Mundo
Ver día anteriorMartes 23 de octubre de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

Varios líderes socialistas exigen una reflexión autocrítica y el inicio de una nueva etapa

Crisis en el PSOE tras derrotas en el País Vasco y Galicia; exigen salida de Rubalcaba

Íñigo Urukullu, del PNV, inició contactos para la formación del nuevo gobierno en Euskadi

Foto
El lehendakari y líder del Partido Socialista de Euskadi, Patxi Lopez (al centro), se reunió ayer con miembros del comité ejecutivo, con quienes discutió sobre la derrota sufrida en los comicios del domingo en BilbaoFoto Reuters
Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 23 de octubre de 2012, p. 27

Madrid, 22 de octubre. Los resultados de las elecciones autonómicas del País Vasco y Galicia provocaron una crisis en el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), que vive una guerra abierta entre la actual dirección, presidida por Alfredo Pérez Rubalcaba, y un grupo de destacados dirigentes que exigen su dimisión y el inicio de una nueva etapa en el partido.

Todo lo contrario del efecto que tuvieron los comicios en el gobernante Partido Popular (PP) y en el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, que refrendó a su líder en el País Vasco, Antonio Basagoiti, a pesar del mal resultado en los comicios.

El País Vasco volverá a estar gobernado por el hegemónico Partido Nacionalista Vasco (PNV) y en Galicia el PP refrendó la mayoría absoluta. Mientras el PSOE, principal partido de oposición, que hasta hace poco era considerada la única formación capaz de vertebrar el complejo mapa político y territorial español, está sumido en su peor crisis. La jornada electoral del domingo dejó herida de muerte esta idea, con un severo batacazo en Galicia, una derrota sin paliativos y la entrega de la presidencia autonómica en el País Vasco.

El día después de las elecciones los líderes socialistas criticaron a la actual dirección, encabezada por Pérez Rubalcaba, a quien acusan de ser incapaz de despertar la ilusión en el electorado y de permitir que se difuminara el contenido central del discurso del partido, que es capaz de gobernar el mismo tiempo, pero en diferentes regiones, con la derecha, con el Partido Comunista y con los independentistas.

Un grupo de destacados líderes, entre ellos el ex presidente del Congreso de los Diputados, José Bono; el líder de los europarlamentarios socialistas españoles, Juan Fernando López Aguilar; el secretario del PSOE de Madrid, Tomas Gómez, y la ex ministra Maria Antonia Trujillo, hicieron fuertes acusaciones. Todos exigieron la apertura de una reflexión autocrítica y el inicio de una etapa, que deberá arrancar con la renuncia de su actual dirigente.

Elena Valenciano, la vicesecretaria del PSOE y mano derecha de Pérez Rubalcaba, respondió que son los de siempre los que piden la dimisión y rechazó que pretendan abrir un proceso de renovación de la cúpula del partido, refrendada por el conjunto de los líderes nacionales hace un año. No se ha planteado la dimisión de Rubalcaba. Hace sólo ocho meses que celebramos un congreso federal. Tenemos una tarea y un mandato, y vamos a cumplirlos, advirtió.

Mientras tanto, el triunfador en los comicios vascos, Íñigo Urukullu, inició la ronda de contactos con los otros partidos políticos para perfilar los acuerdos con los que pretende formar gobierno. El PNV, con 27 diputados, necesitaría el apoyo del PSOE, con 16 escaños, o de la coalición de la izquierda nacionalista Bildu, que sumó 21.

El dirigente vasco también mantuvo una conversación con el presidente de Cataluña, Artur Mas, quien tendrá una cita electoral el próximo 25 de noviembre, en la que pretende poner sobre la mesa su propuesta de independencia de la región del Estado español ante el hartazgo por el trato recibido de Madrid, tanto a nivel fiscal como de descalificación permanente. Mas hizo su propia lectura de los comicios vascos y gallegos, en los que también hubo un aumento de las fuerzas nacionalistas: Ojalá en Madrid tomen nota del resultado en el País Vasco y se den cuenta de que negar los problemas sólo aviva el nacionalismo.