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Vicente Rojo, Manuel Felguérez, Gilberto Aceves y Gabriel Macotela entre los creadores

Atesora la UAM Azcapotzalco 15 nuevas esculturas de gran formato

Los curadores y coordinadores de Elogio al espacio son Bela Gold y Luis Ignacio Sáinz

Aportan a la educación estética, a la vez que enriquecen el patrimonio de la institución

Foto
Gabriel Macotela propuso esta Estructura órgánicaFoto José Antonio López
 
Periódico La Jornada
Domingo 18 de noviembre de 2012, p. 2

La Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco ha enriquecido su patrimonio artístico con 15 nuevas esculturas de gran formato donadas por igual número de artistas, entre ellos Vicente Rojo, Manuel Felguérez, Gilberto Aceves Navarro y Gabriel Macotela, la mayoría presentes durante la inauguración formal y el maratónico recorrido ayer sábado.

El proyecto se llama Elogio al espacio: Intervención escultórica, llevó un año y medio de gestación y se planea hacer visitas guiadas por los jardines de dicha unidad de la UAM, ubicada en una zona de industrias y habitacional del norte de la ciudad (Avenida San Pablo y Eje 5 Norte).

Los otros artistas son Fernando González Gortázar, con Serpentina II; Naomi Siegman, Rehilete; Yvonne Domenge, Uroboros; Marina Láscaris, La piel del mar; Agueda Lozano, A ti, poeta-Homenaje a Max Jacob; Jeannette Betancourt, Otoño.

Además, Perla Krauze, con Constelación #18; Manuel Marín, Las tres gracias; Kiyoto Ota, Primavera; Juan Manuel de la Rosa, El desierto como impulso y reflexión; y Katún, de Brian Nissen.

Las otras obras son Primera letra, de Rojo; Estructura orgánica, de Macotela; Dos soluciones, de Felguérez; y Pérgola animada, de Aceves Navarro.

Desde hace unos tres meses las 15 nuevas piezas son exhibidas de manera permanente en los jardines del campus y se suman a otras que ya se encontraban allí, creadas por Irma Palacios, Guadalupe Ojeda, Salvador Manzano, Rubén Valencia, Sebastián y Francisco Moyao, a las cuales se les dio mantenimiento.

Estética y funcionalidad

Se trata de un proyecto que confirma la importancia de la UAM-Azcapotzalco como espacio cultural y artístico en el norte de la ciudad, dijo la rectora de dicha unidad, Paloma Ibáñez, quien informó que la universidad aportó la mano de obra y los materiales.

Los curadores y coordinadores de Elogio al espacio son Bela Gold y Luis Ignacio Sainz, quienes plantearon diversos lineamientos previos, como el uso de materiales: concreto armado, acero al carbón o una combinación de ambos, aunque hubo quienes utilizaron piedra volcánica, tezontle y cables de acero.

La producción e instalación de todas las obras la realizó el Taller Majac, del arquitecto Juan Álvarez del Castillo, con la participación fundamental de los artistas, quienes realizaron varias visitas a la UAM-Azcapotzalco, la primera de ellas para estudiar el entorno de edificios y jardines que se les había asignado.

Gold comentó que la idea era crear jardines de esculturas que fueran estéticos, vivibles y funcionales, que aportaran a la educación estética de la comunidad universitaria, a la vez que se enriqueciera el patrimonio artístico de esa unidad de la Casa abierta al tiempo, lo que además la pone a la vanguardia en este tipo de proyectos.

Sáinz dijo que el emplazamiento de cada una de las esculturas logra una concordia visual y que el proyecto pretende consolidar las condiciones de los espacios públicos de tránsito, esparcimiento e interrelación de los estudiantes, profesores y empleados de la universidad.

Agregó que de manera previa se realizó un diagnóstico de los espacios, de visibilidad y otros a fin de poder decidir a qué artista invitar para que interviniera con su escultura un lugar específico de los 15 determinados.

También se buscó un equilibrio entre las trayectorias, género, edades (entre 50 y 83 años), lenguaje expresivo y lugar de procedencia de cada uno de los 15 artistas seleccionados, destacó Sainz, pues son originarios de diversos estados y de varios países.

Los 15 artistas están en el mejor momento de su producción, han logrado un equilibrio en sus trayectorias y cuentan ya con una personalidad propia, dijo Sáinz, quien señaló que las nuevas obras se articulan muy bien con la arquitectura, las esculturas y el entorno ya existentes.

Y así se constató durante el largo recorrido, de más de dos horas, por las muchas áreas verdes, pasillos y edificios de la unidad universitaria.

Felguérez habló con varios de los muchos asistentes sobre su pieza: una solución fue en concreto y la otra, en metal, una es la base y la realidad de la que se parte, la otra es una elevación que apunta al cielo, como la superación que significa la universidad. Ambas forman una unidad y un equilibrio.

Kiyoto Ota buscó que la energía de su escultura armonizara con la de los estudiantes. Gilberto Aceves Navarro dijo que en las esculturas monumentales le interesan más los espacios vacíos entre las formas del material que éste en sí mismo. Que le gusta que esta escultura sea transitable por la gente, que la vean de lejos, cerca o desde dentro de ella, porque así adquiere nuevas proporciones y significados.

Jeannette Betancourt quiso reflexionar sobre la naturaleza, que pide a gritos que los seres humanos repiensen su relación con ella. Brian Nissen exploró el concepto del periodo de cuatro años de un calendario maya y el presentar una pieza sólo de manera frontal, no por los cuatro lados.

Marina Láscaris planteó que la comunicación entre los continentes es el mar, que lleva y trae cosas, como la sangre en un cuerpo. Le atrajo poner la superficie marina en piedra, algo líquido en una materia muy dura. Manuel Marín recreó en tres piezas a la pintura, la escultura y la arquitectura.

Naomi Siegman sólo comentó que había creado una figura orgánica, abstracta y con muchas curvas, enfrente de un edificio muy cuadrado. Fernando González Gortázar, también escueto, expresó que espera que su pieza haga tan feliz a la gente como a él cuando la realizó.

A Ivonne Domenge le interesó más que su pieza fuera el marco de un árbol que está detrás, un marco de la naturaleza, y que la gozaran los muchachos. El desierto ha sido el impulso y el espacio de reflexión para la escultura de Juan Manuel de la Rosa.

Gabriel Macotela fue de los pocos que no pudieron asistir. Vicente Rojo acudió, pero se retiró enseguida tras la inauguración. Al final, también en un jardín, proyectaron un video sobre Elogio al espacio: Intervención escultórica. Artistas y asistentes pudieron, por fin, descansar un rato.