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Cristina Fernández pide a la dirigencia política que diga qué quiere para el país

Decenas de miles marchan en Argentina en demanda de seguridad y libertad
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Miles de opositores al gobierno de Cristina Fernández, ayer en el Obelisco en Buenos AiresFoto Reuters
Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 9 de noviembre de 2012, p. 31

Buenos Aires, 9 de noviembre. Decenas de miles de personas participaron esta noche en un cacerolazo y movilización por lo menos en cuatro puntos de esta capital, entre ellos el obelisco, donde la concentración fue más numerosa, con consignas cruzadas en diversos reclamos al gobierno, pero a diferencia del pasado 13 de septiembre, los verdaderos convocantes, entre ellos los medios masivos de comunicación, fracasaron en el intento de violentar la marcha como algunos proponían, para emular lo sucedido el pasado 13 de septiembre.

Uno de los reclamos mayores fue por seguridad y ”libertad” más ligada a las medidas con relación al dólar que a la realidad política, ya que el propio hecho de manifestarse, sin ninguna restricción, hubiera contradicho esas consignas. También contra la inflación y mucho menos por la relección, que la presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner ni siquiera ha propuesto.

Había preocupación en algunos sectores sociales por el hecho de que se conoció hoy que el apagón que dejó el miércoles sin electricidad a unas tres millones de personas e impidió por horas circular a las líneas de metros y trenes eléctricos, no se debió a ningún desperfecto sino a una mano negra que bajó la palanca en un tramo estratégico del tendido eléctrico.

El ministro de Planificación, Julio de Vido, presentó una denuncia a la justicia penal para investigar esta situación, que para muchos creaba sensaciones golpistas.

Esto conllevó a crear malestar en una población afectada por el calor asfixiante, además de la basura que no fue recolectada por el gobierno de la ciudad durante seis días.

Hubo varias advertencias periodísticas cuando se demostró que los más activos y duros convocantes del cacerolazo de hoy tanto aquí como en el exterior, están ligados a fundaciones extranjeras de Estados Unidos y de la derecha europea. La más importante es la Fundación Pensar que preside aquí el jefe de gobierno capitalino, Mauricio Macri, ligada a Heritage, la National Endowment Foundation (Ned) y otras ultaderechistas de Europa.

Los periódicos opositores como Clarín, La Nación, Perfil e Infobae, tomaron una abierta posición de convocatoria al cacerolazo y la movilización. Incluso La Nación publicó un mapa de la movilización y los puntos de encuentro de los manifestantes. En un editorial titulado Actuemos contra el miedo, el matutino de la familia Mitre expresó su apoyo a la manifestación, y sostuvo que “a medida que el Estado se vuelve sólidamente partidario, sin dejar grietas para que por allí se cuele el derecho, la pregunta es cada vez más acuciante. Hace falta mayor valentía para desafiarlo y más prudencia para sobrevivir. Pero en algún punto la prudencia se vuelve cobardía (…) Es necesario ser valientes cuando lo que está en juego es la República”.

Algunos analistas, inclusive opositores al gobierno, plantearon esta noche que la marcha de este día no sólo fue en reclamo al gobierno sino también a la oposición y hubo críticas a los dirigentes opositores y especialmente a Macri y sus funcionarios que trataron de ganar protagonismo con la marcha, que fue importante en esta capital, pero no en todo el interior del país.

En esta capital participaron también dirigentes de la derechista Sociedad Rural, y de su otrora opositora, la Federación Agraria Argentina, antiguas figuras de ultraderecha y algunos ex piqueteros (desempleados) como Raúl Castells, que junto a otros grupos se declaraban de izquierda y hoy no tienen ninguna objeción para caminar junto a los defensores de la última dictadura militar, el peronismo de derecha y otros similares como el sindicalista Luis Barrionuevo.

El gobernador de Santa Fe, Antonio Bonfatti, socialista del opositor Frente Progresista Cívico y Social, dijo que no participaría en la protesta del "8N" (8 de noviembre) porque no hay que llamar a la confrontación, y advirtió que tiene sus propias formas de expresarse que es con propuestas. Y si alguien quiere sacar partido, creo que se vuelve a equivocar, porque nos metemos en un espiral que nos hace muy mal, añadió.

Asimismo sostuvo que le preocupa más el 9 de noviembre porque “tenemos que tratar de sentarnos en una mesa para encontrar acuerdos en todos los órdenes de la vida de todo el país".

Por su parte, la presidenta escribió en su cuenta de Facebook que "si hay un sector que reclama determinadas cosas, hay que ponerse al frente y decirlo claramente" y pidió a la dirigencia política que diga lo que piensa y lo que quiere para el país.

Agregó que estamos viviendo un momento de libertad de expresión nunca antes visto en la Argentina, estamos viendo una democracia total, en donde cada uno puede vivir, puede decir lo que piensa.

Luego participó en un acto donde hizo entrega de los títulos de propiedad de viviendas sociales construidas en un distrito del sur del conurbano.

La marcha dejó enseñanzas para todos. Incluso entre los manifestantes en Belgrano había quienes demandaban respetar a la educación pública y reclamaban por el cierre de aulas, que decidió este año el jefe de gobierno capitalino.

La mayoría de los analistas señalan que es el momento de escuchar los reclamos honestos, porque en la marcha de hoy se demostró que una buena mayoría de los manifestantes llevó sus propias consignas y las más violentas propuestas más derechistas no prosperaron. Todos deben aprender de este día, pareció ser una consigna final no escrita