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Conacyt: consulta ciudadana y democracia
E

l pasado miércoles concluyó un ejercicio singular en México. Durante tres meses un grupo de instituciones académicas y de la sociedad civil realizaron una consulta entre la población con el fin de indagar cuáles son, entre los retos más importantes que afronta el país, aquellos que deben enfrentarse por medio de la investigación científica y tecnológica. Al final de la jornada, efectuada por primera vez en nuestro país, se recogieron casi 365 mil votos.

Los resultados son interesantes, pues los temas elegidos por la población consultada revelan, por un lado, cuáles son los problemas que a su juicio requieren de atención preferente y, por otra parte, muestran que la ciudadanía ve en la ciencia, la tecnología y la innovación las herramientas para resolverlos. Los resultados fueron los siguientes: educación (17.1 por ciento), agua (15.4), medio ambiente (13.5), seguridad alimentaria (11.7), energía (10.0), salud (9.2), cambio climático (6.4), industria aeroespacial (6.2), migración (5.3) y salud mental y adicciones (5.2).

Si bien todos los temas incluidos en la consulta son de gran importancia y deben ser atendidos, resulta claro que para los ciudadanos hay algunos que son prioritarios. La pregunta que surge es cómo se pueden empatar los temas que más preocupan a la sociedad, con la definición de prioridades en las políticas públicas en ciencia y tecnología.

Desde el arranque de este ejercicio se contó con el respaldo decidido de los legisladores, por medio de las comisiones de ciencia y tecnología de las cámaras de diputados y senadores, así como del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).

Cito como un ejemplo lo que dijo en esa ocasión el actual director general del Conacyt, Enrique Cabrero Mendoza, sobre la consulta: Ha representado un ejercicio inédito de organización y participación de grandes proporciones cuyos resultados permitirán delinear y orientar las políticas nacionales en torno a los grandes temas relacionados con la ciencia, la tecnología y la innovación, y más adelante añadió: Por ningún motivo podemos dejar de escuchar y atender la voz ciudadana, que a final de cuentas es lo que da existencia, sentido y vida a la democracia.

Hay en su discurso una clara vinculación entre consulta ciudadana y democracia que luego reafirmó durante la conferencia de prensa ofrecida en el palacio legislativo de San Lázaro: “Una democracia sólida representativa y formal requiere de los legisladores para canalizar la opinión de los ciudadanos, pero también es necesario acudir directamente y abrir los espacios de participación ciudadana que enriquecen el diseño de las políticas públicas… Los datos que recibimos, las preocupaciones en torno a los temas que se plantearon, nos vienen muy bien para empatarlos con las propias prioridades que hemos venido trabajando e impulsando para una nueva agenda de ciencia, tecnología e innovación”.

Tuve la oportunidad de conversar con el doctor Cabrero al finalizar el acto. Me interesaba saber cómo podrían engancharse los resultados de una consulta ciudadana, como la realizada, con la definición de las prioridades que está emprendiendo el Conacyt, tomando como caso particular a la educación, que obtuvo la más alta votación en la encuesta.

Sobre el tema, Cabrero tiene una visión amplia, que abarca desde la educación básica hasta la formación de investigadores de alto nivel. En el caso de la investigación educativa, reconoció que hay grupos en el país que han trabajado en los años pasados en esta área, pero se necesita más información; por ejemplo, sobre economía educativa, complementar lo que ya se ha venido haciendo sobre sociología educativa y sobre la gestión de los sistemas escolares, de los sistemas educativos y de la propia política pública. Por otra parte, también expresó la necesidad de promover más la presencia en la currícula básica de la educación, de los temas de ciencia, tecnología e innovación.

Sobre las debilidades de nuestro país en la enseñanza de las ciencias y las matemáticas me dijo que está consciente de que se han realizado esfuerzos desde algunas organizaciones, como la Academia Mexicana de Ciencias, pero se requiere de una actitud más dinámica para propiciar que los niños se interesen desde la más temprana edad por los temas de ciencia y tecnología. Dijo también que se van a apoyar varias iniciativas y que el Conacyt va a impulsar sus propias acciones. Me informó que, por ejemplo, se trabaja en la creación de un nodo internacional para el desarrollo de las matemáticas en México.

A partir de lo anterior se puede decir, a manera de conclusión, que la consulta a los ciudadanos es una vía adecuada para la definición de las políticas públicas, y que sí es posible enganchar las preocupaciones de población con el establecimiento de prioridades en la ciencia, la tecnología y la innovación en nuestro país.