Política
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Los zapatistas reiteramos nuestro rechazo a todo intento de hegemonía, asevera

Difunde el subcomandante Marcos la sexta parte de sus comunicados Ellos y nosotros

El vocero distingue entre quienes miran para imponer y quienes lo hacen para escuchar

 
Periódico La Jornada
Viernes 8 de febrero de 2013, p. 22

En la Sexta, los zapatistas reiteramos nuestro rechazo a todo intento de hegemonía, a todo vanguardismo, sea que nos toque en la delantera o que nos alinien, como a los largo de estos siglos, en la retaguardia, expresó el subcomandante Marcos en la sexta parte de su serie de comunicados Ellos y nosotros. Con la Sexta, puntualizó, buscamos a nuestros semejantes en dolores y luchas, sin importar los calendarios y las geografías que nos distancien, porque al Mandón no se le vence con un solo pensamiento, una sola fuerza, una sola directiva.

Sin hacerlo explícito, el vocero del EZLN apela en esta ocasión a la izquierda partidaria, o electoral, a la cual se ha dirigido desde años atrás en plan polémico: Es enseñanza de nuestros muertos que la diversidad y la diferencia no son debilidad para el abajo, sino fuerza para parir, sobre las cenizas del viejo, el mundo nuevo que queremos, que no es uno, sino muchos, diferentes, diversos y en su diversidad tiene su riqueza.

Señala que los reiterados intentos de imponer unanimidad son responsables de que la máquina haya enloquecido y acerque, cada minuto, el minuto final de la civilización. En la etapa actual de la globalización neoliberal, la homogeneidad no es sino la mediocridad impuesta como uniforme universal.

En una primera aproximación a las miradas, Marcos distingue entre quienes miran para imponer y quienes lo hacen para escuchar, y cita unos versos de Tomás Segovia, por quien ha mostrado admiración y agradecimiento sostenidos: Por una vez podré decir/ Sin que haya nadie que me contradiga/ Que no es lo mismo el que desea/ Que el que codicia algo/ Como no son las mismas las palabras/ Dichas para ser escuchadas/ Que dichas para obedecidas/ Ni tampoco es el mismo el que me habla/ Para decirme algo/ Que el que me habla para que me calle.

En su elaboración sobre las miradas, el vocero rebelde precisa: Mirar es una forma de preguntar o buscar, donde el otro aparece y existe, donde se dibuja su perfil como extraño, ajeno, enigma, víctima, juez y verdugo, enemigo o compañero”. Pero no sólo importa qué o a quién se mira, también y sobre todo desde dónde. No es lo mismo desde arriba que desde abajo.

Nuestra fuerza, si es que alguna tenemos, está en este reconocimiento. Cuando decimos nosotros, puntualiza, no estamos absorbiendo sino resaltando los puentes entre diferentes dolores y distintas rebeldías.

Dirigiéndose al ustedes de la izquierda electoral menciona: nos dicen que somos iguales, que es la misma lucha, que hay que unirnos porque no hay otro camino: o las elecciones o las armas. Y en ese argumento falaz pretenden invalidar todo lo que no se supedite al reiterado espectáculo de la política de arriba y emplazan: muéranse o ríndanse.

Y nosotros tan desobedientes, ni nos morimos, ni nos rendimos. Y, como quedó demostrado el día del fin del mundo: ni lucha electoral ni lucha armada. ¿Y si no se trata de tomar el Poder? Mejor aún. ¿Y si el Poder ya no reside en ese Estado nación, ese Estado zombi poblado de una clase política parásita que practica la rapiña?

Ustedes se esconden, dice, detrás de sus prejuicios y los que no votan “es por ‘apatía, desinterés, falta de educación, le hacen el juego a la derecha’, su aliada de ustedes en tantas geografías, en no pocos calendarios; ¿votan, pero no por ustedes?; es por ser de derechas, ignorantes, vendidos, traidores, muertos de hambre, zombis”, y se remite al cineasta de La noche de los muertos vivientes, George C. Romero.

A los pocos que suelen ser despreciados no los hablamos, no los saludamos, no les decimos qué hacer. En cambio los escuchamos, los vemos con respeto, con admiración. Estos no se callan nunca, lo que pasa es que luego no hay quien escuche, mas es con los pocos que las cosas inician y reinician.

Y abunda: Ustedes no nos vieron antes y siguen sin mirarnos, y sobre todo no nos miraron viéndolos en su soberbia, estúpidamente destruyendo los puentes, socavando los caminos, aliándose con nuestros perseguidores, despreciándonos. Pudieron ver el resurgimiento como parte de sus victorias, y ahora lo rumian como una más de sus derrotas.

Marcos concluye: Con la Sexta y con los zapatistas no se puede mirar ni escuchar impunemente. Y ésa es nuestra virtud o nuestra maldición, depende hacia dónde se mire y, sobre todo, desde dónde se encienda la mirada.

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