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El director Riccardo Muti se presenta hoy con la OSCh en el teatro Juárez de Guanajuato

Los políticos aún no entienden: buscamos la paz, no entretener

“Vestimos el frack, parecemos pingüinos; esa formalidad debe desaparecer y la música tendrá mayor efecto”, expresó

En la gira El rol de la amistad conmovió a ciudades en conflicto: en Sarajevo hallaron en el arte respuesta a su tragedia, contó en conferencia de prensa, en el FIC

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Riccardo Muti dirige desde 2008 la Orquesta Sinfónica de ChicagoFoto Archivo
Enviada
Periódico La Jornada
Lunes 8 de octubre de 2012, p. a10

Guanajuato, Gto., 7 de octubre. Un mundo sin música es salvaje, aseveró enfático el italiano Riccardo Muti, director musical de la Orquesta Sinfónica de Chicago (OSCh), la cual se presenta por primera vez en nuestro país, esta noche en el teatro Juárez, como parte de la edición 40 del Festival Internacional Cervantino (FIC).

Por lo general, la gente que ama la música es buena. La música es uno de los elementos más importantes para unir a las personas, afirmó durante la conferencia de prensa que ofreció previo al concierto en el que interpretará sinfonías de César Franck y Johannes Brahms.

He sido director toda mi vida, desde 1968, primero del Maggio Musicale Fiorentino, luego de la Orquesta Filarmonía de Londres, luego con la de Filadelfia y en la Scala de Milán, por 19 años, el periodo más largo de un conductor en la historia del famoso teatro. A lo largo de su trayectoria ha tratado de alcanzar la paz a través de la música, aseveró el ganador del Premio Príncipe de Asturias en 2011.

Este es el mensaje y el poder de la música que los políticos todavía no entienden. No hacemos música para entretener a la gente. ¡No somos animadores! Tratamos de tocar muy fuerte para brindar cultura y en el futuro desdibujar la frontera que divide a los ejecutantes del público, dijo a la prensa la tarde de ayer.

Nos ponemos el frack, parecemos pingüinos, pero toda esa formalidad debe desaparecer; en ese momento todo será más profundo y la música tendrá mayor efecto del que ahora tiene: brillarán los sentimientos y la cultura.

Relató su experiencia al realizar conciertos por todo el mundo, en una gira titulada El rol de la amistad, donde invitaban a los músicos de la localidad a unirse a los atrilistas.

Por ejemplo, en Sarajevo, ciudad destruida, una audiencia de 9 mil personas culminó en llanto con la llamada Sinfonía heroica de Beethoven, interpretada por la orquesta de la Scala de Milán. Encontraron en la música alguna respuesta a la tragedia que estaban viviendo. Invité a los músicos de ahí a tocar, pero sus instrumentos habían sido destruidos en la guerra. Nosotros se los dimos.

Así también visitó Damasco, El Cairo, Armenia, Estambul, Moscú. Pero uno de los grandes momentos ocurrió en su natal país, en la plaza de Trieste. Ahí logró lo que la política no pudo: unir a los presidentes, y muchos jóvenes músicos de Italia, Croacia y Eslovenia, quienes mantenían relaciones difíciles desde el final de la Segunda Guerra Mundial, por la memoria de la sangre.

En 2008 se anunció su contratación para dirigir la Orquesta Sinfónica de Chicago (CSO, por sus siglas en inglés) para las temporadas 2010/2011, a pesar de que había conocido lo fantástico de ser libre.

Confesó que la persistencia de una dama, quien lo siguió por sus conciertos en Nueva York, Viena, Salzburgo, lo hizo cambiar de opinión. Esa dama estaba a su derecha durante la conferencia, Deborah Hatter, gerente de la OSCh. La invitación en un momento oportuno fue lo que logró la primera visita de la orquesta, declaró ella en entrevista.

Así comenzó el periodo al frente de la orquesta con casa en Chicago, una de las ciudades estadunidenses con alto número de inmigrantes latinos, muchos, mexicanos.

Soy latino en América, afirmó en un inglés con erres marcadas, que denotaban su origen italiano en una conferencia de prensa en la que se mostró contento, con la broma continua, intercalando frases en su lengua natal: ¿Para qué poner lenguas en medio?, cuando nuestros idiomas son tan parecidos, justificó. Sus largas y animadas respuestas le hacían aplaudir la capacidad de síntesis del traductor.

“Estamos en un mundo terrible de globalización, tenemos ciudades y países donde diversas culturas se encuentran. La comunidad de Latinoamérica tiene una profunda importancia cultural, y su presencia en Chicago es esencial. Trabajamos para acercarnos más con la música de la OSCh, no sólo a ellos, sino a todas las comunidades, porque sólo uniéndolas a través de la música, podemos alcanzar la paz que queremos.

México tiene grandes escritores, cantantes y una gran cultura, destacó de nuestro país, que visita por segunda vez. Aunque éste es el debut de la OSCh en nuestro país, Muti ya había venido con la Orquesta Filarmónica de Viena. Si el FIC no fuera un festival importante, no estaría aquí, aseveró.

Hoy por la mañana, en una cremonia se le otorgará el título de Huésped Distinguido en una ceremonia.