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Al cumplir 22 años el IFE, el consejero presidente se manisfestó satisfecho de sus avances

La construcción de la democracia es un proceso de largo aliento: Valdés Zurita

Destacan integrantes del instituto los retos que debe enfrentar ante la situación actual

 
Periódico La Jornada
Viernes 12 de octubre de 2012, p. 18

Al cumplirse 22 años de la creación del Instituto Federal Electoral (IFE), el consejero presidente, Leonardo Valdés Zurita, se dijo satisfecho de los avances alcanzados hasta ahora, si bien reconoció que hubiera sido deseable alcanzar más logros. Sin embargo, matizó: eso no es posible, porque la construcción de la democracia es un proceso histórico, de largo plazo, de largo aliento.

En tanto, para la consejera electoral Macarita Elizondo a dos décadas de fundarse el instituto sabemos que estamos ante una autoridad electoral que se ha consolidado con el tiempo frente al conocimiento de la ciudadanía, sus facultades se han incrementado considerablemente en proporción con su estructura, la estructura se conserva casi intacta desde su creación, en los años 90, a como se encuentra ahorita.

A su vez, el consejero Francisco Guerrero definió al IFE como una institución clave en la transición democrática mexicana, que ha jugado un papel fundamental en la conformación de la pluralidad política, desde la pérdida de la mayoría en el Congreso por el PRI, en 1997, pasando por dos alternancias en la presidencia: la victoria del panista Vicente Fox, en el año 2000 y el retorno del PRI a Los Pinos, en este año.

Entrevistados por separado, hicieron su valoración de los alcances del IFE. Valdés se dijo satisfecho del trabajo institucional pero se requerirá trabajar más no sólo por parte del IFE sino de la sociedad en su conjunto para consolidar los avances democráticos del país, a altura del siglo XXI.

Elizondo mencionó que el instituto se ha consolidado en estos años, sustentado en gran medida en el Servicio Profesional Electoral; sin embargo, advirtió sobre la necesidad en el corto plazo de una restructuración institucional que le permita hacer frente, con mayor eficiencia a los nuevos desafíos derivados de la reforma política y su aplicación. Subrayó que especialmente hay dos ámbitos donde la presión ha crecido: en lo jurídico, con el incremento de las quejas que ha derivado en una mayor aplicación de los procesos especiales sancionadores, y en la instrumentación del modelo de comunicación política”.

Hay un déficit estructural en comparación con el incremento funcional y de facultades que delegó el legislador en la institución. Para muestra está todo lo relacionado con procedimientos especiales sancionadores, que requieren forzosamente de un lenguaje procesal profundo y de una estructura especializada para su desahogo.

Para Guerrero, hay un balance positivo del IFE a pesar de que ha pasado momentos críticos como los comicios presidenciales de 2006. Sin embargo, advirtió que al paso de la transición democrática en México, la disputa por el poder se ha hecho cada vez más intensa y cruenta, a diferencia de los primeros años del instituto, cuando había una visión más romántica del papel del IFE en la democracia; ahora enfrenta cuestionamientos y está sometido a un mayor desgaste, producto también del incremento de sus facultades.

Subrayó además, que en el corto plazo hay retos importantes para la institución que pasan necesariamente por reformas legislativas que permitan optimizar su desempeño.

Mencionó, por ejemplo, la adecuación del modelo del voto de los mexicanos en el exterior, las reformas inaplazables en materia de fiscalización y del modelo de comunicación política para adecuarlos a las candidaturas independientes; las reformas legales aplazadas para la regulación del artículo 134 constitucional relacionada con la propaganda gubernamental y restricciones a los funcionarios públicos, entre otros.

Finalmente, Guerrero aludió al proceso de selección de consejeros electorales que ha motivado críticas, pero en su caso, si se mantiene la estructura actual de propuestas partidistas se deberá buscar los consensos necesarios para evitar que se repita lo sucedido el año pasado, cuando la Cámara de Diputados tardó más de un año para designar a tres de los consejeros que deben integrar el Consejo General.