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Reportaje /Derrumbe del oropel óseo

Las marcas halladas en los restos indican que se dedicaba a la molienda y a cocinar en cuclillas

Huesos de mujer ocupaban la urna de Mariano Matamoros: INAH

En la caja de madera atribuida al insurgente había también una botella verde con un escrito dentro, un plato y unas suelas de cuero delgadas y pequeñas, señala el informe del instituto

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En esta imagen, se observa un fragmento de las suelas halladas en la caja de madera que contenía los restos atribuidos a Mariano Maramoros, las cuales califica el estudio como pequeñas y delgadas
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En el cofre había una botella verde con una etiqueta con la palabra Richards; estaba tapada con un corcho, y sobre éste un lacre rojo bermellón. En su interior estaba un documento de la Agrupación Nacional Patriótica de Fiestas Populares de México, fechado en 1921, de acuerdo con el informe de Sara E. Fernández MendiolaFoto tomadas del informe elaborado por el INAH
 
Periódico La Jornada
Martes 15 de enero de 2013, p. 4

El cronista e historiador Carlos María de Bustamante describe al insurgente Mariano Matamoros (1770-1814) como hombre delgado, de pequeña estatura, color blanco amarillento, ligeramente picado de viruelas, pelo y barba rubios, ojos garzos (azules); inclinaba la cabeza sobre el hombro izquierdo, su voz gruesa y hueca. Tenía muy arraigado el vicio de fumar.

En 2010, cuando se abrió la urna que presuntamente resguardaba los restos del héroe patrio, quien murió a los 44 años, los investigadores descubrieron los huesos de una mujer, de alrededor de 1.51 centímetros de estatura, de acuerdo con el amplio estudio que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) realizó a las osamentas, exhumadas de la cripta del Ángel de la Independencia con motivo de los festejos del bicentenario.

En el informe (a cuya copia tuvo acceso La Jornada por conducto del Instituto Federal de Acceso a la Información, reseñado ayer en estas páginas), Lilia Rivero Weber, coordinadora nacional de Conservación del Patrimonio Cultural del INAH, describe que cuando se abrió esa caja de madera identificada con una placa que dice General Insurgente Mariano Matamoros, Héroe de la Independencia Nacional, se observaron “unos pocos huesos, una botella con un documento en su interior, un plato metálico y unas suelas de cuero delgadas y pequeñas, con el desgaste propio de que fueron utilizadas, un fragmento de tela color negro, no mayor de tres centímetros de diámertro, y varios fragmentos de cordón grueso de algodón, no muy sucio, pero sí deteriorado.

“Se notó que estos huesos estaban impregnados por un material graso que expelía un olor desagradable. Durante este proceso se observó que uno de los húmeros y el fémur izquierdo no tenían las mismas características que los demás. Éstos tenían la superficie bastante exfoliada, su color era más claro y su textura rugosa.

El cuero (de las suelas) estaba atacado por hongos que formaron círculos de color verde y manchas algodonosas color blanco. Por los lados se podía ver cómo el cuero se desprendía en capas, a manera de un hojaldre.

El informe de antropología física, elaborado por José Antonio Pompa y Padilla, Jorge Arturo Talavera González y Nancy Geloven Alfaro, detalla que los restos óseos corresponden a un adulto de 40 a 45 años de sexo femenino. No presenta cráneo, sólo un fragmento de la rama ascendente del lado derecho de la mandíbula, donde se encuentra presente el proceso caracoides, el ángulo mandibular y el cóndilo, donde se observa un ligero desgaste sobre la cúspide de éste, principalmente en su parte externa. El esqueleto se encuentra fracturado e incompleto, en regular estado de conservación. Presenta manchas de color verdoso en el omóplato derecho, principalmente en la parte del cuerpo.

Costillas perforadas por polillas, no por el pelotón

Los datos históricos indican que Matamoros fue fusilado en el portal del Ecce Homo (hoy portal de Matamoros) de Valladolid (hoy Morelia), el 3 de febrero de 1814, y que fueron necesarias dos descargas del pelotón para acabar con su vida.

