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Secuelas del 1º de diciembre
Nuevos abusos policiacos por clima de persecución

Dos estudiantes y una profesionista, vejados en la unidad 745

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Familiares y amigos de los jóvenes detenidos por los disturbios del pasado sábado hacen guardia en las instalaciones del Reclusorio NorteFoto Prometeo Lucero
 
Periódico La Jornada
Sábado 8 de diciembre de 2012, p. 6

Ayer en la mañana, policías del Distrito Federal detuvieron de manera arbitraria al menos a tres jóvenes en las inmediaciones de la Ciudadela, y luego de acusarlos de ser parte de esos pinches vándalos desmadrosos –en referencia a las protestas del primero de diciembre contra la toma de posesión de Enrique Peña Nieto–, los obligaron a desnudarse parcial o totalmente con el pretexto de revisarlos, en medio de intimidaciones, insultos y jaloneos.

En entrevista con La Jornada, una mujer que pidió el anonimato narró que alrededor de las 10:30 de la mañana del viernes, caminaba sobre la calle de Tolsá, a media cuadra de Bucareli, de camino a la estación Balderas del Metro para dirigirse a su trabajo en la Universidad Nacional Autónoma de México.

“La calle estaba muy sola a esa hora, por lo que decidí acercarme a dos chavos que estaban adelante de mí, vestidos de negro, con sus mochilas y un tripié. En ese momento, dos policías de lentes oscuros y pechera antibalas que estaban en una camioneta estacionada en la esquina –con número de identificación 745–, nos ordenan detenernos y nos preguntan qué hacíamos ahí”, contó la joven.

Cuando los muchachos contestaron que iban a la escuela y ella a trabajar, los agentes les contestaron: ¡No se hagan pendejos, deben ser de esos vándalos desmadrosos! ¡Ustedes no entienden! ¡Órale, súbanse a la camioneta! Si no tienen nada que temer, súbanse, mientras les arrebataban sus pertenencias y comenzaban a esculcarlas, y los subían al vehículo jaloneándolos del brazo.

Fue entonces, recordó la mujer, cuando los policías bajaron las lonas que cubrían la parte trasera del vehículo pick up para ocultarlos de la vista de los transeúntes. Sin responder a los cuestionamientos de por qué hacían eso, los policías comenzaron a preguntarles por su identidad y sus actividades.

Los jóvenes dijeron tener 17 y 18 años; se identificaron como estudiantes de una escuela cercana y afirmaron que tenían una cámara y un tripié para hacer una tarea escolar. Cuando ella informó que tenía 30 años de edad y vivía cerca de ahí, pero había olvidado su identificación, los agentes le espetaron de forma violenta: No te hagas pendeja, tú eres una chamaca.

–Yo sé mis derechos, soy una profesionista y no me van a ver la cara igual que a ellos –sostuvo la mujer, en referencia a los muchachos.

–Pues aquí arriba (de la camioneta) eres igual que ellos, y va a ser peor si no empiezas a cooperar.

Luego de revisar sus pertenencias, los policías les avisaron que serían sometidos a una revisión corporal, porque ustedes siempre se guardan las cosas donde no las podamos ver. Acto seguido, le ordenaron primero a los muchachos que se desnudaran completamente.

Aunque se miraron entre sí con miedo, e incluso la mujer les dijo que no tenían por qué obedecer esa orden, los dos varones se quitaron todas sus prendas. Los policías le dieron la misma instrucción a ella, con el argumento de que las mujeres se guardan los cuchillos entre las piernas.

Luego de discutir por algunos minutos, los agentes la amenazaron diciendo que si no obedecía la instrucción de por lo menos alzarse el vestido negro que portaba, tu suerte va a depender de nosotros. A ellos (los muchachos) los vamos a dejar ir, pero tú te vas a quedar. Como quieras, nosotros tenemos todo el día.

Intimidada, la joven terminó por levantarse el vestido, y aunque les hizo ver que no escondía nada, de todas formas los policías la obligaron a darse una vuelta. Fue muy vejatorio, pero lo tuve que hacer, indicó.

Mañana (hoy) voy a interponer una denuncia ante la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal. Me indigna que los policías puedan estar haciendo esto en cualquier otra parte, en cualquier momento, y sobre todo que estigmaticen a la gente, sobre todo a las mujeres y a los jóvenes, lamentó.