el PRD debe ser un partido-movimiento, para articular y defender las causas de la ciudadanía. También se requiere un instituto electoral capacitado y profesional para enfrentar y ganar elecciones.