Opinión
Ver día anteriorViernes 21 de diciembre de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ruta Sonora

Grizzly Bear

Sufjan Stevens

Quiero Club

Y

para casi cerrar el año, dos discos de lujo, aptos para esta temporada, por su ensoñación y altos vuelos: Shields, de Grizzly Bear, y Silver and Gold de Sufjan Stevens.

Escudos

El paisajismo sonoro que se desata en la cabeza de Edward Droste, oriundo de Boston, pero avecindado en Brooklyn al lado de Christoper Bear, de Chicago, genera la belleza musical de uno de los combos indie más amados de los dosmiles: Grizzly Bear, a presentarse en México, en enero.

Después de Yellow House (2006), pero sobre todo del deslumbrante y cuasi-insuperable Veckatimest (2009), ofrecen en 2012 otra gema de dulzura, sentimientos oscuros y volatilidad: Shields. El conjunto que comenzó experimentando desde la electrónica de laptop y el free jazz, vuelve a llevar a los instrumentos de delicadeza acústica a lugares no tan socorridos, afines a personajes del mismo planeta, como los islandeses de Sigur Røs o los estadunidenses Sufjan Stevens y Animal Collective. Grizzly Bear es menos intrincado, pero con esa misma vena que olfatea y explora texturas, más que estribillos, aunque sí los elabore, pero no de modo convencional.

La banda también integrada por Chris Taylor y Daniel Rossen (que han trabajado en proyectos aparte), destila en Shields su estilo peculiar, capaz de combinar calidez con nieve, melancolía con euforia épica contenida, nunca escandalosa sino boreal, donde cada pieza en apariencia silvestre, está muy bien pensada; donde la distorsión no es necesaria, pues con los decibeles de sus corazones basta. Bosques montañosos parecen ser atravesados por cada canción, en esta ocasión menos tristes, ataviados con armaduras contra el dolor, con todo y escudos, sin ataduras a género alguno. Sin embargo, aunque hay sutileza, no hay fragilidad sino mente alerta y pensamientos enmarañados. Ecos deliciosos, guitarras flotantes, percusiones suaves, cuerdas, metales, voces temblorosas, ambient sideral y remansos de etérea elegancia. No alcanza al Veckatimest, pero tampoco quedó muy atrás.

Recomendable no sólo como regalo navideño, sino como banda en vivo, Grizzly Bear estará el 31 de enero en el Auditorio Blackberry (Insurgentes Sur 453, Condesa). Boletos en Ticketmaster.

Plata y Oro

De veta similar a Grizzly Bear, pero con un humor y desquicie más marcados, Sufjan Stevens, nacido en Detroit pero instalado en Michigan, se vuelve a volar la barda (¿cuándo no?) con una caja navideña llamada Silver and Gold (2012), que le contiene: cinco EP’s, un booklet de 80 páginas, profusos diseños coloridos y artesanales en el envoltorio, estampas, tatuajes temporales en forma de un Santa Claus-esqueleto, un unicornio en versión manga y un Jesús-emo, entre otras monadas. El mundo mágico de Stevens, a quien muchos conocen por su brillante Illinoise (2005) y el pasmoso The Age of Adz (2010), entre otros, se da vuelo con estos casi 60 tracks, los cuales vuelven a dar fe de su vena prolífica y enfebrecida, en donde el pastiche compulsivo tiene como pretexto la Navidad, aunque va más lejos. Folk celta, R&B, impulsos barrocos, música de cámara vuelta pop intrincado, campanitas miles, distorsiones intermitentes, conjuntos corales, ruidismo controlado, melodías de fantasía, psicodelia, sintetizadores, beats entrecortados, recrean temas clásicos navideños (en versiones sonrientes pero muy retorcidas) y dan pie a canciones originales, donde la Navidad no es todo cascabeles (aunque así suene en apariencia), sino humor negro, apocalipsis, perturbación, experimento y risas lacónicas. El espíritu lúdico de Stevens, llevado a su nivel de erudición orquestal y exuberancia tímbrica, derrocha una creatividad que no termina de dejar boquiabierto al escucha, sin tratarse de un trabajo cerebral sino espontáneo, contando entre otros, con la colaboración de Aaron y Bryce Dessner (The National) y Richard Reed (Arcade Fire). Como secuela a Songs for Christmas (2006), se trata de un álbum bello y desafiante, básico para estas fechas y para todo el año.

Galatzia, Panóptica, Esquizitos, Torreblanca

Viernes 21: 1. El electro-pop simpático y azotado de Quiero Club. Caradura (Nuevo León 73, Condesa). 22 horas, $100. 2. Fiesta sin pantalones con su glam-drag de confianza, Galatzia; también: Los Astros de Mendoza. Atlántico (Uruguay 84, 3er piso, Centro). 21 horas, $200 (con pantalones), $100 (sin pantalones). 3. Panóptica (Nortec) en DJ set, provocando el baile. Pulquería Los Insurgentes (Insurgentes Sur 226, Roma), 22 horas, entrada libre.

Sábado 22: 1. El rock-pop encantador de Torreblanca, en dos funciones el mismo día: 16 y 22 horas. Caradura (dirección citada). $200. 2. Los Esquizitos y su demente surf-garage. El Imperial (datos citados). 22 horas, $100 (más recomendaciones en patipenaloza).

Twitter: patipenaloza