Cultura
Ver día anteriorJueves 27 de diciembre de 2012Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

El escritor jalisciense no hizo literatura, sino que creó literariamente: Françoise Perus

Las obras de Rulfo agotaron las críticas que las analizaron: experta

Descarta que haya sido un autor improvisado; su arte narrativo es absolutamente pensado, dice

Propone en un nuevo estudio sobre El llano llamas y Pedro Páramo otra forma de leerlos

 
Periódico La Jornada
Jueves 27 de diciembre de 2012, p. 2

En sus cuentos de El llano en llamas y su novela Pedro Páramo, el escritor jalisciense Juan Rulfo no hace literatura, sino que genera un discurso sobre la literatura, es decir, crea literariamente, que es una cosa distinta, plantea la especialista francesa Françoise Perus, quien agrega: Rulfo no fue un escritor improvisado y su arte narrativo es absolutamente pensado en todas sus dimensiones e implicaciones.

La crítica literaria, quien alterna su residencia en México, Chile y Ecuador, habla en entrevista a propósito de la publicación de su libro Juan Rulfo, el arte de narrar, investigación de muchos años coeditada por RM, la UNAM, la Fundación Juan Rulfo y otras instituciones educativas.

El prólogo es del investigador José Pascual Buxó, quien destaca que Perus explora aspectos antes desapercibidos por la crítica de la obra de Rulfo (1917-1986), creador de voces evasivas y fragmentarias y de una narración no cronológica ni causalmente concatenada, que en su momento desconcertó por apartarse de las convenciones de la verosimilitud realista.

–¿Podría decirse que el libro plantea una revisión de la crítica literaria a la obra de Rulfo y, al mismo tiempo, apunta a una nueva lectura de esa obra?

–No se trata de descalificar las lecturas anteriores que se han hecho de la obra de Rulfo. Cada época histórica tiene sus horizontes e instrumentos de reflexión de la literatura o de cualquier otra cosa. Y con los clásicos, porque Rulfo es un clásico de la literatura mexicana y universal, las preguntas de hoy están marcadas por una época en la que hay un quiebre en la historia y en la cultura. Las lecturas anteriores muestran una especie de inmovilismo, no es que agotaron la obra de Rulfo, se agotaron ellas.

“Y aparece la necesidad de releer de otro modo porque nuestros horizontes de reflexión son otros. Es decir, las interrogaciones del tipo de ‘la obra de Rulfo como reflejo del mundo rural de la primera mitad del siglo XX’ o ‘como prolongación de la novela de la Revolución’, no son hoy las nuestras.”

Por ello, la investigadora plantea que el objeto de su reflexión es cómo la obra de Rulfo coloca al lector en un mundo muy familiar y muy extraño al mismo tiempo. Y eso, agrega, es lo que busca compartir con el lector de su libro.

–¿Renuncia Rulfo a la manera convencional de narrar, a la voz omnisciente y poderosa, y se la va asignando a sus personajes?

–Sí. Rulfo pone en escena a un narrador y lo configura como un personaje que ya está entregado a una actividad imaginativa y narrativa, en busca de una verdad que ni ese personaje ni Rulfo saben. Y hay que seguir las pautas que nos da, como en una obra musical, que no se puede ejecutar desconociendo la partitura.

Foto
La obra de Rulfo no ha sido agotada por los análisis; ahora se necesita una lectura desde otros referentes, asegura Françoise PerusFoto Daisy Ascher

Se debe ser un lector muy atento para no tomar un do por un re, o para no tomar una pausa por un discurso ausente. Todo está regulado para que el lector aprenda a dialogar con un texto que no es latín, sino un texto vivo, creado, imaginado, escrito por un ser también vivo. Y no estoy en busca del ser vivo, sino del mundo al que me invita en su obra.

–¿En qué momento de la literatura mundial de la segunda mitad del siglo XX se ubica Rulfo como escritor?

–Hay que partir de los debates estéticos de entreguerras entre el realismo y el vanguardismo, con posiciones muy encontradas. Al salir de la Segunda Guerra Mundial todo eso se vuelve a plantear, y Rulfo era una persona sumamente letrada, un lector sistemático. Y se planteó: ¿eso qué tiene que ver con nosotros y con nuestra literatura, cómo me ubico yo respecto de todo eso? Y lo reflexionó creativamente en relación con la cultura mexicana de su tiempo.

Entonces, redondea Perus, el debate realismo-vanguardia para Rulfo no es un problema intelectual, sino un horizonte de reflexión para su propia creación, realizada en su momento histórico y con la visión que tiene desde la propia historia mexicana y latinoamericana.

–¿Cómo entender la idea que plantea en el libro acerca de la existencia de una poética rulfiana, de un arte de narrar propio de Rulfo?

–Contrariamente a lo dicho por una parte de la crítica respecto de Rulfo –que fue un escritor improvisado, que escribió más o menos a tientas, que tomó de la narración oral y puso eso más o menos en literatura–, lo que esta investigación me reveló es que ese arte narrativo de Rulfo es absolutamente pensado en todas sus dimensiones e implicaciones.

Su obra es como una puesta en escena. No es narrar, sino poner en escena el arte de narrar y cuestionarlo como acto cultural. Y eso implica una reflexión de cuál es el papel de la literatura y del arte en la cultura. Rulfo no hace una reflexión abstracta sino una exploración práctica, muy reflexionada, de ese problema literario-cultural.

Françoise Perus retoma el asunto del amplio interés teórico y literario de Rulfo y agrega:

Se apropió creativamente de todo lo que leyó, porque todo lo leído tiene que ver con la vida y con restablecer esa conexión con la vida, y no con aplicar métodos abstractos. Cosa que yo tampoco hago porque lo primero que hace Juan Rulfo es ponerme y ponernos en guardia contra esas formas de hacer crítica literaria y de hacer literatura.

–¿Es usted, entonces, una crítica literaria rulfiana?

–Yo traté, por lo menos, de no traicionarlo en lo que me enseñó, que es mucho.