Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Domingo 21 de octubre de 2012 Num: 920

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Entre Medellín
y Buenos Aires

Laura García entrevista
con Luis Miguel Rivas

Cataluña la
crisis española

Juan Ramón Iborra

A la memoria de
Antonio Cisneros

Marco Antonio Campos

Un peruano en Europa
Ricardo Bada

Bachelard: filosofía
de agua y sueños

Antonio Valle

Gaston Bachelard: una poética de la razón
Xabier F. Coronado

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Columnas:
Prosa-ismos
Orlando Ortiz
Paso a Retirarme
Ana García Bergua
Bemol Sostenido
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Cinexcusas
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La Jornada Virtual
Naief Yehya
A Lápiz
Enrique López Aguilar
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Orlando Ortiz

Prolegómenos (II Y ÚLTIMA)

El documento “Prolegómenos a un manifiesto del realismo maravilloso de los haitianos”, de Jacques Stephen Alexis, presentado en 1956 en el Primer Congreso Internacional de Escritores y Artistas Negros, prefigura algunos de los temas que se discutirían más tarde en el ámbito del marxismo. Lo interesante es que él no cuestionaba a los comunistas ortodoxos ni a la llamada estética marxista, pero la sorteaba para presentar una tesis que siguiendo muchos principios y planteamientos del materialismo histórico, señalaba rutas nuevas. Desde luego que desde Marx se había librado la discusión en torno a cuestiones estéticas, y no fueron pocos los que se aventuraron (Lunacharski, Plejanov, Gorki, Lukacs) y hasta normaron la cuestión, pasando del nefasto realismo socialista al realismo crítico; no obstante fue más o menos por el 57 cuando se inician los debates más serios al respecto, cuestionando las visiones estrechas y dogmáticas de la llamada “estética marxista”. Alexis era militante comunista desde la juventud, y siguió siéndolo hasta su muerte, ocurrida en 1961, cuando regresó a Haití para encabezar la revolución y lo aprehendieron los tonton macoutes duvalieristas, quienes lo torturaron y asesinaron.

Por 1957  se acentúa el debate sobre la estética marxista, y autores como Garaudy, Gisselbrecht, Sartre y muchos otros cuestionaron lo que hasta ese momento se había considerado como tal, por lo mismo, de alguna manera reivindicaron obras tachadas de burguesas o decadentes por los comunistas dogmáticos. El rasero que éstos habían utilizado tenía que ser destruido. De ahí que un comunista militante desde su adolescencia, como Alexis, presentara planteamientos que se salían de la “línea del partido”. Pero no sólo eso. Presentó su escrito en el Primer Congreso de Escritores y Artistas Negros no obstante puntualizó que esa idea de la negritud era un concepto populista o manejado por la clase gobernante (al menos en Haiti) cuando le convenía, de ahí que demandara eliminar toda connotación racista, rescatar el carácter de clase de la lucha que deberían librar los artistas y escritores, pero sin caer en los esquemas impuestos por los supuestos teóricos y papas de la estética marxista.

Frente a aquellos que privilegiaban “el realismo” en contraposición con lo fantástico, lo mágico, etcétera, argumentando que esas eran expresiones de sociedades primitivas, o actitudes metafísicas, Alexis exclama: “¡Maldito sea el realismo analista y razonador que no conmueve a las masas! ¡Bendito sea un realismo vital, ligado a la magia del universo, un realismo que estremezca no sólo el espíritu, sino también el corazón y los nervios!” Por lo menos las palabras magia y espíritu seguramente les provocaron un soponcio a muchos comunistas. Ahogados por el dogma no tomaban en cuenta que el realismo de Alexis no era un realismo artificial, falso, sino un realismo verdaderamente realista y de acuerdo a su realidad inmediata, pues “El arte haitiano presenta… lo real con su cortejo de objetos extraños, fantásticos, de ensoñación, de penumbra, de misterio y de mágico…”

Y más adelante agrega: “¿qué es entonces lo Maravilloso, sino el imaginario en el que un pueblo envuelve su experiencia, refleja su concepción del mundo y de la vida, su fe, esperanza, su confianza en el hombre, en una gran justicia, y la explicación que le encuentra a las fuerzas antagónicas del progreso? ” Y al ser el pueblo haitiano un crisol en que se mezclan sustratos taínos, africanos, españoles, franceses, y de otras culturas occidentales, predominando lo africano, el vudú es algo arraigado en ellos, por lo tanto es un aspecto de sus más fuertes creencias y sería absurdo ignorarlo; algo similar ocurre con los zombies. Seymour Menton afirma que Alexis censuraba (o condenaba, no recuerdo bien qué expresión utiliza) esa creencia, aunque, como veremos en otra ocasión, está presente en sus textos. Creo que Alexis no condena ni niega la cuestión de los zombies, sino que los despoja de su carácter demoniaco, pues para él los zombies son individuos con exiguas facultades mentales, con deficiencias o minusválidos. Toma cierta distancia al jugar con la ambigüedad, pues entonces no habían avanzado tanto las investigaciones al respecto, pero como médico especialista en neurología es posible que intuyera raíces físicas o materiales en este fenómeno y rechazara categóricamente que eran producto de los “poderes” de un santón o brujo, mucho menos, como ya dije, se trataba de una cuestión diabólica. En pocas palabras, estos prolegómenos merecen un buen análisis.