Mundo
Ver día anteriorViernes 19 de octubre de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

Llegamos a Oslo con un ramo de olivo, pero no negociaremos a contrarreloj: rebeldes

Con propuestas incompatibles arranca diálogo gobierno-FARC

Ni la ofensiva militar ni el programa económico colombiano están a discusión: De la Calle

Foto
Los líderes rebeldes Jesús Santrich, Iván Márquez (jefe de la delegación de las FARC), y Ricardo TéllezFoto Ap
Foto
Del lado del gobierno de Colombia: Luis Carlos Villegas, Jorge Enriques Mora, Humberto de la Calle (jefe de la delegación), Sergio Jaramillo y Frank PearlFoto Reuters
 
Periódico La Jornada
Viernes 19 de octubre de 2012, p. 26

Oslo, 18 de octubre. El gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) mostraron hoy las profundas diferencias que deberán zanjar para lograr un acuerdo de paz, al poner en marcha un nuevo proceso con la instalación formal de una mesa de negociaciones que continuará en Cuba el 15 de noviembre con la discusión del tema agrario.

Las diferencias quedaron de manifiesto durante las conferencias de prensa posteriores al anuncio de la mesa de diálogo, en los temas del modelo económico, inversiones extranjeras en minería y energéticos, que defendió la delegación gubernamental, frente a la visión de la insurgencia por una paz con justicia social, soberanía nacional y fin a la sumisión frente a Estados Unidos.

La ceremonia del acto oficial de instalación de la mesa de diálogo tuvo lugar en un hotel de Hurdal, un poblado en las afueras de Oslo, que presidieron los países garantes de Noruega y Cuba, para dar paso después a una conferencia de prensa conjunta en la que los representantes del gobierno y la guerrilla mostraron un tono duro y dejaron ver las tensiones subyacentes de cara a estas negociaciones.

Humberto de la Calle, el jefe del equipo negociador del gobierno, se limitó en principio a exponer con toda formalidad el marco de lo que es el nuevo y cuarto proceso de paz entre los colombianos y enviar un mensaje conciliador, subrayando los temas acordados en la agenda: agro, incorporación política de la insurgencia, fin del conflicto armado, drogas ilícitas y reparación para las víctimas.

Pero cuando el principal negociador de la guerrilla, Iván Márquez (cuyo verdadero nombre es Luciano Marín) tomó la palabra, abogó por una paz con justicia social en un discurso crítico y alejado de las formalidades diplomáticas. Aseguró que será el pueblo el que tome una decisión, que este no puede ser un proceso de diálogo a contrarreloj y que la paz no llegará sólo con el silencio de los fusiles.

Subrayó que en medio están las luchas sociales para cambiar el modelo económico del país, porque una paz que no aborde la solución de los problemas políticos equivaldría a sembrar de quimeras el suelo de Colombia. Recordó que una de las causas de la lucha rebelde es el tema de la tierra, el primero que aparece en la agenda de las discusiones en puerta.

Criticó lo que calificó el proyecto de reforma de entrega de tierras a víctimas del despojo armado, puesto en marcha por el gobierno de Juan Manuel Santos, porque busca la extranjerización de la tenencia de la tierra, en la que estarían interesados las multinacionales mineras y petroleras, que causan destrucción social y ambiental.

“En Colombia no hay economía nacional –añadió Márquez–, quienes exportan el petróleo, el carbón, el ferroníquel, el oro y se benefician con ellos son las multinacionales, y la prosperidad es entonces de éstas y los gobernantes vendidos, no del país”. No obstante, concluyó que las FARC llegaron a Noruega desde el trópico con un ramo de olivo en las manos y el sueño de la paz con justicia social.

Más tarde, en nuevas conferencias de prensa ofrecidas por separado, el gobierno colombiano no ocultó su disgusto por algunas de las intervenciones de Iván Márquez, quien además había criticado a dos de los hijos del ex presidente Álvaro Uribe y la entrega anual de Estados Unidos de 700 millones de dólares a Bogotá en el contexto del Plan Colombia, una estrategia antidrogas y de contrainsurgencia.

Colombia no negociará el modelo económico ni la inversión extranjera con los guerrilleros de las FARC en la mesa de diálogo que se acaba de instalar aquí y que arrancará en La Habana el 5 de noviembre con un encuentro preparatorio, y proseguirá con el primer tema de la agenda que es el agrario a partir del 15 de ese mismo mes, respondió De la Calle.

Consideró que la mención a los hijos de Uribe era una falta de respeto, o la exposición de las ideas económicas de la insurgencia. Quiero reiterar a propósito de la cuestión minero-energética que no estamos discutiendo en esta mesa el modelo de desarrollo económico, no estamos discutiendo la inversión extranjera, añadió el jefe de la delegación gubernamental.

Advirtió que para que eso se discuta en la agenda colombiana, las FARC tienen que dejar las armas, hacer política y ganar las elecciones, pero en este momento eso no es parte de la mesa. Agregó que estaban en condiciones de examinar periódicamente si las pláticas avanzan, y de no ser así el gobierno ha dicho que no es rehén de este proceso.

Asimismo, De La Calle resaltó que para el gobierno el cese de las hostilidades será el punto final del proceso y descartó la presencia de Ricardo Palmera (Simón Trinidad, recluido en una cárcel estadunidense) en la mesa de negociaciones como reclama la guerrilla. El tema de suspender la ofensiva militar contra los rebeldes no está en discusión, puntualizó.

La delegación de las FARC se mostró más abierta a la discusión, que dando voz a todos sus integrantes, aprovechó también para contratacar a las declaraciones de De la Calle. El espíritu del acuerdo está claro, señaló otro delegado rebelde, Jesús Santrich, quien no había sido mencionado para estar en Oslo. Dijo que ante la ofuscación del gobierno, ellos abrazaban este proceso con el alma.

Al término del acto, se anunció que la delegación gubernamental colombiana retorna a su país este viernes y la de las FARC lo hará a Cuba lo antes posible.

El ex presidente Uribe rechazó una posible incorporación de las FARC a la política, y el ex líder paramilitar Salvatore Mancuso pidió se incluya a las desarticuladas Autodefensas Unidas de Colombia en el proceso de paz.