DIRECTORA GENERAL: CARMEN LIRA SAADE
DIRECTOR FUNDADOR: CARLOS PAYAN VELVER
SUPLEMENTO MENSUAL  DIRECTOR: IVAN RESTREPO  
EDICIÓN: LAURA ANGULO   28 DE ENERO DE 2013 
NUMERO ESPECIAL


Portada

Presentación

El estudio pionero que muestra los daños del asbesto en México
Guadalupe Aguilar Madrid y colaboradores

¿Y qué pasa con el asbesto en México?
Fabiola Nieto Hernández

El asbesto: enferma y mata
NC Health Hazards Control Unit

Asbestosis
Joel Ortega Villalobosa

Otra opinión nada optimista ni complaciente
Ayudam Esotelioma, AC


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Correo electrónico:

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Asbestosis

Joel Ortega Villalobos
Medspain
Médico especialista en medicina del trabajo
Instituto Mexicano del Seguro Social
Correo electrónico: [email protected]

Consideraciones históricas del asbesto

En un artículo donde expone la realidad del asbesto y sus efectos en la salud, el doctor Ortega Villalobos recuerda que la palabra con la que se le designa dicho producto proviene del latín asbestos y significa incombustible, inextinguible o indestructible, se utiliza para denominar cualquier material que se fragmenta en fibras. Existe otro sinónimo: amianto, también del latín amiantus, que significa sin mancha. Hay designaciones que se utilizan menos, como lino, corcho de montaña y algunas otras menos comunes.

Hay algunos datos en la historia, las leyendas y la mitología relacionados con el asbesto. El material se conoce desde la antigüedad y se ha utilizado durante más de 2 mil años. La mención más antigua del asbesto aparece en el texto griego Sobre rocas, escrito en el año 300 aC. por Teofrastos uno de los discípulos de Aristóteles, que la describe como: “una substancia que arde como la madera, cuando se mezcla con aceite, pero que no se consume”. Se sabe que el asbesto se extraía en algunas minas de Creta, de donde se transportaba para su uso a Grecia, Roma y Egipto.

Los antiguos alquimistas referían la procedencia de las extraordinarias fibras del asbesto, de “los cabellos de míticas salamadras resistentes al fuego”. Plinio describió sus propiedades, mencionando algunos usos de las telas de asbesto. Plutarco, las mechas de las lámparas de las vestales elaboradas con asbesta, un material “inextinguible”. Los romanos tejían mantos para que en la cremación de sus cadáveres se conservaran puras las cenizas del cuerpo y que no se mezclaran con las de la leña.

Desde la antigüedad y por sus propiedades el asbesto acaparó la atención de magos, alquimistas, inventores, reyes, emperadores y guerreros. Se menciona que Carlo Magno poseía un mantel de fibras de asbesto con el que impresionaba con actos de fuego a sus huéspedes o comensales, mismo que limpiaba y blanqueaba con simplemente introducirlo en la hoguera. Durante la segunda mitad del siglo XIII, Marco Polo visitó minas de asbesto en China describiendo el proceso de extracción del mineral desde un tipo de roca y descartando así definitivamente los mitos, eliminando la antigua “teoría de la salamandra”.

No obstante, en la antigüedad el asbesto no se utilizó mucho, sólo se empleó en pequeñas cantidades. Sin embargo, por las propiedades del asbesto, sus usos han sido múltiples y muy variados, se han descrito incluso proyectos como el llamado “libro eterno” que sería eventualmente elaborado con papel de asbesto y escrito con letras de oro. Durante 1724, Benjamín Franklin, siendo adolescente, diseñó y manufacturó una cartera tejida de fibras de asbesto, para proteger sus contenidos del fuego. Se conserva en la colección del Museo de Historia Natural de Londres.

Así pues, las propiedades físicas de dureza, resistencia e incombustibilidad del asbesto a lo largo de la historia han estimulado constantemente la imaginación, la creatividad y el ingenio del hombre quien ha buscado darle diferentes aplicaciones prácticas para su beneficio.

En 1834, Reino Unido patentó el uso del asbesto en medidas de seguridad. En 1853 se registró la patente británica para adicionar asbesto a los lubricantes. En 1868, los primeros filtros de asbesto y en 1885 se produjeron membranas de asbesto para procesos de filtración más sofisticados, finos y de mayor calidad.

A finales del siglo XIX fue necesario el asbesto para aislar partes de la máquina de vapor que apareció con la Revolución Industrial. Desde entonces la demanda y producción ha ido en ascenso y por consiguiente, su obtención, distribución y uso se ha extendido a casi todo el mundo.

Durante la Segunda Guerra Mundial, la marina norteamericana lo utilizó en las cubiertas de sus barcos y portaaviones, en autopartes para los jeeps del ejército, en las cuerdas y telas de los paracaídas, y en las conchas y estructuras de bazookas y torpedos. También fue utilizado para los procesos de filtrado electrolítico para la obtención de oxígeno de las moléculas de agua dentro de los submarinos. Como aislante térmico y para resistir la fricción como recubrimiento de los cohetes y naves aeroespaciales lanzados al espacio durante el siglo pasado.

Posterior a la guerra, su uso se amplió considerablemente, extendiéndose a la arquitectura. Su resistencia al fuego lo ha hecho útil para su uso en plafones, pisos y recubrimientos en la construcción. También en valijas de correo, portafolios, cajas fuertes, equipos de esterilización de instrumental quirúrgico en hospitales militares de campaña, en contenedores de resistencias y aislantes eléctricos, en filtros especiales para jugos de frutas, en sistemas de filtración en los procesos de manufactura de cloro, desinfectantes, antisépticos y otras substancias, en la manufactura de discos de frenos y balatas automotrices, en recubrimientos térmicos, acústicos y rodamientos industriales, en la elaboración de talcos, polvos y algunos otros aditivos.

Antecedentes de la asbestosis

La fibrosis difusa del pulmón se describió primero en 1907, Murray fue el primero que reconoció la enfermedad e hizo el informe inicial de un caso dentro de un grupo de cardadores dedicados al hilado de asbesto en Inglaterra. En 1917, Pancoast y colaboradores hicieron la descripción de los cambios radiográficos; en 1927, Cooke hizo la descripción detallada de la enfermedad y le asignó nombre. El mismo año, MacDonald llevó a cabo la descripción radiográfica minuciosa. Posteriormente se mencionó la relación del cáncer broncogénico con la asbestosis en 1935. Durante 1955, Doll y Breslow, en estudios separados, establecieron la asociación entre la exposición a asbesto y el cáncer pulmonar.

A partir de 1960 se ha estudiado el padecimiento en la población en general, al encontrar calcificación pleural entre las familias de granjeros de Finlandia que habitaban próximas a las minas de asbesto. De 1967 a 1976, Selikof realizó un estudio de deslinde y correlación del asbesto y el cáncer pulmonar.

También se ha encontrado asociación de la incidencia del mesotelioma de la pleura en la población general del África del Sur, donde el asbesto denominado crocidolita es un importante producto minero. Estudios realizados en Londres con enfermos de mesotelioma reportaron exposición a asbesto y presencia de fibras de crisotila en los pulmones.

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