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La compositora y cantante estadunidense impartió una conferencia en la Fonoteca Nacional

Cage no está olvidado, muchos conmemoran su centenario, afirma Joan La Barbara

Las creaciones visuales del músico vanguardista se exhiben en museos, dice a La Jornada

Interpretará piezas de su autoría en el Festival de Poesía y Prosa, en La Ciudadela

Foto
Joan La BarbaraFoto Mark Hahaney
 
Periódico La Jornada
Martes 23 de octubre de 2012, p. 6

La exploración sonora de John Cage (1912-1992) y su aceptación de todos los sonidos como música no sólo influyeron en la compositora y cantante Joan La Barbara (Filadelfia, 1947), y en por lo menos dos generaciones más.

La Barbara impartió ayer, en la Fonoteca Nacional, la conferencia Más que un mentor: el efecto duradero de John Cage en mis inquietudes musicales, como parte de las conmemoraciones por el centenario del compositor, cumplido el pasado 5 de septiembre.

Hoy, a las 20:30 horas, en La Ciudadela (Plaza de la Ciudadela 4, Centro), La Barbara interpretará algunas de sus composiciones dentro del Festival Internacional de Poesía y Prosa.

Dibujos humeados

Para la entrevistada, John Cage definitivamente no está olvidado, ya que el año celebratorio empezó con mucha anticipación y continuará mucho tiempo después.

Aparte de las ejecuciones de su obra a cargo de orquestas y ensambles, muchos museos han montado exposiciones de su faceta visual, no sólo de las partituras, porque realizó gran número de bellas pinturas. También están sus dibujos humeados, hechos con humo de cigarro, a la vez que colocaba rocas sobre papel alrededor de lo que dibujaba para crear obras de arte de procedimiento azaroso, expresa La Barbara.

Otra característica de Cage que desde el primer momento atrajo a La Barbara, fue su disposición para contestar cualquier pregunta que se le hacía. El primer encuentro de la cantante con el autor de 4’33” sucedió en Berlín, en 1972, con motivo de HPSCHD, que comprende múltiples ejecuciones que ocurren al mismo tiempo. Enfurecida, la joven artista se le acercó y reclamó: con todo el caos en el mundo, ¿por qué hace más?, y se fue. Pero Cage la alcanzó y con sonrisa beatífica le contestó: Tal vez cuando salgas al mundo ya no te parecerá tan caótico.

Al año, La Barbara lo invitó a un concierto suyo en Nueva York, que condujo a que Cage, a su vez, la invitara a estrenar Solo para voz 45. En 1976, tras un concierto caótico en Francia, en que ella fue felicitada por su desempeño, el compositor estableció un compromiso con la cantante que duró el resto de su vida: Se volvió mi mentor y amigo, a quien consultaba si tenía que tomar una decisión difícil. En vez de contestar mi pregunta, hacía otra para ver si yo misma tenía la respuesta. De esta manera me daba consejos. Durante el tiempo que trabajé con él hice varias residencias, en las cuales impartí talleres para que músicos y cantantes entendieran cómo interpretar la música de Cage con respeto, así que lo vi en muchas situaciones diferentes.

Cage empezó a pintar en su juventud, pero dejó esa actividad para concentrarse en la música. En sus principios, La Barbara actuaba con Steve Reich y Philip Glass, cuya obra solía presentarse en museos, no en salas de concierto; así que la cantante pudo ver mucho arte contemporáneo, a la vez que recibir la influencia de los artistas conceptuales y, claro, de los expresionistas abstractos.

Cuando comenzó a componer, la entrevistada trabajó con experimentos de depravación sensorial, nacidos del arte conceptual, consistentes en taparse los ojos, sentir las sustancias colocadas en seis platos transparentes, para responder con vocalización inmediata y sorprenderme con nuevos sonidos que, luego, comunico al público a un nivel preverbal.

Desde hace un lustro, La Barbara estudia actuación, pues trabaja en un filme de Matthew Barney, Ancient evenings, inspirado por Norman Mailer.