El lenguaje que se utilizaba antes era más rico, tenía más fluidez. Hoy, todas las cosas son abreviadas, algo que no es mejor ni peor, sólo diferente; pero esa forma con la que se hacían las canciones de antes por autores maravillosos es increíble y sigue siendo encantadora, porque no es ni melosa ni cursi, y continúa con su función: propagar el amor.

Esa es la consideración de Andrea Básef, joven intérprete que acaba de editar Deseo del tiempo, disco que une dos géneros musicales viscerales, muy de garra, como son el bolero y el jazz.

La placa con la que Básef ingresa en el horizonte sonoro será presentada este miércoles 14 las 20 horas en el Centro Cultural Roberto Cantoral, por Germán Palomares Oviedo y por el maestro Armando Manzanero, quien comentó a la cantante, por medio de una carta, que el álbum es importante para la música mexicana.

El disco, que contó con los arreglos del pianista Alex Mercado, contiene 11 piezas de autores como María Grever, Agustín Lara, Consuelo Velázquez, Vicente Garrido, Roberto Cantoral, José Alfredo Jiménez y de Manzanero. La voz suave de Andrea Básef, impregnada de la acústica jazz-bolero, e incluso de bossa nova, penetra por cada poro de la piel de quien la oye. Así, se pueden no sólo escuchar, sino sentir canciones como Así, Alma mía y Bésame mucho, que, en el contexto actual, “pueden alcanzar a toda la gente. Son piezas muy viejas –otras no tanto, como En tu lugar, de Vicente Garrido, que es de los años 70–, que se pueden contextualizar con lo actual; se dieron en jazz, para hacerlas más asequibles”, comenta en entrevista.

Básef lleva en los génes la música: su abuelo es Vicente Garrido, compositor que pertenece al selecto grupo de poetas de la canción mexicana, junto con Agustín Lara, Mario Ruiz Armengol y Gonzalo Curiel.

Cantar se volvió una necesidad para mí

La música siempre ha existido en mí, dice Andrea, quien también reconoce que esta expresión es inherente al ser humano. Todos tenemos una canción favorita, a todos nos cantaron alguna vez una... siempre está presente. Pero lo que a ella le hizo voltear a ésta fue seguir la inercia de lo que sentía. Cantar se volvió una necesidad de expresión. Un día se dijo: Voy a hacer mi propio disco con las canciones que me gustan y los géneros que me atraen. Fue una decisión repentina. Pase lo que pase lo haré, y si me sale bien qué bueno y si no, también; no pensaba en el futuro. Lo que ha sido importante en el proyecto es pensar en el paso que doy en este momento.

La intérprete, quien también estudió actuación (con Héctor Mendoza), dice que cuando le preguntan cuál es su canción predilecta es como cuando le preguntan a los padres si tienen un hijo favorito; a todos los quieren por igual, dicen. Así me pasa con todas las canciones del disco, las cuales escogí y pedí su arreglo de cierta manera. Tuve la suerte de que Álex Mercado colaborara... y le gustara hacerlo; es un gran músico con el que me entendí bien. Ver el producto terminado es una vorágine, porque todo ha sido intempestivo, pero gratificante.

Dicen que la convivencia entre el bolero y el jazz es una experiencia nostálgica, pero “no todas las piezas son así. Hay unas que hablan de amor nostálgico y otras de un amor de pérdida. Algunas más son sólo momentos de placer. En cada canción se creó una ficción para hacerla más verdadera, para interpretarlas con sello propio. Deseo del tiempo representa toda esa idea del amor, un juego de palabras: el deseo del tiempo es el amor, el deseo de todos los seres humanos de todas las épocas es el amar o ser amado”.

La artista relata que había “canciones que me gustaban desde siempre, como En tu lugar, de mi abuelo, la cual conocía desde niña. Todo el tiempo él tocaba el piano, pero no recuerdo el momento exacto de cuándo la escuché por primera vez, pero me encantaba, además de que quería cantar un tema de él que no fuera conocido, como No me platiques más”.

En la presentación-concierto de este miércoles estarán todos los músicos que participaron en el disco: Luri Molina en el contrabajo, Víctor Monterrubio en la batería, Marc Osterer en la trompeta, Édgar de la Torre en las guitarras y Álex Mercado en el piano.

El Centro Cultural Roberto Cantoral está localizado en Puente de Xoco, puerta A, colonia Xoco.