La batalla legal y pacífica
de la tribu yaqui contra
el acueducto de la depredación

Entrevista con Mario Luna

Como respuesta, más de 40 patrullas y 150 elementos de la policía rodearon el pueblo de Vícam, donde se encuentra la guardia tradicional yaqui, y permanecieron allí durante dos días

Con la presencia del entonces todavía presidente Felipe Calderón, fue “inaugurado” en noviembre pasado el acueducto Independencia, una obra impulsada por el gobernador de Sonora, el panista Guillermo Padrés, quien pretende desviar —con fines de uso industria— 75 millones de metros cúbicos de agua al año del río Yaqui.

Indignados por la falsedad de la inauguración de una construcción  inconclusa —apenas 60 por ciento de la obra está finalizada— integrantes de la tribu yaqui convocaron a una manifestación en la carretera internacional. Como respuesta, más de 40 patrullas y 150 elementos de la policía rodearon el pueblo de Vícam, donde se encuentra la guardia tradicional yaqui, y permanecieron allí durante dos días.

En entrevista con Ojarasca, Mario Luna, autoridad tradicional yaqui, explica a qué intereses obedece la construcción de esta obra, proyecto principal del programa Sonora Sistema Integral, y las medidas que desde hace más de dos años emprendió la tribu para la defensa legal y pacífica de sus recursos.

La construcción del acueducto empezó a finales de 2010. En octubre de ese año la tribu yaqui tuvo conocimiento —por medio de la prensa— de que estaba en trámite la licitación de la obra, “por lo que nos informamos con el Instituto de Riego de Sonora y nos confirmaron que existía la intención, pero que ellos consideraban que no iba a prosperar porque era improcedente desviar agua de una cuenca a otra”.

La licitación de la obra fue finalmente publicada. Todos los módulos de riego del Valle del Yaqui impugnaron, imponiendo un amparo que ganaron, pero la orden judicial de detener la licitación no se cumplió. “Además, nosotros nunca fuimos informados ni consultados por el gobierno del estado ni por ninguna otra dependencia sobre la realización de la obra”. 

Desde el momento en que se resolvió el primer amparo a favor del pueblo yaqui, “varios actores —encabezados por el gobernador—  están en desacato y están violentando el estado de Derecho, pero ya nos dimos cuenta de que los panistas son caprichosos y que no les importa. Están acostumbrados a mandar y a salirse con la suya, pero no lo vamos a permitir”, asegura Mario Luna.


Niña nambikwara con un mono en la cabeza. Foto: Claude Lévi-Strauss

Medios de comunicación locales, anuncian que el agua desviada de la cuenca del Yaqui será para “mitigar la sed de los hermosillenses”, es decir, para consumo doméstico. Pero el secretario tradicional señala que “todo indica que el agua irá a parar a la zona industrial. No han invertido en la red de agua potable de Hermosillo, que tiene más de 40 por ciento de fugas, por lo que queda claro que el agua no va a ser para consumo humano; conectar el acueducto al sistema obsoleto de Hermosillo reventaría las tuberías”.

“La inversión que se está haciendo en el acueducto es para atraer a la industria. Se están instalando empresas muy grandes como Apasco, Ford, Tecate, Coca Cola, Big Cola y Pepsi”, puntualiza Luna. 

Durante la “inauguración” del acueducto, Padrés señaló que con los recursos que se captarán con la obra “se desarrollará todo el sur de Sonora, pues éste es un proyecto de ‘ganar, ganar’”. “Eso no sería posible si planean vender el  agua para consumo doméstico”, dice el también integrante del Congreso Nacional Indígena, y advierte que  la obra del acueducto será “presuntamente concesionada a Grupo Carso, inicialmente por 30 años, que luego podrían ampliarse a 50”.

Desde el 2010 la tribu yaqui hizo una alianza estratégica con los agricultores y ciudadanos del Valle del Yaqui, “pues sabemos que esa desviación de agua afectaría a toda una región que vive de la agricultura. Hemos logrado concientizar a miles de personas. En la primera marcha, que se realizó a finales de 2010, juntamos alrededor de 7 mil personas. En el 2011, 15 mil personas se manifestaron contra del proyecto.  El gobierno minimizó todo el tiempo estas protestas, dijeron que no éramos nadie. En la marcha más reciente, a finales del año pasado, alrededor de 40 mil personas salieron a las calles de Ciudad Obregón”. 

La tribu yaqui inició también una demanda de restitución de agua, como una forma indirecta de evitar que la construcción del acueducto se consumara. El Tribunal Unitario Agrario 35 de Ciudad Obregón les otorgó una medida cautelar para evitar que se desviara agua de la presa del Novillo en tanto no se resolviera el fondo del asunto. Esto quiere decir que, aun cuando se terminaran las obras de la presa, el gobierno de Sonora no podrá disponer de esas aguas. “Entonces,  ¿por qué invertirle a una obra de la que saben que no podrán extraer agua? Es una irresponsabilidad”, asegura Mario Luna.  

Los módulos del riego en el Valle del Yaqui han solicitado también amparos contra el manifiesto de impacto ambiental  y contra la compra-venta ilegal y de concesiones de pueblos ribereños. “Todos esos amparos los hemos ganado, ellos no han ganado ninguno”.

“Al ver que el gobierno no iba a respetar la medida cautelar decidimos ampararnos contra la decisión del manifiesto de impacto ambiental, argumentando que en ningún momento fuimos consultados ni tomados en cuenta para iniciar la obra, que ya iba en un 40 por ciento de avance cuando nosotros impugnamos. Este amparo, también se resolvió a favor de la tribu y se ordenó que se anule el manifiesto de impacto ambiental que se otorgó indebidamente”.

“Con el cambio de gobierno, la situación no cambia, porque los poderes que están arriba de ellos siguen siendo los mismos”

Por el grado de impacto ambiental que la obra  puede tener, por todas las anomalías y por la inestabilidad política que hay, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) resolvió atraer y analizar el caso. “Hay toda una serie de acciones legales que se están llevando a cabo y que el gobierno arbitrariamente está ignorando, porque la obra sigue llevándose a cabo”, insiste Mario Luna.

Que Calderón se presentara en Sonora para “inaugurar” la obra “es una burla para la tribu yaqui y para el pueblo sonorense”, señala. “Con este circo mediático pretenden influir en la única institución con capacidad moral para resolver este asunto, la scjn. No hay manera en que esta instancia pueda resolver a favor del gobierno, por eso ellos intentan hacer parecer que el acueducto es un hecho consumado —algo totalmente falso— para que tengan más flexibilidad en su postura o su resolución”.

El secretario tradicional yaqui asegura también que “con el cambio de gobierno, la situación no cambia, porque los poderes que están arriba de ellos siguen siendo los mismos. Pero ahora el nuevo presidente puede decir ‘bueno, yo me lavo las manos porque aquél  (Calderón) ya lo inauguró’. Le abrieron la brecha a Peña Nieto para que durante su gobierno puedan continuar con la obra, pero no lo vamos a permitir”, asegura desde Sonora Mario Luna y adelanta que la tribu ya planea nuevas acciones a seguir para defender, por la vía legal y pacífica, el agua, su recurso más preciado.

Entrevista: Marcela Salas Cassani