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Resuelve comisión externa que hay evidencias claras de manipulaciones inapropiadas

Separan de sus cargos a dos científicos de la UNAM por alterar imágenes de estudios

Alejandra Bravo y Mario Soberón, fuera de la Comisión de Bioética y de Microbiología Molecular

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Los expertos realizaban investigaciones sobre la bacteria BT, la cual es utilizada para atacar plagas en productos transgénicos. La imagen corresponde a la producción de maíz en VietnamFoto Reuters
 
Periódico La Jornada
Martes 20 de noviembre de 2012, p. 15

Alejandra Bravo y Mario Soberón, investigadores del Instituto de Biotecnología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), fueron sancionados por manipulaciones inapropiadas y categóricamente reprobables de imágenes sobre estudios de la bacteria BT –utilizada en productos como el maíz transgénico– para enfatizar los resultados que buscaban obtener en al menos 11 artículos divulgados en revistas científicas.

Entre los castigos aplicados están las renuncias de Soberón a la jefatura del Departamento de Microbiología Molecular y de Bravo a la presidencia de la Comisión de Bioética.

El proceso comenzó a partir de que el equipo de expertos canadienses integrado por Vincent Vachon, Raynald Laprade y Jean Louis Schwartz publicó el estudio “Revisión crítica de los modelos que existen para explicar la forma de actuar del bacillus thuringiensis (BT)”, en mayo de este año, en la revista científica El Sevier, en el cual señalaron que había modelos aplicados por los mexicanos que no se sostenían, pues era imposible replicarlos. La bacteria BT es utilizada en la industria de la biotecnología en productos transgénicos para atacar plagas y evitar el uso de insecticidas en los campos de cultivo.

Autoridades del instituto abrieron una investigación y el caso fue enviado para su análisis a una comisión externa, la cual, después de evaluar al menos 11 estudios de Bravo y Soberón, consideró que en dos artículos había evidencias claras y contundentes de manipulaciones inapropiadas y categóricamente reprobables.

Esta semana la comisión del consejo técnico de la Coordinación Científica, que también analiza el caso, podría dar a conocer sus conclusiones, informó su coordinador, Carlos Aramburo, quien explicó que el instituto sancionó a los científicos porque se consideró que no era adecuada (la manipulación de imágenes). Hasta donde entiendo, la motivación fue decir que debió haber sido preferible que los datos se mostraran tal como estaban. Fue una decisión del consejo. Se reconoció que hubo manipulación, que no se requería llevar las cosas más allá (sobre los investigadores), porque no implicaba fraude.

Alejandra Bravo está adscrita al área de Microbiología Molecular. Las líneas de investigación que desarrolla en su laboratorio se centran en estudios sobre las proteínas insecticidas producidas por la bacteria BT. Desde 1996 trabaja en estrecha colaboración con el grupo de Mario Soberón, quien además se ha concentrado en la descripción de las bases moleculares de la especificidad de esas toxinas, plantea información que aparece en la página de Internet del Instituto de Biotecnología. Bravo obtuvo el premio L’Oreal-Unesco en 2010, que se otorga a científicas.

Respecto de Mario Soberón –hijo del ex rector Guillermo Soberón–, entre sus líneas de trabajo se menciona en la misma página que en el grupo de investigación del cual es líder “estamos interesados en entender los mecanismos moleculares de la especificidad de las toxinas cry de BT. En nuestro grupo de investigación hemos participado en los trabajos para entender el mecanismo de acción de las toxinas insecticidas de BT”.

De acuerdo con una comunicación emitida en octubre pasado a la comunidad académica por el director del instituto, Carlos Arias, la comisión externa que opinó sobre la trascendencia de las manipulaciones identificadas en artículos de Bravo y Soberón fue integrada por Rubén Lisker, director de Investigación del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición; Rosario Muñoz, profesora de la Facultad de Química de la UNAM, y Jean Philippe Vielle Calzada, investigador del Laboratorio Nacional de Genómica para la Biodiversidad, del Instituto Politécnico Nacional.

En ese documento Arias señaló: A pesar de que la comisión externa consideró esas manipulaciones desafortunadas, poco éticas y poco respetuosas del esfuerzo experimental de los investigadores que generan los resultados originales, concluyó que el impacto científico de las manipulaciones de las figuras era menor, ya que en ningún caso las modificaciones afectaron las evidencias experimentales que sustentan los hallazgos medulares de las 11 publicaciones.

Agrega que, aunque la comisión no aconsejó rectificar ninguno de los dos artículos en que se encontraron evidencias claras de la manipulación, concluyó que la gravedad de las faltas ameritaba sanción. La comisión señaló además que la manipulación de figuras, plenamente documentada y aceptada en este caso, es una práctica injustificada y reprobable que atenta contra los valores de excelencia académica y científica de las instituciones de investigación de nuestro país y promueve una imagen poco profesional y ética de la investigación científica que se realiza en México.

Las sanciones fueron las renuncias de Mario Soberón y de Alejandra Bravo. A ella se le retiró el nombramiento de líder académico con todos los privilegios asociados a ese puesto y quedó adscrita al Departamento de Microbiología Molecular en carácter de investigadora adjunta. Luego de tres años, Bravo podrá solicitar al consejo interno del instituto la restitución de su nombramiento como líder académico. En ese periodo, tanto ella como Soberón no podrán admitir nuevos estudiantes.

Arias apuntó en la comunicación: Los miembros del consejo interno lamentamos profundamente tener que haber tomado las medidas mencionadas, sin precedente en nuestra comunidad, pero lo hacemos conscientes de la importancia de dejar claro ante la misma que este tipo de conductas son inaceptables en todo científico, máxime en aquellos que hemos elegido como líderes académicos.

Soberón y Bravo acataron las sanciones e informaron de ello a las revistas en que se publicaron los artículos.

En entrevista, se preguntó a Carlos Aramburo, coordinador de Investigación Científica, si es usual ese tipo de manipulación de imágenes. Respondió: En algunos casos se busca generar contrastes para que los resultados se vean mejor, y hay ocasiones en que es aceptable. Hay revistas que piden que no haya manipulación al respecto. Esto también tiene que ver con la política editorial de cada publicación. Por supuesto, lo recomendable es que no haya para que los resultados estén como están. Es diferente, dijo, una situación en que se trata de fabricar datos, de otras donde los datos concretos ahí están y de lo que se trata es dar una mejor imagen.

Sobre el planteamiento del estudio del equipo canadiense, de que los estudios no pueden ser replicables, comentó: Aparentemente se debía a la no aparición de una banda (en las imágenes), y entiendo que ello tenía que ver con parte de las condiciones experimentales que se habían hecho.

–Esa situación, ¿de qué manera afecta el prestigio de la UNAM?

–Es algo que se tiene que ver con cuidado. Ciertamente, es una llamada de atención para tener un sistema más atento a los productos de la investigación que hacemos. Habría sido deseable que no ocurriera, pero en función de los resultados que se tengan, con la comunicación que se pueda dar a las revistas correspondientes al respecto y si ellos deciden que no hay alteración sustancial de los resultados, será menor la afectación.