Las recientes investigaciones detectaron perforaciones en las costillas derechas, pero producidas por acción de polillas.

Pompa, Talavera y Geloven detallan que todas las marcas de actividad encontradas en este individuo, nos indican que en vida se dedicó a la molienda de granos y semillas, así como a la preparación de alimentos en posición encuclillas (sic), además de utilizar más el lado derecho de su cuerpo.

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Dibujo de Mariano Matamoros, a quien Carlos María de Bustamante describe como delgado, de pequeña estatura, color blanco amarillento, ligeramente picado de viruelas, pelo y barba rubios y ojos garzos. Según el informe de los especialistas del INAH, los restos óseos corresponden a un adulto de 40 a 45 años de sexo femeninoFoto Archivo

En la urna atribuida a Matamoros –quien fue mano derecha del general José María Morelos, y de quien se dice no solía desnudarse en presencia de otros hombres– también están el húmero de una mujer de entre 19 y 21 años y el fémur de un hombre de edad indeterminada.

Junto a los restos había una botella de vidrio color verde, con una etiqueta con la palabra Richards, tapada con un corcho, y sobre este último, un lacre rojo bermellón. En su interior estaba un documento enrrollado que, de acuerdo con el informe de Sara E. Fernández Mendiola, dice así: Agrupación Nacional Patriótica de Fiestas Populares de México. En la Ciudad de México Distrito Federal a los cinco días del mes de marzo del año de mil novecientos veintiuno, horas que son las de la mañana, reunidos los miembros de la Junta Directiva de la Agrupación Nacional Patriótica de Festejos Populares en la Ciudad de México Distrito Federal y los demás signatarios que la presente firman en la Capilla de San José de la Catedral de México; se procedió a trasladar los restos del Caudillo de nuestra Independencia Nacional, el Sr. Cura Don Mariano Matamoros y Orive; de una vitrina perteneciente al Museo Nacional de la Ciudad de México, que fué proporcionada cuando se trasladaron los restos de cripta de los reyes a la Capilla de San José, en donde actualmente se encuentran depositados a una especial que donó la Secretaría de Gobernación a la Agrupación Nacional de Festejos Populares por conducto de su socia activa y Vicepresidenta de la Agrupación, la Señorita Josefina Salazar y Matamoros, nieta del ínclito Insurgente y cuya ceremonia la han presenciado los que abajo firman en la presente acta quedando la llave de dicha urna en poder de terminada la ceremonia a las horas de la mañana, y para constancia firmamos los presentes. Todo por la patria y por sus héroes.

En un documento titulado Apuntes para una historia de los restos mortales de los Héroes de la Independencia, difundido por el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM) en su página electrónica, se explica que el cuerpo de Matamoros fue exhumado en 1823 ante varios testigos que recordaban el sitio exacto de la sepultura, y se encontró todavía con el cuello clerical puesto y algunos vestigios de los pantalones con botones amarillos. El cadáver, continúa el texto, estaba ya deshecho, además de algún pelo que aún mantenía en la corona entre rubio y cano.

En 1911, un doctor de nombre José Manuel de la Fuente, al examinar los restos reportó que Matamoros era delgado, de estatura pequeña (...) ha venido a quedar comprobado con las pequeñas dimensiones de los huesos de su esqueleto y con las suelas de sus zapatos que nos encontramos en sus.... En el mismo escrito se dice que otros investigadores apuntan que Matamoros iba descalzo cuando fue fusilado.

El documento del INEHRM también indica que en 1911 la calavera de Matamoros no fue encontrada, porque “estaba en posesión del sacristán, quien la devolvió al doctor De la Fuente, pues un ingeniero de obras la había recogido, porque la ‘encontró ahí rodando’ y temía que los albañiles la profanaran. De la Fuente concluyó que las dimensiones del cráneo eran acordes con los restos encontrados (...) y se la entregó a Cecilio Robelo, director del Museo Nacional”.

Las dudas y polémica en torno a la identidad y paradero de este caudillo quedarán en manos de los especialistas en breve, cuando el INAH publique un libro con los informes completos realizados en 2010.