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Transplante de útero
E

l pasado 18 de septiembre se dio a conocer uno de los mayores logros en las tecnologías de reproducción asistida en lo que va del siglo. Un grupo de especialistas de la Universidad Gotemburgo, en Suecia, logró por primera vez el transplante exitoso de útero.

Si bien el remplazo de órganos en humanos tiene una historia que data del siglo pasado y los transplantes se realizan hoy de manera regular en casi todo el mundo, se encuentran entre los procedimientos médicos más fascinantes y llamativos. Esto se debe probablemente a que ilustran los grandes avances que continuamente se producen en la ciencia y la medicina, y también, porque representan, cada vez que son realizados con éxito, una esperanza para salvar vidas.

Este órgano en particular, el útero, tiene un significado adicional, pues a diferencia del corazón, el hígado o el riñón, no representa una estructura vital –una mujer puede llevar una vida completamente sana en ausencia de matriz–, pero sí lo es en términos reproductivos, indispensable hasta ahora para la continuidad de nuestra especie.

Se trata de una estructura de una gran complejidad, pues en ella se llevan a cabo algunos de los procesos clave en la reproducción. Es el órgano blanco de múltiples sistemas hormonales que conducen al desarrollo cíclico de su cara interna (endometrio). Es ahí donde ocurre la implantación del embrión y por esta interacción surge otra estructura prodigiosa, la placenta, a través de la cual se realiza el intercambio de elementos orgánicos entre la madre y el nuevo ser, creándose una unidad indisoluble durante una etapa crucial del desarrollo embrionario, en la que es imposible decir que el feto es un ser independiente y autónomo, pues desde un punto de vista biológico se trata de una unidad.

El útero despertó gran interés entre médicos y filósofos en el Renacimiento. Para Paracelso, era un universo que contenía todos los elementos: el aire, la tierra, el agua y el fuego, un microcosmos acorde con el pensamiento neoplatónico, concepción que también se vio reflejada en los magistrales dibujos anatómicos de Leonardo da Vinci.

Con el transplante de útero se persigue un objetivo estrictamente reproductivo. Su finalidad es tratar algunos casos de infertilidad producidos por la pérdida de este órgano (por ejemplo, en algunos tipos de cáncer), o bien por malformaciones congénitas que pueden incluir la ausencia de la matriz. Los dos casos reportados hace tres semanas, corresponden a estas condiciones. Las receptoras son mujeres menores de 30 años y las donantes son sus respectivas madres.

Puede pensarse que se trata tan sólo de una técnica quirúrgica, y en parte es cierto, pero detrás de ella hay muchos años de investigación científica. Para llegar a su aplicación en humanos, fue necesario transitar por distintas etapas en modelos animales, en las que hubo que enfrentar muchos desafíos y también fracasos. Los primeros intentos se realizaron entre 1966 y 1975 en el perro, pero el surgimiento de la fertilización in vitro (FIV), tuvo un efecto inhibitorio en estos proyectos. Sin embargo, los esfuerzos se retomaron al iniciarse el presente siglo, pues permanecían sin resolver las causas de infertilidad de origen uterino.

En 2002, Fageeh y colaboradores, reportaron el primer transplante en una joven de 26 años, pero resultó un fracaso. Era necesario continuar con la investigación en otras especies para resolver todos los problemas asociados a esta técnica.

El grupo encabezado por Mats Brännström, de la Universidad Gotemburgo, ha trabajado desde hace 10 años en distintas especies como ratones, ovejas y primates no humanos, como el mono baboon, en los que se han conseguido resultados exitosos. En ratones, por ejemplo, reportaron por primera vez en 2003 el transplante de útero, embarazos normales y el nacimiento de ratoncitos. En 2010 y marzo de 2012 en el baboon, el transplante es bien tolerado se restablecen las funciones ováricas y uterinas y se presenta la menstruación; se pudieron superar las deficiencias técnicas previas en esta especie aunque no se reportaron embarazos.

Con estos antecedentes el equipo sueco ha realizado los dos transplantes ya mencionados, los órganos han sido bien tolerados y las dos mujeres se encuentran en buenas condiciones de salud. Aunque en realidad lo anterior es todavía una promesa, pues el verdadero éxito sería que pudieran traducirse en embarazos normales y el nacimiento de bebés sanos, algo que sabremos hasta 2014, pues primero deberá transcurrir un año antes de intentar por medio de la FIV y la transferencia de embriones el primer embarazo. Se trata de un intento muy prometedor, pero por ahora sólo nos muestra dónde estamos en el complejo territorio de los transplantes uterinos.