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Los autores charlan con La Jornada de su intercambio epistolar a propósito del futbol

Tiros y contragolpes en una cascarita verbal entre Juan Villoro y Martín Caparrós

La calidad del periodismo cultural en México es muy alta, afirma el primero

Presentaron anoche el libro Ida y vuelta, que reúne textos deliciosos, redactados de una sentada, bajo presión

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Juan Villoro y Martín Caparrós durante la entrevista con La JornadaFoto María Luisa Severiano
 
Periódico La Jornada
Martes 4 de diciembre de 2012, p. 5

Con el número uno aparece en la cancha Juan Villoro (DF, 1956). Con el dos, y eso por venir un poco retrasado de su arribo del aeropuerto, llega Martín Caparrós (Buenos Aires, 1957). Ambos, maestros del periodismo, diestros escritores, dispuestos a echarse una rica cascarita verbal la mañana del lunes, a propósito de la publicación de su libro Ida y vuelta: una correspondencia sobre futbol (Seix Barral), el cual se presentó 10 horas después en el Centro Cultural Elena Garro, en Coyoacán.

Un poquito de calentamiento antes de iniciar de lleno la charla: sus opiniones respecto de la decisión de los organizadores de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara de cancelar este año la convocatoria para el premio de periodismo cultural Fernando Benítez (del que Villoro fue alguna vez jurado), con el argumento de que en los dos años anteriores se recibieron trabajos de muy baja calidad.

Afrenta con el premio a Bryce

Villoro tira directo: La calidad del periodismo cultural en México es bastante alta, se debe estimular, debe ponerse de realce, ya hubo una afrenta al periodismo con el premio FIL de Literatura en Lenguas Romances al considerarlo al margen de la obra de Alfredo Bryce Echenique.

Caparrós en contragolpe: “No he leído recientemente muchas cosas de periodismo cultural en México, pero si me hubieran dicho que se cancelaba el premio, habría respondido ‘¿y no ha mirado usted su feria llena de trancones y complicaciones? ¿Quién tiene la autoridad para emitir un juicio semejante? Me parece raro que alguien se arrogue esa autoridad, hay que ser un grande de las letras para poder decir que todo lo que se escribe aquí es malísimo, y mirarse un poco también en el espejo”.

Ya en el campo de juego, ambos explican que el libro reúne las cartas que se escribieron entre junio y julio de 2010, durante el Mundial de Futbol de Sudáfrica. Se publicaron, relativamente diario, en las versiones electrónicas de un par de revistas de México y Colombia. Comentan los partidos, sobre todo, la vida alrededor de sus miradas curiosas.

Son textos deliciosos, redactados de una sola sentada, aseguran, con “la adrenalina de escribir bajo presión. Uno de los estímulos del periodismo es que te obliga a decir cosas que no sabes que puedes decir. George Steiner dice ‘el hombre acorralado se vuelve elocuente’. Y sí, cuando tienes una pistola en la sien se te ocurren muchas cosas para salvar la vida”, explica Villoro.

Claro, ahí tienes a la Sherezada, toma la palabra Caparrós.

Villoro la recupera: la idea era un diálogo entre un nómada y un sedentario. Martín estaba dándole la vuelta al mundo, ni siquiera sabíamos si estaba en África, si iba a encontrar un sitio con luz eléctrica para conectarse, no sabíamos a qué hora iba a llegar su respuesta. Hasta le dio malaria. Mientras, yo estaba aquí en la impotencia del sedentario, del querer cubrir las cosas en el lugar de los hechos y tener que, desde el país, narrarlo todo.

Caparrós añade: El periodista como Sherezada, me gusta esa idea. Efectivamente, durante el intercambio de correspondencia, se trataba llenar ese espacio, fue muy acucioso, con una sensación excitante que uno no suele practicar.

Juan puntualiza: Hay obstáculos que son creativos. Para los poetas es la métrica y hay muchas soluciones de la poesía a la que se llega para cumplir sus requisitos. En la prosa, aparentemente las libertades son infinitas, pero el periodismo tiene esta bondad de las restricciones, que te pone el obstáculo y ante la necesidad de saltarlo brincas más alto de lo que te esperabas, o te estrellas si no pudiste hacerlo.

Preeminencia de Internet

La bolita ahora es acerca del papel del periodismo en las redes sociales. Con entusiasmo, Caparrós apunta: La difusión de las redes sociales tiene efectos interesantes sobre el periodismo que se hace fuera de ellas. Por un lado, le quitan el peso de lo más actual, pues cada vez menos se dedica a informar sobre la actualidad, ya que eso sucede en las páginas web de los medios y en las redes sociales. Al descargar esa tarea de la actualidad furiosa en redes sociales y páginas web, en ese periodismo un poco más reposado, y hablo de tener seis horas por delante, no grandes reposos para trabajar los textos, tenemos la posibilidad y obligación de hacer algo que vaya un poco más allá, que piense más, que cuente un poco mejor, que sorprenda con algo, que pregunte algo que no habíamos imaginado. Por eso no me resulta preocupante ese lugar cada vez mayor del Internet en la circulación del discurso, al contrario.

Villoro entra al quite: “además, se pueden romper tabúes dentro de las propias redes sociales. Por ejemplo, Martín colgó en su blog una entrevista con Sergio Schoklender, el parricida más famoso de Argentina; estuvo varios años preso y cuando salió, la madre más famosa de la Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, lo adoptó como su hijo, luego él fue apoderado de la Asociación Madres de la Plaza de Mayo y hubo algunos problemas.

Es una entrevista de 90 mil caracteres, ¿qué periódico o revista la publicaría? Nadie. Pensamos que en la red todo debe ser breve por la instantaneidad, pero también puede ser un territorio para lo muy muy extenso y ahí está esa entrevista que llevó a un proceso judicial después.

Caparrós recupera el balón: Sí, se leyó muchísimo. En este sentido, la red no actúa como freno, sino como oportunidad, sin los límites de la cantidad de papel o del editor o del deber ser. Tienes todo el espacio que quieras y puedes hacer con él lo que te atrevas.

Entusiasmados durante la entrevista con La Jornada, algo cae al suelo, sin avisar a su compañero; ambos acuden por el balón y Caparrós da un cabezazo a Villoro, sin la intención de Zidane. Literal. Los escritores y periodistas empatan en carcajadas. Confirman: la realidad, siempre, supera la ficción.