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Como comisionado, en nueve meses acumuló un rezago de 291 asuntos, acusan sus compañeros

En medio de cuestionamientos, asume Gerardo Laveaga como titular del Ifai
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Gerardo Laveaga en plena discusión con Ángel Trinidad Zaldívar durante el relevo en el IfaiFoto Cristina Rodríguez
 
Periódico La Jornada
Martes 22 de enero de 2013, p. 11

En plena sesión pública, en la que fue acusado de indolente y perezoso, de dormirse en el Senado cuando se debatían las modificaciones constitucionales para el Instituto Federal de Acceso a la Información y Protección de Datos (Ifai) y de haber obtenido su nuevo cargo a cambio de garantizar impunidad, Gerardo Laveaga rindió protesta como nuevo comisionado presidente del Ifai.

Las acusaciones en contra de Laveaga –quien llegó al Ifai a propuesta del ex presidente Felipe Calderón, a pesar de que su nombramiento fue impugnado por organizaciones civiles especializadas en el tema de transparencia– las hizo el comisionado Ángel Trinidad Zaldívar, también aspirante a la presidencia el instituto, ante un auditorio que convalidó con un extenso aplauso los señalamientos.

Nadie salió en su defensa cuando se cuestionó su compromiso con el servicio público y la transparencia, ni siquiera las comisionadas que votaron por él para ocupar la presidencia del Ifai, a quienes el hoy comisionado presidente hace un año llamó fundamentalistas y acusó de lucrar con la transparencia.

Él mismo eludió debatir con quien lo cuestionó. De manera poco elegante le sacó la vuelta, quiso dar un giro humorístico a las graves acusaciones y sólo hizo la promesa de responder otro día, si me da tiempo, esta semana, dijo.

La ceremonia tuvo lugar este lunes en la nueva sede del Ifai y estuvo precedida por varios días de fuertes disputas dentro del instituto para decidir el relevo de Jacqueline Peschard. Las diferencias culminaron con la forzada elección de Laveaga, quien obtuvo tres de los cinco votos posibles; de hecho tuvo que votar por sí mismo para conseguir el puesto.

Esto obligó al consejero Trinidad Zaldívar a exponer públicamente las razones por las cuales votó en contra de Laveaga y a manifestar su extrañeza porque lo hicieran las comisionadas María Elena Pérez Jaén –quien llegó 30 minutos tarde a la ceremonia– y Sigrid Artz, a pesar de que en cada reunión privada lo tildaron de perezoso y lo reprendieron a gritos por no hacer su trabajo.

Antes de que el nuevo presidente del Ifai rindiera protesta, Ángel Trinidad tomó el micrófono y ante un auditorio expectante sostuvo que, a pesar de ser Laveaga el comisionado de más reciente ingreso al instituto –abril de 2012–, tiene un rezago de 291 asuntos. Pero ya encontró la solución al rezago y a su pereza: ha pedido que el presidente, o sea él, deje de sustanciar recursos, porque él quiere dedicarse a otra cosa, apuntó Trinidad Zaldívar .

En entrevista posterior, Laveaga, quien en el Ifai se ha caracterizado por fallar en favor de organismos de seguridad cuestionados por su opacidad, negó tener ese rezago: tengo sólo unos 250 asuntos en revisión, que no tienen fecha fatal para ser resueltos.

Ángel Trinidad le recordó también que en una importante discusión en el Senado –en la que se debatía la propuesta de reformas constitucionales para el Ifai– se durmió porque, dijo el propio Laveaga, la discusión le aburría, o que rumbo a dicha sesión el funcionario comentó a sus compañeros que su mayor aspiración en la vida era ser aristócrata inglés.

Laveaga, compañero de Felipe Calderón en la Escuela Libre de Derecho, aseguró más tarde a los periodistas que eso era falso, que quizá en el Senado habría cerrado un momento los ojos para escuchar mejor. Interrogado sobre su aspiración aristocrática, prefirió no contestar.

Ángel Trinidad le recriminó también que como comisionado había exigido para su usufructo personal una quinta parte de nombramientos, viáticos y viajes en el Ifai, o que su interés, una vez electo, no fue conocer de los temas relevantes que dejaba la consejera Jacqueline Peschard, sino saber el momento en que él podía ocupar la oficina que dejaba la consejera.

Siguió con las comisionadas Artz y Pérez Jaén. Les pidió que, como obliga el propio Ifai en materia de rendición de cuentas, explicaran al público la razón que las llevó a votar por un personaje al que ellas mismas acusaron días antes de flojo e indolente. Ninguna contestó y ambas evadieron a los periodistas al concluir la ceremonia.

Sigrid Artz tampoco se defendió cuando Ángel Trinidad la acusó de vender su voto a cambio de impunidad, ya que hay una investigación en su contra por conflicto de interés derivado de interponer recursos de revisión sobre solicitudes personales, no excusarse en las votaciones e incluso ser ponente en algunos de ellos.

No me imagino a ningún juez votando un asunto suyo, subrayó Ángel Trinidad, a quien Laveaga llamó en su discurso José Angel Trinidad. Te lo he dicho muchas veces, no me llamo José Angel Trinidad; si me sigues llamando así yo te voy a decir Gerardo Iscariote, le reviró.

Al final Laveaga afirmó que desconocer el nombre de su colega, con quien ha trabajado los pasados nueve meses, es el único error que ha cometido, y que las acusaciones que le hicieron en la ceremonia en la que rindió protesta era lo mejor que me ha pasado, porque así expresa la pluralidad que tiene el instituto, aunque dejó pasar la oportunidad de responder a las graves acusaciones con las que inicia su gestión y que ponen en entredicho su compromiso con la transparencia.