Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Domingo 13 de enero de 2013 Num: 932

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

El enigma Edward Hopper
Vilma Fuentes

Mi taza
Luis Enrique Flores

El campo de Les Milles: una historia francesa
Rodolfo Alonso

La palabra teatral
de Diamela

Adriana Cortés Koloffon
entrevista con Diamela Eltit

Pablo González Casanova, el intelectual
y la izquierda

Luis Hernández Navarro

Mona Lisa Mona Lisa
Ilan Stavans

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El defecto como posibilidad

No son muchos los cineastas, y no se habla sólo de los mexicanos, que pueden presumir de lo que con justicia sí puede Carlos Reygadas: aparte de una cifra enorme de certámenes cinematográficos, en muchos de los cuales se ha llevado el reconocimiento principal, los cuatro largometrajes de ficción que lleva filmados hasta ahora han participado en una u otra sección del Festival de Cannes. Pero no sólo eso, pues exceptuando su segunda incursión –con Batalla en el cielo, hace siete años–, algo se ha llevado cada vez: en 2000, su ópera prima Japón lo hizo acreedor a una mención especial en la sección Cámara de Oro; en 2007 obtuvo el Premio del Jurado por Luz silenciosa y, finalmente, el año pasado ganó el Premio al Mejor Director gracias a Post tenebras lux.

Concisión, brevedad, economía de recursos, estilo propio y efectividad, son sin duda algunas de las primeras ideas que vienen a la mente a la hora de pensar en el cine de Reygadas, y vayan las cursivas para enfatizar que, precisamente por lo innegable y lo notable de las características arriba mencionadas, muy temprano en la carrera del cineasta comenzó a manejarse tal concepto, sin que por el momento importe decidir si hay una justificación clara y cierta o si, habiéndola, tendrá vigencia mucho más a largo plazo, que es como una aseveración de tal naturaleza cobra auténtico sentido. Por el momento, pues, a tal grado se habla de ese cine que también, con similar velocidad, hablose de los Reygaditas, concepto que se explica por sí solo y que al Reygadas original no puede sino beneficiarlo, por aquello de “bienaventurados nuestros imitadores, porque de ellos serán nuestros defectos”.


Post tenebras lux

Posibilidad uno

Empero, hay al menos dos posibilidades que de ninguna manera podrán jamás obrar en su beneficio y que, sin pertenecer a la misma esfera ni poseer, en el fondo, similar trascendencia, sucede que han tenido –mejor dicho, están teniendo– lugar simultáneamente. La primera es sin duda la menos importante de las dos pero, al mismo tiempo, es la más fácil y rápidamente visible, y consiste en el desprecio redondo y sin fisuras que a Reygadas le merece lo que digan, escriban y, por ende, piensen todos aquellos que mediáticamente se ocupan, por labor o por placer, de su cine –incluyendo, por supuesto, a estas líneas y a su autor.

El ejemplo más reciente es Post tenebras lux, es decir, el contraste radical entre lo que inicialmente manifestó la gran mayoría de la prensa especializada –cualquier cosa que a estas alturas pueda significar eso– y lo que Reygadas tuvo a bien ripostarle, y lo que poco más adelante esa misma prensa decidió opinar, que si no fue radicalmente opuesto sí fue bien distinto a lo primero, y que al cineasta le provocó una sonrisa más bien socarrona que hasta sin verla se veía. Mala prensa, resumiría Masdeuno, misma que por otro lado, y a fuer de sinceridad total, ninguna o muy poca mella puede hacerle a la propuesta fílmica de Reygadas, decididamente antipopular y minoritaria.

Dicho de otro modo, ninguna cantidad de “taches” mediáticos alejará a nadie de una sala donde se exhiba Post tenebras lux, como tampoco una tonelada de “palomitas” hará que a esa sala se precipiten multitudes. Lo que sí conseguirá –más allá, por cierto, de brindar una buena oportunidad para reflexionar en torno a lo que Cadavezmasgente define como la inutilidad de la crítica– es un efecto enojoso por necesidad: hacer más visible al cineasta que a la película, fenómeno del cual en México no faltan ejemplos y del que, habrá percibido claramente el improbable lector, estas líneas quieren ser deliberado e intencional ejemplo.

Posibilidad dos

La segunda posibilidad tiene desde luego mayor relevancia y consiste en el probable/discutible hecho de que el propio Reygadas pareciera desear el primer sitio entre los Reygaditas; algo así como un repetidor, uno supondría que consciente, de aquellos recursos estilísticos y narrativos que innegablemente domina con total soltura pero que, paradoja de por medio, dan la impresión de ir restándole soltura a él, al dominarlo, y que las muy escasas incorporaciones formales incluidas en Post tenebras lux no alcanzan a contrarrestar.

Quien haya visto sus tres cintas previas y vea esta última puede pensar una de dos: que hay un estilo claro y sostenido, o que los cuatro filmes acaban siendo demasiado similares. Piense el espectador lo que se le antoje: al fin y al cabo que a Reygadas lo que Uno piense le importa bastante poco.