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Convocados por Voluntad Popular, se reúnen en plazas públicas

Llaman antichavistas a calentar la calle
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Periódico La Jornada
Domingo 13 de enero de 2013, p. 19

Caracas, 12 de enero. Ha llegado la hora, y así, sin darle vueltas, lo dicen en el micrófono, de calentar la calle. Una porción del antichavismo –la ultra de la oposición, dicen aquí– se reúne en varias plazas de todo el país. En la Gran Caracas son apenas unos cinco centenares de personas las que acuden a la Plaza Brión, punto que, por así decirlo, marca la frontera entre las ciudades chavista y antichavista. Al este, los barrios cuyos habitantes votan abrumadoramente contra Hugo Chávez (promedios superiores a 80 por ciento). Hacia el otro lado, sobre el bulevar Sabana Grande y camino al centro, se van multiplicando los edificios de los ministerios, las banquetas propiedad de los buhoneros (ambulantes) y las paredes con pintas andywarholianas –la nueva estética chavista en colores pastel.

El ex candidato presidencial opositor, Henrique Capriles, ha optado por la prudencia o, si se quiere, por preservar su caudal de más de 6 millones y medio de votos rumbo a una nueva contienda. Por eso lo juzgan esta mañana en la plaza pública: ¡Lo que le interesaba era su gobernación y ya la ganó!, grita una señora mayor.

La convocatoria corre a cargo, en solitario, de Voluntad Popular (VP), escisión de Primero Justicia, el partido de Capriles, y asisten algunas figuras, muy pocas, emblemáticas de la oposición.

Como la diputada María Corina Machado, ex jefa de Súmate, ONG demonizada por el chavismo por recibir fondos de la National Endowment for Democracy. Machado no se anda por las ramas: En Venezuela no hay gobierno, el gobierno está en Cuba y desde allí pretenden decidir qué hacer con nuestro país.

Tras su intervención, Machado es rodeada por una nube de reporteros, entre ellos uno de la televisión pública. Sus preguntas, un tanto provocadoras, alebrestan a los seguidores de la diputada. ¡Cubano, cubano!, le gritan como insulto mayor.

No hagamos con los medios que no nos son favorables lo mismo que nos hacen los chavistas, dice, desde el templete, el alcalde del municipio Baruta, Gerardo Blyde.

En respuesta, le dan un sombrillazo en la sesera al reportero cubano.

Chávez no está en coma, afirma su hermano Adán

A 500 kilómetros de aquí, en Barinas, Adán Chávez, hermano del presidente, quien regresó el viernes de Cuba, lanza un comunicado: Son totalmente falsas las informaciones (...) que señalan que el presidente se encuentra en coma y que la familia estaba discutiendo la supuesta desconexión de los equipos que le alargaban la vida. Adán Chávez agrega que su hermano está respondiendo al tratamiento de buena manera y rechaza la “guerra sucia de esta oposición necrofílica” y la guerra sicológica emprendida por las corporaciones mediáticas que busca generar caos y zozobra.

En la plaza Brión están los descreídos.

Una anciana de lentes negros, de nombre Larissa Marcano, asegura que Chávez, el candidato electo más no juramentado, está en coma profundo con respiración asistida. Frente a ella, sobre un camión, un grupo de estudiantes de la Universidad Central de Venezuela despliega una improvisada manta de letras verdes: ¿Quién gobierna Venezuela? Exigimos fe de vida y plazos.

Que los cubanos ya lo mataron

Los chavistas también realizan asambleas informativas, al menos en los estados de Guárico y Bolívar, además de un festival artístico en apoyo al presidente en la plaza Venezuela, a una estación de metro de distancia.

Pero eso ocurre más tarde.

En las asambleas populares por la verdad y la defensa de la constitución el principal convocante es Leopoldo López, ex alcalde del municipio Chacao, quien llama usurpador al vicepresidente Nicolás Maduro y hace un llamado a los demás líderes de la oposición a reunirse en esta misma plaza el próximo miércoles, no para analizar la situación del país, sino para decidir acciones.

López admite que desde hace un mes, cuando Chávez fue operado en La Habana, el gobierno ha marcado el paso. Por eso llama a Capriles y a otros dirigentes, como Pablo Pérez y Henry Falcón, a reunirse para evitar que un gobierno de muñecos de trapo ponga la agenda. ¡Nosotros tenemos que decir cuál es la agenda!

Antes que él, en una tribuna alterna, el ingeniero Francisco Galindo resume la convicción de los asistentes: Los cubanos mataron a Chávez con una estrategia única: colonizar Venezuela.

Cuando baja, se le pregunta:

–¿Lo mataron?

–Sí, ya lo mataron.

–¿Y por qué habrían de hacerlo si es su principal aliado?

–Porque ya estaba en una situación muy precaria y han ido preparando a Maduro.

–Si se diera una nueva elección, ¿votaría nuevamente por Capriles?

–Si él vuelve a ser candidato de la oposición, estoy obligado, pero ojalá se estuviera comportando con valentía y no como un líder comeflor (un tonto útil, traduce una ciudadana a su lado).

Toma la palabra el actual alcalde de Chacao, municipio donde se encuentra esta plaza. Se llama Emilio Graterón y porta una camiseta negra con una cinta blanca en la que escribió, con plumón, la frase Yo soy Venezuela, en oposición al Yo soy Chávez de los seguidores del presidente.

Se refiere, de entrada, al nacimiento de un vástago de Leopoldo López. Dice que le llevaron de regalo un monito.

¡Le llevaron a Aristóbulo!, grita una señora entre la multitud, en referencia a Aristóbulo Istúriz, figura del chavismo, que es negro.

Pasado su turno al micrófono, se interroga a Graterón:

–Oiga, ¿no les preocupa que aquí la gente diga que Capriles es un traidor, que los ha abandonado?

–No, es libertad de expresión. Aquí tú puedes decir lo que quieras sin que te expulsen.

Aunque la retórica sea tan incendiaria como la del chavismo, aquí no pasa nada. Hasta el momento sólo en el estado de Táchira, fronterizo con Colombia, se han presentado disturbios debido a las protestas de estudiantes universitarios.

A esos hechos se refiere, a través de Twitter, el ministro de Comunicación de Chávez, Ernesto Villegas, quien llama a “no caer en provocaciones de minorías irresponsables para armar un show macabro”. Igualmente, convoca a los sectores racionales de la oposición a deslindarse clara y tajantemente de la minoría irresponsable que apuesta a la violencia.