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Busca que la población se incorpore a la actividad productiva, dice

La iniciativa es más que un programa asistencialista, asegura Peña Nieto
Enviada y corresponsal
Periódico La Jornada
Jueves 24 de enero de 2013, p. 19

Comunidad El Pino, Durango., 23 de enero. En esta entidad del noroeste donde, a decir de sus autoridades locales, existen los mismos índices de pobreza y falta de alimentación que en los estados del sur del país, e incluso ya vaticinan peores años como efecto de la sequía, el presidente Enrique Peña Nieto afirmó que la Cruzada contra el Hambre es mucho más que un programa asistencialista.

Pretende, explicó, llevar alimentos a 7.4 millones de mexicanos –los más pobres entre los pobres– pero también cambiar el entorno y lograr que esa población se incorpore a la actividad productiva.

Casi la mitad de la población mexicana vive en la pobreza y la desigualdad, admitió el político del PRI. Y enseguida apuntó: Tenemos que asegurarnos que México crezca, que lo haga de manera sostenida, y un elemento o un factor fundamental es elevar la productividad de los mexicanos.

De acuerdo con las estadísticas, casi la mitad de la población de Durango padece pobreza alimentaria, es decir, 203 mil familias de un total de 430 mil. Tan sólo en el medio rural, hay 55 mil núcleos familiares con pobreza alimentaria, viven principalmente en El Mezquital (con su zona indígena), San Juan Guadalupe (en la Comarca Lagunera), Simón Bolívar, San Pedro del Gallo, Inde, San Juan del Río, Ocampo, Cuencamé y Tlahualilo.

La gente de esta región, con semblante amable pero poco efusivo, aprovechó el acercamiento con el jefe del Ejecutivo para gritarle ¡queremos trabajo! Una mujer, a punto del llanto, lo alertó sobre la posible presencia de un brote de poliomielitis en Bandera del Aguila; más adelante, un grupo de escolapios lo interrumpía en su discurso y le reclamaba atención.

A los muchachos, Peña Nieto les insistió en que la Cruzada contra el Hambre no sólo se trata de llevar alimentos, sino de que en esos lugares se garantice una mejor educación, cobertura y más becas para apoyarlos, evitar la deserción y –una vez más empleó el concepto que ocupa buena parte de sus discursos– que nuestros jóvenes puedan tener mejores conocimientos que eleven la productividad de las nuevas generaciones del país, porque esto es algo que debemos asegurar para crecer económicamente y de manera sostenida.

Se refirió enseguida a la productividad agroalimentaria como condición esencial para revertir la pobreza del país. Aplicar mecanismos mediante los cuales los productores puedan satisfacer su necesidad y comercializar sus productos. Lo fundamental, insistió, es cambiar el rostro de pobreza al campo nacional y para ello desarrollar habilidades productivas y detonar mayor riqueza y bienestar para las familias.

Esa, indicó, es una asignatura prioritaria y un compromiso de esta administración.

Reconoció las condiciones de pauperización en Durango a causa de las sequías y las heladas, pero también por la dispersión poblacional, la marginación y la migración. El gobernador Jorge Herrera Caldera describió la situación de la entidad y habló de la inminencia de tres años complicados a consecuencia de la sequía. De hecho, apuntó, hoy las presas de la entidad están apenas a 40 por ciento de su capacidad.

Sin embargo, ni el mandatario ni el alcalde de Durango, Adán Soria, ahorraron adjetivos para el visitante.

Está usted en uno de los estados más peñistas de todo el país; aquí somos peñistas de hueso colorado. Y aquí estamos tan esperanzados que tene- mos no una veladora, sino un gran sirio encendido, el respaldo del presidente.

Antes de regresar y entre los saludos y las fotos con los convocados, Peña Nieto fue interrogado sobre la grave situación de inseguridad en la zona de la Comarca Lagunera. Respondió: Lo estamos atendiendo y le vamos a dar solución.