Opinión
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México SA

FC y sus cifras históricas

Creciente déficit de empleo

Logros virtuales vs. realidad

S

e había tardado el inquilino de Los Pinos: mientras más cercana está su salida de la residencia oficial, mayores logros virtuales presume, amén de lo bien que, según él, hizo las cosas a lo largo de su sexenio. Pero en su fatua kermés de autoelogios y autoapapachos faltaban las fanfarrias y el confeti para celebrar el alcance, igualmente virtual, de las cifras históricas del presidente del empleo, quien en realidad a la administración peñanietista hereda un espeluznante déficit de puestos formales de trabajo, sin considerar el que a su vez dejó Vicente Fox al propio Felipe Calderón.

A escasos días de que termine la docena trágica panista, no podía faltar su autoaclamación en materia laboral: “vale la pena destacar que están por salir las cifras de empleo correspondientes a octubre. No las quiero anticipar ahora pero, por lo que se ve, estamos hablando de la cifra, si referimos al periodo de enero a octubre 2012, de enero a octubre, probablemente estamos hablando de la cifra de mayor generación de empleo formal que se tenga registro en México, la mayor de la historia. Eso significa que, a pesar de las dificultades económicas que se registran en el mundo, México está saliendo adelante, con una economía que crece y que genera empleos formales…”

Si existiera un premio a la cara dura sin duda alguna Felipe Calderón se lo llevaría de calle, en un país en el que la competencia en este renglón es por demás abundante. Entonces, claro que puede presumir cifras históricas, pero no en creación sino en voluminoso déficit de empleo: más de 4 millones de plazas formales en seis años de estancia en Los Pinos. Lo anterior quiere decir que 66 por ciento de los mexicanos que, en edad y condición productiva, intentaron incorporarse al mercado laboral formal a lo largo del sexenio calderonista no tuvieron cupo, por la sencilla razón de que las plazas no fueron creadas. Esas son las verdaderas cifras históricas del autodenominado presidente del empleo.

Más allá del cinismo con el que Calderón presume que la economía crece (recuérdese: 1.84 por ciento de crecimiento anual promedio en su sexenio, el menor en cinco lustros), las propias cifras oficiales revelan que con él en Los Pinos sólo uno de cada tres mexicanos que se incorporaron a la población económicamente activa logró emplearse en el sector formal de la economía, sin considerar la creciente precariedad en las condiciones laborales. El resto, a la informalidad, la desocupación abierta, la emigración o el crimen organizado. Entonces, uno de cada tres sí es para presumir cifras históricas, pero en el sentido inverso al cacareado por el susodicho.

Cómo olvidar que en plena campaña electoral (marzo de 2006), el entonces candidato presidencial panista presumía su nuevo eslogan propagandístico: para que vivamos mejor, Felipe Calderón, presidente del empleo, y él mismo detallaba que para que vivamos mejor los mexicanos necesitamos empleo y no deudas, necesitamos empleo y no crisis económicas, necesitamos un presidente que sepa conducir a México al futuro, y yo voy a conducir a México al futuro. En los hechos, ya sentado en Los Pinos, concretó exactamente lo contrario de lo que ofreció: muy poco empleo, mucha deuda crisis económica y una conducción por demás fallida que a México le canceló el futuro.

Entre diciembre de 2006, cuando por la puerta de atrás se instaló en Los Pinos, al tercer trimestre de 2012, la población económicamente activa (PEA) en el país se incrementó en 6 millones 458 mil 892 personas, de acuerdo con las cifras del Inegi. En ese lapso oficialmente se generaron 2 millones 172 mil 486 de empleos en el sector formal de la economía (eventuales una tercera parte de ellos), de tal suerte que 4 millones 286 mil 406 mexicanos que se incorporaron a la PEA quedaron totalmente fuera de la jugada, sin considerar el rezago histórico en este renglón.

Las citadas son las cifras históricas que Felipe Calderón no se atreve a presentar en público; de allí la necesidad de armar la kermés del autoelogio. Sin considerar el rezago histórico, más de un millón de empleos formales por año demandaron los mexicanos durante su sexenio; sólo se generaron, en promedio e incluyendo los eventuales, 362 mil anuales en números cerrados. Cada año el déficit de empleo formal aumentó en alrededor de 700 mil plazas, algo por demás espeluznante, por mucho que el aún inquilino de Los Pinos presuma como logro y como elemento para afirmar que el presidente del empleo cumplió.

De diciembre de 2006 a septiembre de 2012 la estadística oficial documenta la generación de un millón 447 mil 387 plazas permanentes en el sector formal de la economía, a las que se suman 725 mil 99 eventuales. Nada más. En el desempleo, la informalidad, el exilio económico y/o el crimen organizado todos los demás. Ese es el logro real. El resto, sólo propaganda barata.

En síntesis, muy poca generación de empleo y creciente precarización del mismo. Como bien ha documentado el Centro de Investigación en Economía y Negocios (CIEN) del Instituto Tecnológico de Monterrey, campus estado de México, la marginación que enfrentan millones de trabajadores mexicanos va a todo galope. En el balance, con tendencia a empeorar, se cuenta la incorporación de 15 millones de mexicanos al ejército de pobres; más de 31 millones de mexicanos no cuentan con seguridad social (ni para su familia); 15 millones no tienen un contrato legal que los vincule con sus patrones; 14.2 millones sobreviven en la informalidad y carecen de prestaciones; 11 millones laboran en micronegocios sin establecimiento; 6.7 millones cuando mucho obtienen un salario mínimo; 3.1 millones no reciben remuneración; 11.3 millones de trabajadores tienen un ingreso de entre uno y dos salarios mínimos, algo insuficiente para mantener a una familia fuera de la pobreza.

Y la cereza es cortesía del Banco Mundial, organismo decisivo en la imposición del fallido cuan aferrado modelo económico que se aplica en México desde hace 30 años: la pobreza y el desempleo se han incrementado en México en años recientes, mientras los salarios, medidos a través de su poder de compra, se mantienen estancados. Una de las causas de esta combinación radica en que dos terceras partes de la fuerza de trabajo del país se emplean en el sector informal.

He allí las terroríficas cifras históricas.

Las rebanadas del pastel

¿Obama o Romney? Para el caso da lo mismo, porque para ambos candidatos México se mantiene como patio trasero de Estados Unidos.