Opinión
Ver día anteriorDomingo 13 de enero de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Recuerdos de un gran personaje
G

randes talentos ha tenido México, muchos de ellos poco recordados. Uno de ellos es Ernesto Elorduy, notable compositor que nació en Zacatecas en 1855 y llegó a ser uno de los consentidos del porfiriato. A él se le encargó escribir una marcha para acompañar la instalación de la Campana de Dolores en Palacio Nacional. La composición la interpretaron en el Zócalo las bandas de la ciudad y el sonido de la campana fue parte de la obra.

Huérfano a los 12 años, se trasladó a Europa con su hermano y comenzó su educación formal en Berlín y Frankfurt. En esos lugares estudió con maestros destacados y alcanzó a recibir lecciones de piano del afamado Anton Rubinstein, quien le llamaba su noble amigo azteca.

Tras siete años en Europa realizó un largo viaje por Medio Oriente en el que recorrió Turquía y los países balcánicos. Estos lugares enriquecieron su espíritu sibarita con experiencias que habrían de reflejarse posteriormente en su obra. Regresó a París en donde fue discípulo de G. Mathias, alumno de Chopin y director del Conservatorio de Música.

Entre 1884 y 1891 desempeñó algunos cargos diplomáticos, en uno de los cuales conoció a Trinidad María Payno, hija del notable escritor Manuel Payno. Se casó con ella y se trasladaron a México; se instalaron en la Casa del Risco, propiedad del suegro. En este lugar habría de morir Elorduy el 6 de enero de 1913.

Su personalidad brillante, gran inteligencia y simpatía, aunado a su talento musical lo convirtieron en un personaje muy querido y popular en la sociedad capitalina que entraba al siglo XX. Justo Sierra lo nombró profesor del Conservatorio Nacional de Música en donde formó varias generaciones de músicos.

El amplio repertorio de sus creaciones abarca mazurcas, piezas para piano, canto y piano, corales, sinfónicas y una ópera. La mayoría prácticamente desconocidas, han venido saliendo a la luz igual que su luminosa vida gracias a la dedicada investigación de dos hombres: el musicólogo Ricardo Miranda lleva más de una década investigando la vida y la obra de Elorduy. Está por publicar un catálogo con alrededor de 200 obras, la mayoría composiciones para piano, que era su instrumento principal de expresión. Pero también contiene la zarzuela Zulema, así como partituras de canciones, música sacra y coros infantiles.

La investigación ha incluido el trabajo en hemerotecas y archivos en donde ha rescatado textos que escribieron sobre él sus contemporáneos, como Manuel M. Ponce, quien hace de Elorduy un magnífico retrato en el que dice la totalidad de su obra debe considerarse como reflejo de nuestra vida mexicana.

El otro hombre que ha rescatado la obra de Elorduy es el músico polaco Jozef Olechowski quien, a su llegada a México hace cerca de 30 años, descubrió la música de Elorduy por una relación amorosa con una sobrina del compositor. Fascinado con ella se ha dedicado a interpretarla y ha grabado varios discos.

Ahora, con motivo del centenario de la muerte de Elorduy, en la preciosa Casa del Risco en donde falleció, que se encuentra en la Plaza San Jerónimo 5 y 15, en San Ángel, se presenta una pequeña exposición que nos habla de su vida y en la tienda se pueden adquirir los discos.

Como placer adicional se puede apreciar la original fuente monumental de estilo barroco del siglo XVIII que preside el patio de la casona, elaborada a base de colorida cerámica, porcelana y azulejos. El sitio alberga la colección de obras de arte que a lo largo de su vida atesoraron don Isidro Fabela y su esposa, mismas que con gran generosidad donaron junto con la casa, biblioteca y archivo histórico para el goce del pueblo de México. La colección del museo se muestra en las habitaciones de la planta alta y consta de siete salas.

Vamos a brindar por el gran compositor en el precioso patio del restaurante San Ángel Inn. Hay sabrosa comida mexicana y presumen de preparar los mejores martinis de la ciudad.