Opinión
Ver día anteriorJueves 24 de enero de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
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México SA

Di Costanzo: que siempre no

Hueso mata ética y denuncia

Cassez libre: fin de telenovela

E

n manso cachorro de la Revolución encopetada devino aquel encendido (ex) diputado petista que en julio de 2012 denunció la existencia de lavado de dinero vinculado a la campaña del PRI (léase la presidencial de Enrique Peña Nieto) por la operación Monex (aquellas famosas tarjetas pre- pagadas que se habrían destinado a la compra de votos) y que, por lo mismo, exigió una investigación que llegara al fondo de este asunto y sancionara a los responsables.

Seis meses y un hueso después, Mario Di Costanzo recurre al viejo truco del cómodo olvido y la carencia de facultades de la institución con la que le pagaron el favor, la Condusef, para negarse, ya como funcionario, a indagar lo que él mismo, como diputado, denunció medio año atrás, es decir, investigar la triangulación de recursos PRI-Monex-campaña presidencial de Enrique peña Nieto, el presunto lavado de dinero en esta operación y la supuesta evasión fiscal en la que habría incurrido la referida institución financiera.

Papelón el del ahora funcionario del gobierno peñanietista, quien ante los diputados que integran la Comisión Investigadora sobre el Funcionamiento de la Condusef se limitó a decir que la institución a su cargo no investigará el caso Monex por carecer de atribuciones legales en la materia, algo que, de ser cierto, no lo limita ni le impide en lo personal presentar una denuncia penal ante las instancias judiciales que sí tengan atribuciones.

En esta operación de compraventa hay que reconocer el fino olfato la exitosa química de los operadores de Enrique Peña Nieto, quienes le atinaron al personaje y lanzaron el anzuelo correcto: adquirieron a un crítico del régimen y en cuestión de días lo transformaron en manso cachorro, hueso de por medio. El que a todas luces pierde es el propio Di Costanzo, a quien ahora defienden (¡sorpresa!) los diputados tricolores y los de la empresa verde disfrazada de partido político, y quien ahora dice que, como el organismo a su cargo no ha recibido queja o controversia alguna por el caso Monex, pues lo mejor es olvidarlo, pues dicha institución financiera tiene una calificación de 9.9 en escala de 10 en materia de transparencia, aunque enfrenta nueve controversias.

Y como recordar es vivir, va la denuncia mediática que el personaje de marras hizo pública en julio de 2012: “‘la operación de Monex, como ha sido descrita, encuadra en el mecanismo típico de lavado de dinero’, consideró el diputado federal Mario di Costanzo, quien como integrante de la Comisión de Hacienda en San Lázaro participó en la discusión y elaboración de la Ley para la Prevención e Identificación de Operaciones con Recursos de Procedencia Ilícita, la más actualizada legislación contra lavado de dinero, en vigor desde este año. ‘Resulta que de repente entró un dinero a Monex, se abrió una cuenta y luego hicieron un trato con dos empresas a las que se facturaron ciertas cantidades, pero resulta que esas dos empresas tienen un registro federal de causantes falso, que presentaron un domicilio donde no existen y que por su operación no se justifica que adquieran, por ejemplo, vales de despensa por esas cantidades’”.

Apuntó: “‘eso es el lavado de dinero, no se sabe el origen ni el destino de esos recursos; no se sabe de dónde entró el dinero a Monex y para qué se usó, aunque sabemos que estuvo vinculado con la campaña del Partido Revolucionario Institucional’. Pero, resaltó, aun si ese dinero no estuvo vinculado con la campaña de Peña Nieto ‘se trata de una operación atípica que encuadra en los supuestos que la autoridad debe investigar cuando se presume lavado de dinero’” (La Jornada, Roberto González Amador). Y para rematar advirtió: sería negligencia y encubrimiento si las autoridades teniendo esta información no actúan y se volverían cómplices de un delito (Proceso).

Para que no quedara duda sobre lo dicho por el entonces legislador petista, la propia Cámara de Diputados divulgó un comunicado en el que se subrayaba que “la Secretaría de Hacienda y Crédito Público debe investigar la procedencia financiera de las cuentas del banco Monex, ya que sus operaciones resultan sospechosas de lavado de dinero, demandó el diputado Mario Di Costanzo Armenta. La SHCP debe investigarlo, porque hay evasión fiscal por el banco Monex y un posible lavado de dinero. Podemos pensar que a lo mejor los recursos de Monex no estén ligados a las campañas electorales, pero sí es una operación típica de lavado de dinero.

Por ello, hemos pedido que el IFE y el Tribunal Electoral investiguen las operaciones atípicas que están fuera de la norma, porque es obligación de la autoridad llevar a cabo estas investigaciones, pero nuestra demanda es que la autoridad actúe con legalidad. Di Costanzo comentó que para comprobar la adquisición de votos, a través de tarjetas Soriana y de monederos electrónicos Monex, se deberá recurrir a instrumentos legales como demostrar que quien da una tarjeta, que implica un beneficio, comete un delito tipificado en el Código Penal Federal. Reiteró que es necesario escarmentar e impedir estos delitos, porque se debe dar certeza de que las campañas electorales se apegaron al marco legal.

Seis meses después, el jugoso hueso que le lanzaron (y que, desde luego, agarró) mató la encendida denuncia, porque, de acuerdo con Di Costanzo, “el actuar de la Condusef se limita a transparentar la relación entre usuarios e instituciones financieras… la Condusef no puede saber en qué se gasta ese monto (el de las tarjetas pre pagadas), sino simplemente, mediante una queja presentada por un usuario, investigar que el saldo que se le dice sea el correcto y que funcione bien”. Y a otra cosa mariposa, porque cuando el personaje ya no le sirva de trofeo político al régimen, simplemente lo desecharán.

Las rebanadas del pastel

Lástima, pero terminó. Tras siete años de ininterrumpida transmisión, llegó a su fin la afamada telenovela muchacha francesa viene a encarcelarse. Los productores de esta costosísima puesta en escena (pagada con dineros de la nación) están más que felices por el altísimo rating alcanzado, y en el último capítulo del culebrón presentaron el show de la tremenda corte, la liberación de Florenze Cassez, la alegría del gobierno galo y la madurez del gobierno mexicano para aceptar su derrota. También dejan abierta la posibilidad –al fin, sueño guajiro– de que ahora Felipe Calderón y Genaro García Luna sean los que terminen en la cárcel, con ganas de sacar al aire una segunda temporada del culebrón, que bien podría intitularse al diablo con los guapos o, ya entrados en gastos, al filo de la muerte. ¡Claro!, por el canal de las estrellas.