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El artista de origen austriaco abrirá tres exposiciones en recintos de la ciudad de México

Gottfried Helnwein: el arte es un arma muy poderosa para criticar o resistir

Los crímenes perpetrados contra miles de niños, detonaron mi búsqueda en la pintura, afirma

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Gottfried Helnwein, en el Museo Nacional de San Carlos, con una de sus obras incluida en la exposición Fe, esperanza y caridad, que se abrirá en ese recintoFoto María Luisa Severiano
 
Periódico La Jornada
Sábado 13 de octubre de 2012, p. 6

El arte puede ser un arma muy poderosa para criticar o resistir. La estética puede señalar algo, mostrarlo, llevar a las personas a confrontar y enfrentar cosas, puede acusar y por eso el arte puede ser muy poderoso, asevera Gottfried Helnwein, artista de origen austriaco, quien a partir del 17 de octubre exhibirá su obra en tres espacios de la ciudad de México: el Museo Nacional de San Carlos, donde se presentará una retrospectiva; en la Galería Hilario Galguera, con trabajos recientes, y el Monumento a la Revolución con una instalación realizada ex profeso para la niñez y sociedad mexicanas.

Los títulos de las tres exposiciones son Fe, esperanza y caridad, Canción de la Aurora y Santos inocentes, respectivamente.

Quería tener trabajos que representaran el espíritu de lo que hago, de lo que quiero expresar, de lo que creo que es mi misión como artista. Tenemos muchas piezas que pedimos prestadas a los coleccionistas, señala en entrevista.

Depresión y oscuridad

Esta misión se remonta a 1969, cuando empezó a pintar. “Comencé a pintar, porque mi búsqueda se inició mucho antes con la investigación acerca de los crímenes contra la humanidad. Nací en Viena después de la Segunda Guerra Mundial, sentía la sombra del Tercer Reich, sentía que todos estaban deprimidos, en un estado oscuro, era horrible.

“Como niño no lo entendía, no sabía que la generación de mis padres había cometido la peor matanza en la historia, y habían asesinado a 15 millones de personas, y después lo podías sentir incluso tras la guerra.

“Encontré que había muchos actos de violencia perpetrados contra inocentes, especialmente niños, y fue algo que me llevó a conocer los abusos que se cometen hoy en día contra e ellos.

“En ese momento yo estaba en Alemania y Austria y todos los años aprendía que miles de niños habían sido torturados y muchos asesinados, y fue algo que no podía entender, fue una especie de shock para mí, y esa fue una de las razones principales por las que decidí comenzar a pintar, convertirme en pintor.

No fue realmente por una motivación estética, sino por razones humanitarias que decidí pintar, porque era la única forma en la que podía ver y aproximarme al tema.

Las obras de Helnwein, realizadas en diferentes formatos, logran una respuesta emocional del público, y eso parte de la visión particular de este artista, quien está convencido de que el arte debe conectarse no sólo con el espacio y el lugar en el que habita el creador, sino con la sociedad en la que vive.

“En el arte contemporáneo tienes un gran movimiento de arte desconectado de las personas y del mundo; mucho de ese arte sólo es entendido por quienes estudian arte o los coleccionistas. Creo que el arte debe ser capaz de crear un impacto emocional en el ser humano y esa es mi meta. El arte es importante si se crea una reacción emocional en el ser humano, aun si esa persona nada sabe de arte.

El arte debe tocar y conmover, o hacer algo. Algo tiene que pasar, de otra manera no es importante, asevera.

Todo está conectado

Lo emocional y la respuesta social, “todo está conectado. Significa entonces que el arte trata con las personas, con su vida, y una parte de ello es la sociedad. Cada expresión artística tiene muchas capas, no es una sola cosa. Básicamente, el arte refleja la vida o el lugar donde vive el artista, también a la sociedad en la que vive. Por eso puede ser un arma muy poderosa, para criticar o para resistir.

“Con la estética se puede señalar algo, mostrarlo, llevar a las personas a confrontar y enfrentar cosas, o puedes acusar; creo que en ese sentido la estética es muy poderosa.

Por ejemplo, en una dictadura, a los primeros que se apresa es a los artistas, porque pueden considerarse peligrosos para un régimen opresor. Por eso creo que es muy importante proteger la libertad de expresión y el arte. Si revisamos la historia, donde quiera que el arte ha sido prohibido y los artistas llevados a campos de concentración es generalmente el fin de todo. Es entonces cuando la sociedad puede morir.

Por eso es necesario el diálogo entre el artista y el público, que se cumpla lo que decía Marcel Duchamp en el sentido de que el arte es un producto bipolar, es decir, explica Helnwein, un polo es el artista y el otro es el público, lo que ocurre entre estos dos polos es algo como la electricidad, y esa también sería mi definición de arte. He encontrado una respuesta emocional hacia mi obra. Veo cómo las personas son conmovidas en todas direcciones. Todo forma parte de un proceso del que he aprendido y es también la inspiración para mi siguiente trabajo.