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Aguantaré lo que sea, pero a mí no me corre nadie, advierte Cristina Fernández

Paro y bloqueos en Argentina, un éxito, según organizadores

Apedrean camiones del servicio de transporte público que no se adhieren a la protesta

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La presidenta Cristina Fernández de Kirchner encabezó ayer la ceremonia conmemorativa del Día de la Soberanía Nacional, en San Pedro, ArgentinaFoto Ap
Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 21 de noviembre de 2012, p. 25

Buenos Aires, 20 de noviembre. El paro parcial realizado hoy en Argentina por los gremios de las alas opositoras de la Confederación General del Trabajo (CGT) y la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) en demanda de algunas compesaciones económicas, fue considerado un éxito por los organizadores, que recurrieron al bloqueo de carreteras de ingreso a esta capital y autopistas, calles y vías ferroviarias, para impedir el paso de transportes públicos de pasajeros y de trabajadores que no se sumaron a la medida.

Al referirse a la protesta, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner dijo hoy que no fue huelga ni un paro, sino un apriete con amenaza para los trabajadores que intentaron llegar a sus lugares de trabajo.

Añadió que el paro fue un fenómeno circunscrito a algunos gremios de servicios y al ámbito de la capital federal, y advirtió: “no hablemos de piquete (bloqueos), hablemos de aprietes y amenazas”, durante un acto realizado esta tarde en el Día de la Soberanía Nacional.

Manifestó asimismo que el derecho a huelga es sagrado, pero también lo es que el trabajador decida qué quiere hacer y la voluntad de los trabajadores no puede ser dominada por nadie.

Más adelante sostuvo que está dispuesta a soportar lo que sea, pero advirtió: a mí no me corre nadie, mucho menos con amenazas, y desestimó el uso de bloqueos que impidieron llegar a trabajar a muchos que no se habían sumado al paro.

En otra parte de su discurso, en la cual se refirió a temas claves de soberanía, Fernández de Kirchner sostuvo que le gustaría que todos los dirigentes, principalmente los que dicen representar a los trabajadores, estuvieran más preocupados por defender las fuentes de trabajo, que es el gran desafío que tenemos los argentinos en un mundo que se derrumba.

En tanto, hubo serios incidentes, como los destrozos de comercios en la céntrica Avenida de Mayo, entre ellos el histórico café Tortoni (fundado hace más de 154 años) por grupos ligados a la Confederación General del Trabajo Azul y Blanca, la más derechista de las tres ramas de la CGT, que participó en el paro.

Otra de las ramas cegetistas, liderada por el metalúrgico Antonio Caló y que aglutina más de 33 gremios de producción, servicios y otros, los más importantes del país, no se adhirió al paro.

Camiones de transporte público, que no participaban en el paro, fueron apedreados en las primeras horas de la mañana para impedir su circulación y se colocaron grandes clavos en algunas avenidas que poncharon decenas de llantas de automóviles y taxis.

Manifestantes de la Corriente Clasista y Combativa (CCC,) organización que se denomina de izquierda, pero participó junto a la derecha local en diversas circunstancias, amenazaron con palos a choferes de camiones y bloquaron las vías de las líneas de trenes que no se habían adherido al paro.

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Bloqueo en el puente Pueyrredón, en Buenos AiresFoto Reuters

La protesta afectó los vuelos locales, mientras el Aeropuerto Internacional de Ezeiza sufrió algunas demoras.

En Rosario, la ciudad más importante luego de esta capital, los gremios portuarios paralizaron actividades, al igual que algunos sindicatos petroleros del sur del país.

El gobierno no envió fuerzas de seguridad para impedir los bloqueos, en el marco de una política trazada desde 2003 para evitar acciones violentas en los desalojos de activistas.

El líder de la CTA, Pablo Micheli, dijo que hubo 300 cortes en todo el país, aunque los medios hablaron de unos 160, y comparó esta protesta con el cacerolazo del pasado 8 de noviembre, convocado por los medios opositores, así como sectores de ultraderecha.

Por su parte, el líder de la CGT, Hugo Moyano, dijo que el gobierno debe escuchar el silencio de las calles, y consideró que el paro tuvo una adhesión mucho mayor que la que imaginábamos.

En conferencia de prensa, Moyano ratificó la legitimidad de los reclamos del paro: eliminación del impuesto a las ganancias que se cobra a los salarios más altos de los trabajadores, el pago de las deudas que tiene el gobierno con las obras sociales (seguridad médica laboral), y pago de una compesación de 800 dólares que se sumaría al aguinaldo, entre otras.

Para el diario empresarial Ámbito Financiero, el paro se hizo sentir en la ciudad a fuerza de bloqueos. La medida tuvo sustento por los cierres estratégicos montados por agrupaciones de izquierda, quienes se sumaron a la convocatoria. Durante más de siete horas los bloqueos impidieron el ingreso y el tránsito en la capital. En ese contexto, la ciudad lució vacía. Por acciones de instigación y por imposibilidad de viajar, muchos no pudieron llegar sus trabajos. El transporte estuvo casi paralizado: empleados del metro y trenes no se adhirieron pero otros sabotearon el servicio. Camioneros bloquearon la distribución de combustible.

La protesta de este martes reunió a una curiosa alianza que va de la extrema derecha representada por la Sociedad Rural hasta la considerada izquierda radical del trotskista del Polo Obrero, la agrupación Barrios de Pie, el Movimientos Socialista de los Trabajadores y otros, que fueron encargados de mantener los bloqueos en pequeños grupos.

El jefe de Gabinete Juan Manuel Abal Medina, estimó que el lenguaje virulento de los sindicalistas buscaba una represión, y recordó que se logró pacificar a Argentina en 2003, (años en que asumió la presidencia Néstor Kirchner) cuando las cacerolas sonaban porque estaban vacías y la gente hacía bloqueos porque moría de hambre.