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Economía Moral

El movimiento estudiantil de 1968 (ME68) y el #YoSoy132

Estudiantes del Colmex convocaron a un seminario para hablar de ello

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onvocados por estudiantes que conforman el #YoSoy132-Colmex, un grupo de profesores (que tuvimos alguna participación en el ME68) participamos en un seminario en el Colmex (el primero de octubre) para conversar sobre ambos movimientos estudiantiles. Estuvimos Guillermo Palacios, Ariel Rodríguez, Gustavo Garza, Lorenzo Meyer, Sergio Aguayo y yo. Fue un diálogo amplio con los estudiantes. Nosotros expresamos nuestra visión del movimiento estudiantil del 68 (ME68), y algunos lo comparamos con el #Yosoy132 (véase en la gráfica el crecimiento del estudiantado universitario). Los estudiantes expresaron sus dudas y preocupaciones en torno, sobre todo, al qué hacer, al cómo vincularse con la población no estudiantil. Para preparar mi intervención revisé algunos de los capítulos del libro Voces y ecos del 68 (Porrúa), compilado por Salvador Martínez Della Rocca (El Pino). En particular releí, con enorme placer, el de Armando Bartra Tiempo de jóvenes que escribe frases tan memorables como (tomo extractos y los pego a discreción):

Cada quien inventa su 68. Pero más allá de las múltiples versiones hay un meta68 polifónico y compartido que da sentido de pertenencia a su generación y califica para la libertad al país entero. El 68 es uno de esos momentos auráticos o instantes míticos de que hablaba Benjamin, en que la historia se apelotona, sucedido polisémico donde se agolpan los significados. Porque el 68 es un aleph. Si por Aleph entendemos un punto que contiene todos los puntos, el lugar que resume todos los lugares, Aleph social es experiencia extática que contiene todas las experiencias y por breves instantes permite compartirlas, ser los otros sin dejar de ser yo, volverse muchedumbre siendo uno. Nuestro Aleph tomó la forma de un movimiento social que durante 71 días tuvo en vilo al DeFe, 71 días que –después se vería– cambiaron a México. Nuestro 68 devino 68 con el transcurso del tiempo. El parteaguas por antonomasia no nació parteaguas. Tuvieron que pasar años para que el movimiento sentara plaza en el imaginario colectivo de los mexicanos.

Bartra caracteriza al ME68 como: movimiento juvenil de estudiantes chilangos; movimiento libertario (grito de rebeldía contra un régimen impositivo por historia; molesto disturbio en el ordenado reino del ogro filantrópico); alzamiento iconoclasta que arremetió contra los símbolos, las imágenes consagratorias del sistema (que “cuestionó el mito originario de un régimen cuyo lema, puesto en palabras de Nietsche, sería ‘Yo, el Estado, soy el pueblo’”); movimiento de pares que practicó y reivindicó la democracia directa (los líderes eran megáfonos de las bases, como dijera Cohn Bendit refiriéndose a la dirigencia del 68 francés; no pudo cambiar el sistema, pero por un rato cambió la vida; esgrimió el humor como arma política; fue radical y profundo en el sentido de apuntar a las cuestiones de fondo y a los sentimientos (adormilados) de la nación; fue internacionalista por saberse parte de un talante y un movimiento mundiales.

Pablo Gómez, quien acompañó a AMLO a depositar una ofrenda floral en Tlatelolco este 2 de octubre [que, ahora que vuelve al poder el partido que asesinó estudiantes, con más fuerza ni se olvida ni se perdona], caracterizó (en Memorial del 68. UNAM-GDF) la democracia directa a la que se refiere Bartra:

El CNH (Consejo Nacional de Huelga) no era un pequeño grupo, no era un caudillo. Ese parlamento llamado CNH estaba formado por los delegados de cada escuela, y esos delegados eran elegidos en asamblea. Los delegados, los miembros del consejo, iban a consultar a sus asambleas…en las asambleas se discutía y volvía otra vez el punto de vista de las asambleas sobre lo que se estaba discutiendo. Era un procedimiento totalmente democrático y parlamentario, en el que los parlamentarios estaban obligados a consultar a sus electores antes de tomar una decisión”.

Si cambiamos la palabra asambleas por parlamentos, veremos que el ME68 estaba organizado como una red de parlamentos con dos niveles. José Revueltas (México 68: Juventud y Revolución, Era, 1978/2008) contrastó la sociedad de alumnos con los comités de lucha y el CNH con la Federación de Estudiantes Universitarios y concluyó caracterizando la organización del ME68 como Democracia amplia, directa, que se ejerce en plena e irrestricta libertad, sin mediatización alguna y sin que permita el menor síntoma del culto a la personalidad. En el seminario acentué el carácter libertario del movimiento, no sólo en términos de la lucha contra la represión y la búsqueda de espacios de libertad, sino también del Aleph social de los 71 días en los cuales vivimos en plena libertad en el seno de una sociedad represiva, como militantes políticos de tiempo completo. Esta experiencia de libertad la destacó muy significativamente Gilberto Guevara Niebla, destacado militante del ME68 y estudioso del tema, al titular su libro: La libertad nunca se olvida: memoria del 68 (Cal y Arena).

Entre las expresiones de los estudiantes, militantes algunos de ellos/ellas del #YoSoy132-Colmex, hubo una que relató la enorme diferencia de ser estudiante en el DF (donde se siente libre y protegida) y en el Edomex (donde participar políticamente es muy difícil y sentía miedo). Esto dio lugar a un diálogo sobre nuestra ciudad que cada día se diferencia más de (casi todo) el resto del país. Hice notar el contraste entre la ciudad del 68 gobernada (y reprimida) por el general Alfonso Corona del Rosal y la gobernada (sin represión) por Ebrard. Sergio Aguayo presentó datos contrastantes entre la muy baja confianza en la tv en el DF y la alta en el resto del país. Los estudiantes nos preguntaban, a él y a mí (invitados a la segunda mesa), como si tuviésemos las respuestas, ¿cómo salir de la ciudad y tener una cobertura nacional más plena?, y ¿cómo salir del estudiantado e incorporar a su movimiento a otros grupos sociales? Un estudiante preguntó cuál es la importancia de las marchas (más allá de la catarsis) y si tienen algún impacto. Este estudiante había planteado antes, en la primera mesa, si la función de los estudiantes era estudiar, estudiar y sacar nueves, o participar en la vida política, y si se podían conciliar ambas cosas. Señalé que uno de los aspectos más graves de nuestras sociedades es que la política se ha convertido en una más de las ramas de la división social del trabajo, por lo cual ser político es una especialidad, como producir zapatos o vender medicinas. Pero ello significa que se nos despoja de nuestro carácter de animal político (zóon politikón) que es elemento esencial del ser humano. Por eso dije que la respuesta de Lorenzo Meyer no me gustó, porque lo que hizo fue conminarlo a cumplir plenamente sus tareas de estudiante para prepararse bien. Lo que no le dijo es que, cuando se hubiera graduado terminaría trabajando como especialista en otra rama y que, por tanto no tendría tampoco tiempo para participar activamente en la vida política. Mientras esto no se rompa, mientras no podamos todos ser militantes políticos (al menos de tiempo parcial) no podrá haber democracia plena, porque no puede haber democracia plena sin ciudadanos plenos. Insté al #YoSoy132-Colmex a trabajar en la construcción de ciudadanía entre diversos grupos poblacionales.

2 de octubre, ni se olvida ni se perdona.

julioboltvinik.org