Opinión
Ver día anteriorJueves 10 de enero de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ciudad Perdida

Ya hay city manager

Destino incierto de Raúl Flores

Elección perredista

A

quel 5 de diciembre en el Antiguo Palacio del Ayuntamiento, el nombre de Fernando Aboitiz Saro fue excluido de la lista de personas que integrarían el gabinete anunciado por el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, ante la sorpresa de todos quienes eran testigos en el acto.

Una noche antes, incluso hasta que se cerraron las puertas en la casa de campaña de Mancera –juraban unos y otros– Aboitiz figuraba como el secretario de Obras del nuevo equipo –puesto que desempeñó durante casi toda la gestión de Marcelo Ebrard–, pero por la mañana la jugada había cambiado y ese nombre ya no existía en la lista que se daba a conocer.

No había explicación, sólo sorpresa. Para nadie era secreto que el ya entonces ex secretario de Obras era uno de los hombres más cercanos a Mancera, y que estaba en el ánimo del jefe de Gobierno hacerse acompañar de él en su gestión. No obstante, esa voluntad no se expresaba en el conjunto de nombres que formaban la primera línea de funcionarios de la administración entrante.

Algo había cambiado los planes originales que abrieron un lapso en el que se habría de reacomodar a parte de la gente cercana al jefe de Gobierno, pero ahora sabemos que no había descarte, sino eso, un reajuste en los cargos, obligado por circunstancias que pasaron por ciertas jugarretas que se tejieron, algunas desde el mismo PRD.

Por fin, en esta semana se abrieron las posibilidades en los espacios de gobierno y en estos días se anunciará que Frenado Aboitiz fungirá como el city manager del que ya había hablado Mancera y que es uno de los nuevos instrumentos de supervisión que echará a andar el GDF para transparentar, también, el uso de recursos en las 16 delegaciones de la ciudad.

Es verdad que Aboitiz había expresado en diferentes reuniones que su destino como funcionario no estaba atado a la Secretaría de Obras, pero lo cierto es que nadie lo veía en algún otro puesto; tal vez por ello suscitó las sorpresas que se miraron aquel 5 de diciembre.

El asunto está decidido, pero ahora otro nombre queda volando o aparentemente queda en el aire. Raúl Flores, el ex delegado de Coyoacán, parecía el hombre seguro para el nuevo cargo del que tanto se había hablado. Es más, hubo incluso largos hechos, reuniones en las que Flores coordinó a los delegados, pero nada estaba decidido.

No obstante, en el PRD-DF se ha pospuesto, una y otra vez, el cambio de dirigente, que tendría que darse por mandato de su estatuto, y eso estuvo a punto de suceder a finales del año pasado. Para la tribu dominante en la ciudad, la que jefatura René Bejarano, el asunto estaba cocinado. Enrique Vargas, guerrero de esa tribu, había sido designado como el sucesor de Manuel Oropeza, pero en ese partido no se contaba con que ya existía una nueva fuerza, la que tiene a la cabeza a Marcelo Ebrard, y que conjunta a las pequeñas organizaciones perredistas que han sido marginadas por las más grandes.

La elección, entonces, se complicó con la aparición de Vidal Llerenas, quien se postuló en medio de errores políticos que limitaron todas sus posibilidades, pero frente al peligro de perder, los perredistas viejos decidieron no ir a la elección. Entonces, frente a los errores de Llerenas, surgió la posibilidad de que Raúl Flores incursionara y con ello, por sus filias, representara a Miguel Ángel Mancera en el PRD. Hoy los grupos han bloqueado la posibilidad, pero vendrán acciones, a partir del próximo domingo, con las que se pretende obligar al PRD a cumplir sus propias leyes. Ya veremos.

De pasadita

El rumor, tómelo sólo como eso, de que René Bejarano se reunió con Enrique Peña Nieto creció en las últimas horas. Obviamente, nadie supone que la mentada junta hubiera sido para que los personajes se desearan buen año, pero nadie dice, por otro lado, para qué se vieron o a qué acuerdos pudieron llegar.

El asunto ahora es qué van a decir todos aquellos que una y otra vez han puesto a Bejarano del lado de Andrés Manuel López Obrador, aunque el ex jefe de Gobierno lo haya negado constantemente. ¿Será que culpa ahora a Peña Nieto de todos los desaguisados que provoque el perversor? Vamos a ver.