Opinión
Ver día anteriorLunes 10 de diciembre de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Salpicadas
E

l montaje combinó el mensaje y el escenario de los interiores con lo que se organizó en la calle. Se diseñó en función de los públicos en que han quedado clasificados los mexicanos. Se agregaron a los estratos socioeconómicos de la publicidad comercial clientes estables y segmentos de importancia real o simbólica.

El espectáculo cumplió su función con buena parte de los espectadores, cuyo adoctrinamiento fue reforzado por los medios que patrocinan la empresa. Pero no sólo había espectadores. O públicos. Otros actores políticos hicieron acto de presencia y empezaron a exhibir la desnudez del emperador.

Algunas audiencias reaccionaron positivamente de inmediato. Voceros del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, por ejemplo, celebraron la promesa sobre su ley de víctimas y parecen confiar en que es cierto lo que Peña le dijo a Sicilia: que sí tiene corazón. Otras mostraron reservas. Quienes luchan por la democratización de los medios de comunicación, por ejemplo, como la Amedi y el #132, exigieron precisar los compromisos en este campo, a fin de que sirvan realmente al propósito y no sean simulación contraproducente. Saben que del plato a la boca se cae la sopa. La vaguedad amplía la distancia entre telofirmo y telocumplo.

Se pregonó la intención de mantener y en su caso recuperar la clientela de base. Un dicho popular la define: Los del PRI se llevan mucho, pero al menos salpican. Programas populistas prometieron diversas salpicadas, para alentar esperanzas impacientes, aunque la escasa tela presupuestal de donde cortar las hace inciertas.

Los mensajes dirigidos a los dueños del balón buscaron capturar su atención, confirmar la decisión de cumplirles y anticipar la orientación general de la nueva administración.

Se abandonará el fanatismo neoliberal de Calderón para ajustarse a las nuevas modas. Hasta el Banco Mundial y el FMI reconocieron hace tiempo que fue un error desmantelar los aparatos estatales y trasladar sus funciones a manos privadas. La expresión capitalismo de Estado, acuñada originalmente para caracterizar a los socialismos reales, describe hoy el nuevo estado de cosas. Los fundamentalistas del mercado redujeron y relegaron los aparatos estatales, ignorando su función de crear y administrar los mercados. Ante el desastre, sin pudor alguno, se pone abiertamente a los funcionarios públicos al servicio del uno por ciento y se les encomienda la función de administrar el mercado y proteger a los capitalistas hasta de sus propios excesos. Su mano muy visible sustituirá a la supuestamente invisible del mercado.

Los trabajadores se han estado movilizando ante el desmantelamiento del estado de bienestar, para conservar lo que les queda y recuperar algo de lo que perdieron. Los gobiernos se muestran sordos y ciegos ante esas movilizaciones, pero al mismo tiempo fortalecen los dispositivos de control de la población. Los que se aplicarán aquí muestran huellas del estilo Atenco de gobernar, con variantes importantes. Se usará zanahoria y garrote para eliminar disensos. Viejas prácticas, bien experimentadas, cooptarán dirigencias de gremios, partidos y otras corporaciones para seducir y controlar a las masas. El garrote de la intimidación, el terror y la represión directa complementará la zanahoria populista.

Todo esto se incorporó al montaje. A pesar de su éxito relativo, hizo evidente la distancia entre la gente y las clases políticas. Lejos de caer en el garlito, muchas personas y organizaciones percibieron las nuevas amenazas y se aprestan a la lucha. Tienen clara conciencia del escaso sentido de realidad de quienes encabezan ahora los aparatos estatales. Como sus críticos, los nuevos funcionarios parecen convencidos de que el PRI ha regresado y que pueden hacer impunemente lo que antes hacían. Pronto descubrirán su error. No sólo se extinguió o debilitó la mayor parte del conjunto de dispositivos que caracterizó 70 años de dominación del PRI, sino que el país y el mundo cambiaron sustancialmente. El propio Peña ha estado descubriendo que su sueño de la presidencia imperial era mera fantasía. Seguirá topándose con límites que parece ignorar.

En este contexto, cuando resulta urgente reflexionar con serenidad sobre la situación y las perspectivas y concebir nuevas formas de lucha, cobra especial relevancia el encuentro organizado para conmemorar 10 años de la muerte de Iván Illich. (La información está en www.ivanillich.org.mx). Del 13 al 15 de diciembre se reunirá en Cuernavaca un grupo muy diverso de activistas y pensadores, que entre otras cosas mostrarán la actualidad y pertinencia del pensamiento de Illich para entender lo que ocurre y, sobre todo, para impulsar la creación de una nueva sociedad, tarea que aparece cada vez más como la única respuesta viable y eficaz ante el horror que ha caído sobre nosotros.