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Tatuajes
Historias de cárcel en la piel
Periódico La Jornada
Miércoles 3 de octubre de 2012, p. 4

Los significados, representaciones e iconografía del tatuaje se transforman tras las rejas. En las cárceles, los grabados sobre la piel narran casi siempre historias trágicas y de violencia. Son las crónicas de vida de los prisioneros.

Alejandro Paya, profesor de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán de la Universidad Nacional Autónoma de México, subraya que estas imágenes dan testimonio de religiosidad, delitos cometidos y abusos sufridos por los internos.

Desde 2000, el académico investiga sobre el tatuaje en penales de la ciudad de México. Ha visitado prisiones varoniles y femeniles, combinando las entrevistas a profundidad con la observación etnográfica, y ha encontrado historias sorprendentes.

“Hay una especie de geografía corporal: la parte superior de sus cuerpos son más dadas para las imágenes religiosas y la inferior para las pasiones. Los hombres se rayan sobre todo brazos, pecho y espalda, que denotan fortaleza; las mujeres el vientre y los senos, más ligados a sus emociones, a su intimidad.

En estos espacios la técnica de grabado es diferente. Aquí no hay grandes estudios o artistas del tatuaje. Los reclusos dibujan en su piel con máquinas que ellos mismos diseñan o con cuerdas de guitarra en condiciones muchas veces insalubres. La iconografía y la estética de las figuras son totalmente distintas a las del exterior.

Imágenes habituales en centros de reclusión son los animales con las fauces abiertas, metáfora de comerse al otro; motivos religiosos, que hablan de la necesidad de sostenerse ante una vida violenta (la Santa Muerte ha cobrado especial relevancia); la familia, sobre todo en mujeres, quienes se inscriben nombres de padres, hijos o pareja. Algunos violadores usan la imagen de una mujer desnuda envuelta por un dragón de cola muy larga, representación fálica. “Las lágrimas en la cara identifican al violado, aunque en los grupos de maras y cholos cada lágrima significa una muerte provocada”.

En las cárceles, el tatuaje es un mensaje para el otro.