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Una adolescente pide a Putin acoger a cinco... o 10 huérfanos con enfermedades congénitas

Marcha en Moscú contra ley que prohíbe a estadunidenses adoptar niños rusos
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Miles se manifestaron ayer en Moscú contra la prohibición a estadunidenses de adoptar niños rusos, en lo que fue la respuesta del Kremlin a una ley de Estados Unidos que sanciona a funcionarios de Rusia relacionados con la muerte del abogado Serguei Magnitsky, quien denunció actos de corrupción y acabó en la cárcel, donde fallecióFoto Xinhua
Corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 14 de enero de 2013, p. 23

Moscú, 13 de enero. La ley que prohíbe a las parejas estadunidenses adoptar huérfanos rusos –considerada por muchos inhumana– y que convierte a los niños en moneda de cambio de los políticos, hizo que decenas de miles de moscovitas salieran a la calle este domingo para exigir que se derogue.

La marcha contra los sinvergüenzas, como llaman los convocantes a los diputados de la Duma que aprobaron la ley antiadopción, también pidió que se disuelva la cámara baja del Parlamento, demanda que ya cuenta con el respaldo de más de cien mil firmas reunidas por el periódico Novaya Gazeta durante los días del receso de Año Nuevo.

Para la policía hubo 9 mil 500 participantes y para los convocantes de la marcha asistieron de 50 mil a 80 mil, según diversas estimaciones proporcionadas por los líderes opositores.

Más allá de la guerra de cifras que reportan autoridades, siempre a la baja, y organizadores, por lo común infladas, lo cierto es que hoy salieron a las calles de Moscú –en la ruta de la marcha del Bulevar Strastnoi a la Avenida Sajarov– decenas de miles de inconformes, muchos más que en las últimas manifestaciones de protesta.

Cuando parecía que la mayoría de los descontentos concluyeron que no tenía más sentido expresar su desacuerdo en la calle, el Kremlin hizo posible que muchos cambiaran de opinión, a pesar de los 15 grados bajo cero que registraron los termómetros este domingo.

La obsesión del Kremlin por responder lo que considera una afrenta de Estados Unidos de sancionar a funcionarios rusos relacionados con la muerte del abogado Serguei Magnitsky –quien trabajaba para una empresa estadunidense, denunció el robo de más de 200 millones de dólares del presupuesto de Rusia, acabó en la cárcel y murió sin la asistencia médica que requería–, volvió a indignar a muchos rusos.

Porque no están de acuerdo con una ley que daña, en primer término, a los huérfanos, que en Rusia sobreviven en condiciones deplorables, y los convierte, a falta de una medida simétrica efectiva, en parte de la confrontación con Estados Unidos.

La víspera, uno de los dirigentes del partido oficialista Rusia Unida, Andrei Isayev, calificó de enemigos de la soberanía de Rusia a quienes se disponían a asistir a la marcha, que –dijo– debería denominarse marcha de los comerciantes de niños.

El mismo día una adolescente ciega de nacimiento, Natasha Pisarenko, de la ciudad de Rostov, difundió en las redes sociales rusas una carta abierta al presidente Vladimir Putin, en la cual sostiene que la ley antiadopción quita la última esperanza de curación a niños que en Rusia están condenados a sufrir al no recibir aquí un mínimo apoyo, confinados en vetustos orfanatos.

Señor presidente, sea un ejemplo para todos los rusos y adopte a cinco, o mejor a diez, huérfanos con enfermedades congénitas, escribió Natasha.

Al comentar la marcha de hoy, el vocero de Putin, Dimitri Peskov, afirmó que el gobierno nada tiene que hablar con personas que no respetan al Poder Legislativo y sentenció: la ley es la ley, y hay que cumplirla.