Opinión
Ver día anteriorDomingo 25 de noviembre de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
La catedral del boxeo
H

ace unos años escribimos acerca de la legendaria Arena Coliseo y la lucha libre y ahora nos enteramos por el arquitecto Jorge Chavarín, un experto del tema, que durante la época de oro del boxeo mexicano, se le consideró la catedral del boxeo.

Nos platica Jorge, aficionado de hueso colorado, quien de joven se puso un rato los guantes por puro gusto, que se tienen registros desde 1896. En esa época se hacían exhibiciones de boxeo a cinco asaltos, combinadas con sesiones de esgrima, a las que eran afectos los jóvenes de la aristocracia.

En aquellos años, el boxeo era una asignatura obligatoria en el Colegio Militar para los jóvenes cadetes. Algunos peleadores negros de EU que llegaron a México en los primeros años del siglo pasado, como Billy Clark y Kid Mitchell, empezaron a impartir lecciones, pero el boxeo carecía de reglamentación estricta. La mayoría de las peleas eran entre individuos de volumen desigual, denominadas de peso libre, en las que podía haber hasta 15 kilos de diferencia. De igual forma, la anarquía se daba en la duración, pues los pleitos eran hasta vencer, o cuando menos a 20 rounds.

Fue a partir de 1923 que esto empieza a cambiar cuando se crea, a iniciativa de un grupo de periodistas, entre ellos Alejandro Aguilar Reyes Fray Nano, la Comisión de Box del DF, que años después presidió Luis Spota, entre 1959 y 1985.

Increíblemente por aquellos años, los extranjeros podían ser campeones nacionales de México, como ocurrió con el texano Thommy White, quien hizo escuela en México, ya que trajo el bending (movimiento de cintura) y el rolling (movimiento de cabeza). También un experto en el gancho al hígado, con el que noqueó a un joven Kid Azteca, quien le aprendió ese golpe que después le haría famoso. El célebre peleador mexicano se mantuvo 17 años como campeón nacional welter, de 1932 a 1949.

El boxeo se empezó a practicar en muchas arenas improvisadas, inicialmente en la colonia Guerrero y de ahí pasó a otros barrios cercanos, según cuenta Arturo Sotomayor en algunas de sus crónicas. Destacó el Frontón Nacional, que después fue la Arena Nacional, en el espacio donde más tarde estuvo el cine Palacio Chino. En ese lugar pelearon grandes glorias del boxeo, como Chango Casanova, Kid Azteca, Babe Arizmendi, Joe Conde y muchos otros grandes peleadores de la llamada Época de Oro.

Más tarde, en 1947, surgió la arena Coliseo, la catedral del boxeo en México, como se le llamaba, pero comenta Jorge Chavarín que desafortunadamente después del auge que tuvo, ahora sólo se hace ahí el torneo amateur de Guantes de Oro. Por ser en esa época una zona de mayor índice delictivo, las funciones pasaron a la Arena México, en la colonia Doctores, cuya moderna construcción data de 1956; ambas son de la familia Lutteroth que lleva tres generaciones en el negocio.

El amor de Chavarín por el boxeo lo ha llevado a establecer La Galería del Boxeo. El luminoso espacio situado en avenida Cuauhtémoc 838 muestra en el techo de generosa altura frases de boxeadores célebres. Las paredes están cubiertas de fotografías y carteles que muestran a personajes del mundo boxístico. Cobran vida leyendas como el Chango Casanova, Kid Azteca, el Toluco López, Mantequilla Nápoles, el Ratón Macías, Ultiminio Ramos. el Púas Olivares y muchos otros que dejaron huella en el deporte mexicano y que en varias ocasiones lograron triunfos internacionales que dieron gozo y orgullo inclusive a los que no son aficionados. También tiene una diminuta biblioteca del tema.

Además de galería, el sitio es un sencillo y grato restaurante que diariamente ofrece un apetitoso menú de cuatro tiempos. A mí me tocó una crema de alubias con espinaca, calabazas a la mantequilla y un rico pescado empapelado. De postre guayabas en almíbar. Aunque el verdadero plato fuerte es platicar con Jorge, que es una enciclopedia del box, del que está preparando un interesante ensayo.