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Economía Moral

La medición de la pobreza en el mundo / II

OCDE y Unión Europea utilizan método relativista basado en Townsend

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ran Bretaña ha estado a la vanguardia en mediciones de pobreza desde finales del siglo XIX por lo que uno esperaría que la práctica Europea de medición fuese la que hay que mirar hoy para aprender. Esta idea impulsó el seminario del que derivó el libro editado por Besharov y Couch (ByC), Counting the Poor, Oxford University Press 2012 que hoy comento. La concepción de pobreza relativa de Peter Townsend (PT) es la base de las mediciones relativistas de pobreza de ingresos en la UE y en la OCDE, que hoy analizo y ocupan la primera parte del libro de ByC. Veamos la base del concepto de pobreza relativa de PT:

“Cualquier conceptualización rigurosa de la determinación social de la necesidad disuelve la idea de ‘necesidad absoluta’ y una relatividad total se aplica a tiempo y lugar. Las cosas necesarias para la vida no son constantes. Están siendo continuamente adaptadas e incrementadas en la medida que ocurren cambios en una sociedad y en sus productos. La creciente estratificación y una división del trabajo en desarrollo, así como el desarrollo de nuevas y poderosas organizaciones, crean y reconstituyen las necesidades”.

En otro texto, PT precisó su definición de pobreza relativa:

“Se puede decir que están en la pobreza los individuos, las familias… que carecen de los recursos para obtener los tipos de dieta, participar en las actividades, y tener las condiciones de vida y comodidades que se acostumbran, o por lo menos son ampliamente promovidas o aceptadas, en las sociedades a las que pertenecen. Sus recursos están tan seriamente por debajo de los que tiene el individuo o la familia promedio que resultan efectivamente excluidos de los patrones ordinarios de vida, costumbres y actividades”.

Por último, aunque sabía que era una solución defectuosa, y por ello PT la presentó diciendo a falta de otro criterio, propuso actualizar la LP relativa no sólo por inflación sino también por el incremento de la media (o mediana) del ingreso.

De estos antecedentes de PT se derivó la definición de pobreza vigente en la UE: son pobres aquellos individuos u hogares cuyos recursos son tan bajos que los excluyen del nivel de vida mínimamente aceptable en el país en el que viven.

La primera parte del libro de ByC, a la que me refiero hoy, se centra en las mediciones comparativas llevadas a cabo por la OCDE y por la UE. Ambas tienen en común que son mediciones de pobreza de ingresos absolutamente relativistas: la línea de pobreza (LP) en cada país es igual a 60 por ciento (en las mediciones de la UE) y a 50 por ciento (en las de la OCDE) de la mediana del ingreso disponible equivalente de los hogares. La mediana es el valor de una variable que divide en dos mitades iguales a quienes tienen valores por arriba y por debajo de él. Pero ante la conciencia de sus deficiencias, ambas instituciones añaden (de manera ambigua) indicadores de privación material que son indicadores de carencias absolutas. Esta ambigüedad explica que la UE no llame pobre a la población con ingresos menores a tal LP (lo que si hace la OCDE) sino en-riesgo-de-pobreza. También señalan que hay dos enfoques para definir la LP: el absoluto (un monto definido de ingreso) y el relativo. La LP que se usa en la medición oficial de pobreza en EU es una LP absoluta: fue definida en 1963 y, desde entonces, sólo se actualiza por el índice de precios al consumidor. Las que usan la UE y la OCDE son relativas y cambian año con año siguiendo los movimientos observados en la mediana del ingreso. La LP oficial de EU, dicen ByC, pretendía originalmente reflejar el peso “de la alimentación en el presupuesto familiar, pero desde que fue fijada, el gasto alimentario como proporción del presupuesto familiar ha declinado de un tercio a una octava parte, y por tanto no refleja gastos adicionales del presupuesto familiar que no existían en 1963. (El costo de los alimentos ha declinado también)”. Hay conciencia en EU sobre estas deficiencias:

“La administración de Obama ha propuesto una gran revisión de la medición oficial de pobreza de EU…que se haría cargo de los muchos asuntos conceptuales y prácticos que derivan de las medidas absolutas y relativas de pobreza, que elevaría el nivel del umbral y modificaría la forma en que se calcula, aumentando el número de americanos contados como pobres”.

Es decir, los autores reconocen que la pobreza en EU está subestimada. Una cuenta muy sencilla lo muestra: la LP actual es el resultado de multiplicar por 3 el costo de una canasta normativa de alimentos (CNA) definida hace 50 años, igualando así en lo normativo la proporción de un tercio del presupuesto familiar observado destinado a alimentación; si sólo se corrigiera el sesgo implícito en mantener esta proporción fija y se pasara a una que representara la octava parte como ocurre en la realidad actual, la LP aumentaría en 267 por ciento (en 2011 pasaría de 23 mil a 61 mil 400 dólares anuales para un hogar de cuatro personas) con consecuencias enormes en los niveles de pobreza. Los 46.2 millones de pobres hoy medidos podrían ser más de 100 millones.

Los editores señalan que quienes prefieren los umbrales relativos argumentan que éstos reflejan el monto de ingreso requerido para alcanzar condiciones de vida decentes y evitar la exclusión de los bienes y servicios que se acostumbran en una sociedad. Sin embargo, citan aprobatoriamente a J. Bradshaw quien ha dicho que nunca ha habido una justificación científica del umbral de 60 por ciento de la mediana del ingreso equivalente (o de cualquier otro umbral relativo basado en la mediana o la media). Anotemos que la sugerencia de Townsend era actualizar con base en el crecimiento de la mediana, pero nunca fijar su nivel inicial como lo hacen ahora. Por otra parte, ByC señalan que dada la naturaleza de los umbrales relativistas, la pobreza relativa puede verse también como una medida de la desigualdad del ingreso, puesto que una distribución más dispersa del ingreso tenderá a resultar en una mayor proporción de la población que tiene menos que al mitad de la mediana del ingreso (p. 5; la frase entre comillas es de T. Smeeding, conocido autor en la materia).

Los editores se equivocan al decir que los enfoques relativos y absolutos para definir los umbrales no tienen que resultar en diferentes incidencias de pobreza si bien en un año cualquiera la LP en euros o dólares podría ser la misma con ambos enfoques (por casualidad), mientras las LP absolutas permanecen constantes en el tiempo, las relativas van cambiando (subiendo cuando aumenta la mediana del ingreso). Esto lleva a la paradoja de que la pobreza aumenta cuando la economía crece, lo que forzó al desarrollo de una medida alternativa que deja la LP anclada y restaura el comportamiento esperado (ver gráfica).

El dilema es si EU debería moverse hacia mediciones relativas de ingresos o hacia las experiencias multidimensionales de pobreza de Europa, presentadas en la quinta parte del libro. Al parecer, ByC piensan que el primer movimiento no es muy viable (debido a las diferencias en la forma de definir los umbrales y las muy diferentes incidencias que resultan, mucha gente piensa que la experiencia Europea tiene poco que ofrecer a EU) y que, por tanto, la utilidad del libro se centra en cuestiones metodológicas comunes, pero menores en mi opinión.

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