Sociedad y Justicia
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Estela Lizano Soberón interpreta ecuaciones para entender el origen de los cuerpos celestes

Gana premio nacional por estudio sobre la formación de las estrellas

Esposa y madre, la egresada de la UNAM dice que la vida de un astrónomo no es de otro mundo

La divulgación es la manera en que los científicos regresan a la sociedad la inversión en ellos

 
Periódico La Jornada
Martes 8 de enero de 2013, p. 32

El azar llevó a Estela Susana Lizano Soberón a dedicarse a la astronomía. Tras probar varias disciplinas científicas, un día se inscribió a un curso sobre dinámica de gases que la maravilló. Ese taller la ayudó a centrar sus objetivos profesionales y a hallar su vocación.

Años después, la investigadora del Centro de Radioastronomía y Astrofísica (CRA) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), con sede en Morelia, ha sido galardonada con el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2012 en el campo de Ciencias Físico-Matemáticas y Naturales.

La científica, quien se dedica al estudio del nacimiento de las estrellas, toma la llamada telefónica de La Jornada para detallar desde Morelia sus trabajos de investigación, revelar que la vida de un astrónomo no es de otro mundo, confiar que siempre necesita un libro en sus ratos libres y enfatizar la relevancia de la divulgación científica.

Me siento muy honrada y afortunada. Estoy feliz con este reconocimiento, que es el más importante (para los investigadores). Considero que es bueno para el CRA que uno de sus integrantes haya obtenido este premio, somos un centro pequeño, de 16 científicos, pero quiere decir que estamos haciendo trabajo de buen nivel.

Lizano Soberón es miembro nivel III del Sistema Nacional de Investigadores. Se graduó de la licenciatura en física en la Facultad de Ciencias de la UNAM en 1981. Obtuvo los grados de maestría y doctorado en astronomía en la Universidad de California en Berkeley, en 1984 y 1988, respectivamente, y realizó una estancia posdoctoral en el observatorio astrofísico de Arcetri, en Florencia, Italia, en 1990-1991.

Hoy directora del CRA, Lizano Soberón se ha dedicado por años al estudio del nacimiento de las estrellas. No es una astrónoma observacional, su labor consiste en interpretar ecuaciones para comprender cómo se gestan estos cuerpos celestes y las consecuencias que traen consigo.

El actual paradigma para la formación de estrellas de baja masa, como el sol, se basa, en parte, en sus aportaciones.

El nacimiento de los soles

Durante la charla telefónica, explica que las estrellas nacen a partir de una nube de gas y polvo que se encuentran en el plano de las galaxias. Se trata de grandes nubes con miles de veces el equivalente en gas de la masa de nuestro sol.

Las nubes moleculares pueden tener hasta 10 mil masas solares y en pequeñas regiones de estas nubes se colapsa el gas bajo la acción de su propia gravedad, en pequeños sitios localizados, y en estas áreas de colapso se forma una estrella joven. Por ejemplo, el sol es una estrella adulta, que ahora está generando hidrógeno en el centro y produciendo energía nuclear, es una estrella de 4 mil 500 millones de años que está a la mitad de su vida.

Las estrellas jóvenes, tarde o temprano se convertirán en un sol y cerca de ellas tendrán una serie de planetas, que nacen gracias a la actividad generada por el astro naciente.

Lo que ocurre es que las estrellas jóvenes tienen discos de gas y polvo, y éstos se van a coagular en distintas zonas para formar planetas. El planeta se genera a partir de estos discos en procesos llamados protoplanetarios, explica.

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Estela Susana Lizano Soberón, Premio Nacional de Ciencias y Artes en el rubro de Ciencias Físico-Matemáticas y NaturalesFoto La Jornada

Pero, ¿cuál es la relevancia de la astronomía? ¿Para qué estudiarla? Enfática, Lizano Soberón responde: La astronomía es la ciencia que responde lo que el ser humano se ha cuestionado desde hace miles de años: ¿cuál es el origen del universo, de las estrellas, de los planetas, de la vida y de la raza humana? La gente necesita conocer las respuestas a esas preguntas.

Por su labor de investigación, la científica universitaria ha recibido varios reconocimientos: el Premio de Investigación Científica 1996 en el área de Ciencias Exactas de la Academia Mexicana de Ciencias; la Distinción Universidad Nacional para Jóvenes Académicos, en 1996, en el área de Investigación en Ciencias Exactas; la Beca John Simon Guggenheim Memorial Foundation, en 1998; el Premio a la Investigación Científica 2001 de la Sociedad Mexicana de Física, y el Premio Estatal de Investigación Científica y Humanística del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología 2006, del gobierno de Michoacán.

Otro de sus grandes intereses es la divulgación de la ciencia. Es con ésta –dice– como los investigadores regresan a la sociedad la inversión que hace en ellos. Considera esta actividad como fundamental, ya que puede generar vocaciones entre niños y jóvenes para orientar su atención hacia las áreas científicas.

En el CRA se realizan varias actividades dirigidas a la población de Michoacán, en particular a los menores, para acercar el conocimiento científico mediante prácticas divertidas. Los científicos universitarios han creado loterías y memoramas astronómicos, al igual que un juego twister.

Los niños se divierten muchísimo y aprenden algo. Además, Lizano Soberón envía un mensaje a la juventud antes de elegir una carrera: Busquen lo que les apasiona, porque será el trabajo al que se dedicarán gran parte de su vida.

Lectura y familia

Amante de la lectura, la científica afirma que prefiere leer un buen libro antes que encender el televisor. Esa es su forma de descansar.

La ciencia ficción, las novelas policiacas, de misterio y la literatura fantástica son de sus favoritas. Por eso, en su biblioteca hay textos de Ray Bradbury, de J.R.R Tolkien, P.D. James y Dorothy L. Sayers, entre otros.

Esposa y madre de familia, siempre ha contado con el apoyo de su marido y sus dos hijos para desarrollarse profesionalmente.

En cualquier profesión siempre hay una demanda muy fuerte (para la mujer). Tuve la fortuna de tener un esposo que me apoyó mucho y unos hijos que aguantaban las ausencias de su madre, quien se iba a congresos, al trabajo y a otros sitios. Siempre se vive con la preocupación de ser buena madre y esposa, pero al final es un balance fino: hay que laborar duro para hacer el trabajo profesional de la mejor manera posible y combinar esto con la familia.