Opinión
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Penultimátum

Palabras desafortunadas

J

osé Manuel Castelao nació hace 71 años en Pontevedra, Galicia. A los 14 años emigró a Argentina, donde trabajó en todo tipo de empleos con la finalidad de costearse los estudios de derecho. De regreso a su tierra creó su propio bufete y ocupó diversos cargos públicos. Gracias a sus relaciones políticas con quienes gobiernan nuevamente en España, logró ser designado en 1998 presidente del Consejo General de la Ciudadanía Española en el Exterior para saltar de ahí a una diputación. Hace un mes fue otra vez designado por el gobierno de Rajoy para presidir el citado consejo, organismo que agrupa a los españoles que viven en el extranjero y tiene como objetivo garantizar su derecho al voto o a la participación en las administraciones públicas. La felicidad de estar de nuevo pegado a la nómina le duró dos días.

Y es que en una reunión de la Comisión de Educación y Cultura del citado consejo, aseveró: Las leyes son como las mujeres, están para violarlas. Tan desafortunada frase desató de inmediato la repulsa generalizada. Tras renunciar al cargo, dijo que su comentario había sido malinterpretado. No siento para nada el sentido que la frase tiene y no es el sentido que yo le quise dar. La cité pero en el sentido inverso. Lamento profundamente lo que ha ocurrido. Y doblemente: por quienes lo escucharon, casi todos mujeres, porque les generé un dolor; y por mí, porque construí un edificio que se me viene encima. No sólo el edificio, pues su caso ha llegado hasta el Congreso de los Diputados. Y si queda ahí, es porque otros temas más graves ocupan ahora la atención española.

A miles de kilómetros de España, otro funcionario, más importante que Castelao, es destrozado por las redes sociales y los comentaristas políticos. Se trata del ministro de Información de Egipto, Salah Abdel Maqsud. Al inicio de una entrevista en vivo que le concedió a una guapa periodista libanesa le dijo: Espero que las preguntas no sean tan calientes como tú.

Estupefacta, la reportera Zina al-Jarhi, le aclaró: mis preguntas son calientes, pero yo soy fría. El ministro salió al paso de las críticas diciendo, como el español, que sus palabras se habían malinterpretado. Maqsud es un prominente líder de los Hermanos Musulmanes, el partido islamita que da lecciones de moral a los ciudadanos egipcios. Y quien hizo posible que apareciera por primera vez una presentadora con velo en la televisión pública.

Carmen Cristina da Silva, candidata a concejal en Itacoatiara, en la amazonia brasileña, pidió que no la malinterpretaran: ofrecía cocaína a electores a cambio de votos en los recientes comicios municipales. Al ingresar a la cárcel aclaró: No malinterpreten lo que hice, no fue por dinero ni para alentar el vicio. En política todo se vale.